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Día del Orgullo

Migrantes LGTB: Luchar contra un doble estigma

Penalizar la prostitución, defienden algunas entidades, podría aumentar su exclusión

La bandera arcoíris, el año pasado por las calles de Zaragoza el día de la manifestación por el Orgullo LGTBI. JAIME GALINDO

Se acerca el 28 de junio, Día del Orgullo LGTBI. En Zaragoza y en toda España las manifestaciones volverán a recorrer las calles reclamando igualdad y respeto hacia la diversidad. Y si el año pasado el asesinato de Samuel Luiz en La Coruña y la presión para aprobar la ley trans estatal (que todavía no ha visto la luz) sirvieron de impulso, este año algunas asociaciones han puesto el foco en las personas migrantes y racializadas que pertenecen al colectivo. Estas personas, explican, son las que más peligro corren de caer en la exclusión.

Es por eso que Somos LGTBI, una de las asociaciones que defiende los derechos del colectivo más importantes de Aragón, portará el siguiente lema este año: Contra la violencia institucional: regularización y derechos. «Con la pandemia todas las personas que estaban esperando a que se les concedieran sus solicitudes de asilo y de residencia han visto cómo se han paralizado los procesos. Está todo parado. En Somos, los usuarios que más se acercan a nosotros son gente que no puede tramitar sus papeles, lo que les deja en un limbo que no es seguro para ellos ni ellas», explica Juan Diego, presidente de la entidad.

Esta situación les enfrenta a una «doble discriminación» que fuerza a las personas migrantes a estar tres años sin poder trabajar legalmente, lo que les empuja hacia la economía sumergida y al trabajo sexual como única salida, sobre todo en el caso de las mujeres trans.

La ley Sí es sí

Es precisamente por esto por lo que desde Somos muestran su rechazo a la ley conocida como del sí es sí, que penaliza la prostitución. El hecho de que algunas personas no tengan otra opción que dedicarse a ella debido al tiempo que tardan en regularizar su situación legal y laboral en España no es culpa de las personas que la ejercen, consideran desde esta asociación. Y prohibirla solo les pondría en una situación «de mayor vulnerabilidad».

Diego pone como ejemplo el acceso a la vivienda. «Las mujeres trans ya tienen muchos problemas para conseguir una casa de alquiler. Y, con el estigma que soportan, podrían aumentar. Si se aprueba la ley del sí es sí, a sus caseros podrían acusarles de fomentar la prostitución», explica el presidente de Somos LGTBI.

La reclamación para que se apruebe la ley trans fue una de las principales reivindicaciones el año pasado. JAIME GALINDO

La abolición de la prostitución es un debate que, igual que ocurre dentro del feminismo, no genera consenso dentro del colectivo. Y no siempre porque se apoye la práctica del trabajo sexual, sino porque hay agrupaciones que defienden que las personas que se ven abocadas a practicar la prostitución deberían, por lo menos, tener garantizados una serie de derechos. Otras entidades defienden, sin embargo, que la prostitución es una forma de violencia y que la mejor forma de defender a las que la practican es evitar que lo hagan.

2.264 personas transexuales o transgénero fueron asesinadas en todo el mundo entre 2008 y 2016

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La situación en todo el mundo

Y más allá de este debate, o precisamente por él, Somos quiere poner el foco este año en las personas migrantes LGTBI, que debido a su situación legal son muchas veces las que tienen que buscarse la vida como pueden para llenar la nevera.

A nivel nacional existen organizaciones que se dedican de forma específica a la atención de las personas migrantes LGTBI, a las que asesoran para poder regularizar su situación y les acompañan en ese camino lleno de obstáculos. Un ejemplo de este tipo de entidades es Kifkif.

Y es que las personas atacadas por su identidad de género, orientación sexual o características sexuales tienen derecho a pedir protección internacional y asilo en un tercer país según recogen las directrices de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Y es que si en España todavía queda camino por recorrer, desde la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) recuerdan que lejos de nuestras fronteras la situación todavía es peor. Según los datos que recogen en su página web, 2.264 personas transexuales o transgénero fueron asesinadas en todo el mundo entre 2008 y 2016. Además, 72 países siguen criminalizando las relaciones sexuales consensuadas entre personas del mismo sexo, 22 estados tienen leyes «morales» contra los homosexuales y 173 países no permiten los matrimonios entre personas del mismo sexo. Ocho países, además, condenan a muerte a las personas LGTBI por el hecho de serlo.

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