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Incendios en Zamora

Las cosechas de Tábara, arrasadas tras esperar a la tasación por la sequía

Miles de hectáreas arden en el incendio y las pérdidas de cereal casi alcanzan el 100% en los pueblos más afectados por las llamas

Un campo de cereal arde en Tábara. Isabel Infantes

El balance de las pérdidas agrarias del incendio de Losacio empieza a formarse: los cereales constituyen la mayor merma del incendio. Unas plantaciones que llevaban retraso en la cosecha debido a la sequía y las prohibiciones de la Junta, y que además de avivar las llamas, han causado enormes pérdidas económicas a los agricultores locales.

Una vez pasadas las horas más críticas y con la mayoría de los vecinos en los pueblos, comienza a recogerse el parte de pérdidas agrarias, un último batacazo para el campo zamorano que ya agonizaba por la sequía y que ahora tiene aún más pérdidas. Los campos de cultivo han sido la principal de las bajas, que en la mayoría de los casos, aún estaban por cosechar.

Los vídeos e imágenes de agricultores al mando de tractores y cosechadoras se repiten sin cesar. Además de cortafuegos, muchos se apuraban en recoger los cereales para que el fuego avanzara más lentamente. En otros casos han sido cientos las hectáreas de cereal que han ardido.

Los campos de Tábara deberían haber estado cosechados desde hace semanas, pero la sequía ha detenido la recolección, como confirman desde UPA: “Este año ha habido más retraso en la siega precisamente por la sequía, mucha gente ha esperado a tasar los daños antes de recoger, por eso ha tardado tanto”, explican desde la organización agraria.

Una cosecha que había perdido una media de un 35% por la escasez de lluvias y que ahora acarrea pérdidas del 100% en los pueblos más afectados, como Sesnández, donde el fuego arrasó todo el perímetro: según confirma UPA, uno de sus socios ha perdido 170 hectáreas, solo ha librado un 1% de su producción, la única que ya había cosechado.

"Mucha gente ha esperado a tasar los daños antes de recoger"

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Además, las restricciones también han ralentizado los trabajos: debido a las altas temperaturas se habían endurecido las condiciones para cosechar cereal del 16 a 19 de julio por el riesgo de incendios.

Zamora ha sacrificado el cereal por salvar los pueblos del incendio. Desde Friera de Valverde los agricultores cuentan que los centenos, cereales tardíos, han ardido enteros. Aún por cosechar, las plantaciones estaban más cercanas al monte y por lo tanto han sido mucho más vulnerables a las llamas: allí han priorizado por hacer cortafuegos en torno a las granjas y los pueblos y han sacrificado las cosechas, que se han perdido.

Unos trabajos de protección capitaneados por agricultores, que en la zona norte del incendio han sido los más jóvenes los que al mando de niveladoras y de todo tipo de maquinaria, han pasado desde la noche del domingo cercando pueblos y granjas, prioritarios frente a los cultivos.

Desde COAG preocupa el pago de las producciones perdidas: “el seguro cubre el precio del cereal marcado con anterioridad, que es un 50% menos del precio real que tiene a día de hoy”, comentan sobre el desfase que hay entre las tasaciones y las pérdidas.

El sentimiento es de agotamiento entre los agricultores y ganaderos, que empiezan a poner en conocimiento de las OPAS las pérdidas tras el incendio y la urgencia de recibir alimentación para el ganado, tras la quema de pastos, silos y campos, que los han dejado sin alimentación para todo un año.

El incendio ha supuesto un punto de inflexión para muchos de los trabajadores del campo: “Hay gente que se plantea dejarlo”, explican desde Asaja sobre las primeras reacciones que sus asociados les han trasmitido. Una generación de agricultores y ganaderos a pocos años de la jubilación que se encuentra sin recursos o fuerza para reconstruir lo quemado, y que ve en cerrar las explotaciones una posible solución a tantas pérdidas. Un batacazo más al censo de agricultores y ganaderos de Zamora, sostenido por personas mayores y sin relevo generacional.

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