Durante el embarazo se producen cambios significativos en la estructura y función de las vías urinarias (dilatación de los cálices renales y de los uréteres, reflujo vesicoureteral, etc.). En consecuencia, algunas mujeres a veces padecen trastornos de las vías urinarias, como es la infección urinaria y que durante el embarazo presentan un mayor riesgo de generar una pielonefritis. De hecho, la pielonefritis aguda es la principal causa de ingreso no obstétrico en la gestante y, en alrededor del 20% de los casos, puede suponer alguna complicación grave que ponga en riesgo la vida materna y fetal.

“La infección renal es una de las complicaciones médicas más frecuentes del embarazo. Puede cursar como una bacteriuria asintomática o una infección sintomática, llamada cistitis y, si esta infección afecta al riñón será una pielonefritis”, explica la Dra. Tamara Kreutzer, especialista del servicio de obstetricia y ginecología de Vithas Las Palmas. “Esta infección suele debutar durante el último trimestre de la gestación, pues el útero crece, dificultando el drenaje del uréter derecho por compresión”, detalla la Dra. Kreutzer, quien apunta que “estas infecciones pueden aumentar en verano debido al calor, la humedad, los baños en piscinas, etc., que pueden alterar la flora defensiva y facilitar su aparición”.

La especialista de Vithas Las Palmas recuerda que la incidencia de infección urinaria aumenta durante la gestación hasta un 10% y señala que, “las hormonas propias de la gestación, concretamente la progesterona, reducen la contractilidad del uréter y la vejiga, favoreciendo el reflujo vésico-ureteral y el vaciamiento incompleto de la vejiga”. Asimismo, insiste que “hay factores locales metabólicos e inmunitarios que hacen al riñón de la mujer gestante más sensible a la infección bacteriana”.

“La pielonefritis aguda, un cuadro de especial agresividad dentro de las infecciones del tracto urinario, suele aparecer como una complicación en la evolución de una infección urinaria banal, que puede derivar en una pielonefritis aguda”, de acuerdo con el Dr. Pedro Sánchez de la Muela, urólogo y responsable de la Unidad de cirugía robótica del Hospital Vithas Madrid Arturo Soria y Vithas Internacional. “Habitualmente la vía de colonización de las bacterias en el tracto urinario es ascendente, es decir, desde el área del vestíbulo vaginal colonizan la uretra, desde aquí alcanzan la vejiga y, de la misma forma, por vía ascendente alcanzan el riñón induciendo un cuadro infeccioso con gran repercusión sistémica. Estos son especialmente frecuentes cuando hay factores que favorecen el proceso de colonización bacteriana, como las obstrucciones a la evacuación vesical, los procesos que dificultan el vaciado ureteral o la presencia de reflujo vesico-ureteral”, destaca el especialista de Vithas Madrid Arturo Soria.

La fiebre, principal síntoma de alerta ante una pielonefritis

La pielonefritis aguda suele ir precedida de una infección de tramo urinario inferior, por lo que habitualmente se inicia en forma de una cistitis aguda. En estos casos, “la paciente suele presentar síntomas como un aumento en la frecuencia miccional, escozor miccional de predominio terminal (disuria), sensación de no terminar la micción, y molestias en la parte inferior del abdomen”, explica el Dr. Pedro Sánchez de la Muela. Sin embargo, “la aparición de fiebre, indica que hay compromiso renal, que generalmente se asocia a dolor en la zona renal correspondiente, habitualmente derecha, escalofríos, tiritona y gran malestar general. En estos casos debuta la pielonefritis y su repercusión general es muy importante, pues es una complicación grave de la gestación, que puede comprometer seriamente la salud de la madre y la viabilidad de la gestación”, asevera el experto, quien recuerda a las embarazas acudir a su especialista si esta presenta sintomatología.