Rosa María Hevia y Evangelina Heredia del Amo son las dos montañeras de Nava y Langreo que, tras permanecer dos días los montes de Caso, fueron rescatadas el pasado martes. Estaban en la zona de Pandemules, tras desorientarse y salirse de la ruta del pico Campigüeños que estaban realizando. Este jueves han hecho pública una carta de agradecimiento a todas las personas que participaron en el dispositivo de búsqueda. "Lo imposible hay que hacerlo posible, y eso fue lo que hicieron" con ellas: encontrarlas sanas y salvas. "Bajaron por una canal imposible y nos rescataron, nos ayudaron a salir de allí y a volver con nuestras familias". Esta es la carta íntegra escrita por ambas montañeras.

"Se suele decir que lo imposible solo hay que hacerlo posible. Y eso es lo que hicieron el pasado martes 26 de julio Juan Mayo, Bombero de Asturias, y los dos miembros de la Guardia Civil, Ovidio y Ángel que nos encontraron a mi compañera Rosi y a mi cuando llevábamos perdidas más de 48 horas en el Parque Natural de Redes.

Después de escuchar nuestro silbato bajaron por una canal “imposible” y nos rescataron, nos ayudaron a salir de allí y a volver con nuestras familias. Juan, Ovidio y Ángel son solo tres del casi medio centenar de personas que participaron en el operativo de rescate entre Bomberos de Asturias, Unidad Canina y efectivos del Grupo de Rescate por tierra, personal del GREIM de la Guardia Civil, voluntarios de Protección Civil de Nava, agentes de la Guardería de Medio Natural del Principado, montañeros de todos los clubes de Asturias y vecinos de Orlé, en particular, y de Caso y a nuestras familias y amigos. A todos ellos queremos darles las gracias por no desistir en nuestra búsqueda, por rebuscar en cada pico, cada valle y cada cabaña de Redes. Y me vais a permitir una mención especial para dos vecinos de Orlé, Gloria y Gaspar, que no solo participaron en el rastreo si no que además dejaron su casa a mis hijas y a la hija de Rosi y convirtieron su cochera en el centro de operaciones.

A veces una duda de la humanidad de las personas hasta que te pasa algo como lo que nos pasó a nosotras. Entonces te das cuenta de que somos afortunados por toda la gente buena que nos acompaña en la vida y que trabaja en las fuerzas de seguridad de este país. Nunca olvidaré la sensación que tuve al escuchar de lejos el sonido del silbato de Juan, Ovidio y Ángel cuando respondieron a mis continuos pitidos y supe que nos habían encontrado. Nunca, nunca, nunca olvidaré el momento en que los vi aparecer en la cabaña donde estuvimos refugiadas durante dos noches. Y no encuentro una palabra que defina mejor el sentimiento que ahora tengo con todos ellos que la de 'Gracias'".