¿Los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Economía Circular son lo mismo?

Es una buena pregunta, porque hay bastante confusión con estos dos conceptos, que seguramente viene de que se tratan y desarrollan bajo la misma filosofía del bien común.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible, emanan de un pacto, dentro del marco de naciones unidas, que los lideres mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos. Cada Objetivo tiene sus propias metas específicas y estas deben alcanzarse para 2030. Para alcanzar estas metas, todo el mundo: Los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil debe hacer su parte. Es decir, involucrarse y colabora de manera proactiva.

La economía Circular, es un modelo económico de libre mercado que basa su modelo en un desarrollo económico, social y medioambiental justo y equilibrado. El origen de este modelo está en las instituciones europeas y trata de mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, la competitividad de las empresas por la vía de su plena incorporación al mundo digital y de que ofrezcan productos y servicios sostenibles. Siendo fundamental para esto, el desarrollo de la industria del reciclaje, que nos facilitara el acceso a materias primas evitando así la excesiva la dependencia de terceros países no UE por ende, la relocalización de las empresas industriales en territorio de la UE recuperando cientos de miles de puesto de trabajo y la creación de nuevos puestos con el desarrollo de industrias del reciclaje.

¿Se están involucración los gobiernos, empresas y sociedad civil?

Si, sin ninguna duda. Por ejemplo, en Canarias las patronales están implicadas al ciento por ciento. Un ejemplo de esta implicación es ASINCA, la asociación de Industrias Canarias o Ashotel, la CEOE o FEMETE. Esta implicación es muy importante porque la final son divulgadores de buenas prácticas entre sus asociados, a través tanto del desarrollo de iniciativas propias, como acompañado a sus asociados en los procesos de transformación de sus organizaciones, tanto desde el punto de vista de gestión como de sus procesos productivos.

En el caso de los Gobiernos, en todas las comunidades se están desarrollando programas parta cumplir con los objetivos y metas para 2030. La famosa agenda 2030 y esto lo están haciendo en colaboración con la sociedad civil, el sector privado y el resto de las administraciones públicas y entidades locales.

¿Entonces todo está bien? ¿vamos encaminados? ¿No hay nada que mejorar?

No, sí y sí. Me explico:

No está todo bien., de hecho, los ODS y sus metas son un camino de mejora y llevamos poco tiempo. El recorrido que nos queda para tener la casa ordenada acaba en el año 2030.

Si, vamos encaminados porque los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado esta incorporado los ODS y sus metas dentro de sus ámbitos de actuación. Es cierto que vamos lentos, pero cada día alcanzamos mayor velocidad de cambio.

Si, si tenemos que mejorar. Por ejemplo, en la propia institución de la ONU, impulsora de los ODS y sus metas, deberían darle una vuelta a que existan cinco países con derecho a veto (Rusia, Estados Unidos, Reino Unido, China y Francia, todas potencias nucleares, por cierto). También, opino que deberían ponerse a trabajar en la determinación de normas que impidan o limiten las transacciones económicas, o la implantación de empresas, normalmente grandes grupos multinacionales globales, en países con altos niveles de corrupción. De ahí no puede salir nada bueno.

Siempre me ha resultado curioso que países considerados como altamente corruptos puedan votar en iniciativas de carácter mundial, que nos afectan a todos.

Entiendo que esto es complicado pues algunos de estos son los lugares de donde extraemos las materias primas para nutrir nuestras industrias deslocalizadas o son territorios que funcionan como graneros o huertas mundiales.

Pero mientras sigamos mantenido el statu quo de determinados países solo porque nos interesa económicamente, va a ser muy difícil, por ser optimista, que objetivos como el fin de la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos se puedan lograr globalmente.

En cualquier caso, esto no ha de servir de excusa para la inacción. Debemos seguir trabajando para tener un planeta donde los habitantes tengan oportunidades reales de desarrollo y prosperidad, a través de trabajos decentes y justamente remunerados, donde la igualdad no sea una quimera y en donde podamos vivir en entornos saludables.