Un estudio llevado a cabo por el Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-ECOAQUA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), utiliza por primera vez en Canarias el conocimiento local para determinar los patrones de comportamiento, estructura poblacional y abundancia de una especie marina escasa y esquiva, como es el caso del Mustelus mustelus, un tiburón popularmente conocido como cazón. La especie es consumida en Canarias, dando lugar a los populares tollos típicos de la cocina canaria.

El trabajo, publicado esta semana en la revista científica de acceso libre Ecology and Evolution, ha sido capaz de determinar, a través de la ciencia ciudadana, la presencia de ejemplares por isla y por rango de edad que viven en cada isla canaria, así como la profundidad media a la que se observan, las épocas del año de mayor actividad y el tipo de hábitat (rocoso, arenoso, mixto) para los ejemplares de esta especie concreta de tiburón costero.

Se trata de una investigación cuyas bases metodológicas suponen una alternativa a los métodos biológicos tradicionales, facilitando así el futuro estudio de especies de elasmobranquios (tiburones y rayas) que, por lo esquivas y poco abundantes de sus poblaciones, resultan difíciles de observar y estudiar en la naturaleza.

El artículo científico tiene como primer autor a Fernando Espino y como autor senior al profesor Fernando Tuya. Junto a ellos, han trabajado el actual director en funciones del IU-ECOAQUA y catedrático de biología, Ricardo Haroun; así como otros investigadores: Néstor Bosch y Francisco Otero-Ferrer; junto al investigador del Grupo de Investigación en Ecología Marina Aplicada y Pesquerías de la Facultad de Ciencias del Mar de la ULPGC, José González.

Planes insulares

Entre las conclusiones a las que llega el grupo investigador, se encuentra la idea de que, atendiendo a los diversos patrones de abundancia y distribución que manifiesta el cazón de una isla a otra, «cada una debería disponer de su propio programa de gestión y manejo de la especie, en lugar de un plan único a nivel de Archipiélago», ha precisado Tuya.

Este conjunto de aportaciones ha sido evaluado y analizado por el equipo científico con el fin de describir los patrones de abundancia, distribución y ciclo de vida del cazón. Una fórmula de estudio que ha dado algunos resultados interesantes y hasta ahora desconocidos, como el hecho de que los cazones tienen un cierto nivel de fidelidad a determinadas áreas, a las que regresan a lo largo de los años.