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La pandemia triplica los ingresos en el Materno por problemas de salud mental

Los profesionales aseguran que la situación ha empeorado tras los sucesivos embates del coronavirus - Los diagnósticos también se multiplican por tres

La doctora Sabrina González, jefa del servicio de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia del Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias, en su consulta. LP/DLP

Los ingresos asociados a problemas de salud mental se han triplicado en los dos últimos años en el Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias. De hecho, antes de la irrupción de la pandemia de coronavirus, la media se encontraba situada en unos 30 cada año, mientras que en 2020 y 2021 el dato incrementó hasta alcanzar los 90. «Hemos apreciado un claro empeoramiento de la salud mental infantojuvenil tras las sucesivas olas del virus y todo apunta a que en 2022 también alcanzaremos esta cifra», sostiene la doctora Sabrina González, jefa del servicio de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia del centro sanitario de Las Palmas de Gran Canaria, que además informa de que los diagnósticos y las interconsultas que llegan cada semana a las distintas unidades se han multiplicado por la misma cantidad. 

Tal y como detalla la facultativa, durante todo este tiempo ha habido tres grandes grupos diferenciados de pacientes: uno compuesto por menores que no padecían psicopatologías previas y que, a pesar de haber sufrido, la situación no les ha generado ningún tipo de trastorno; otro conformado por jóvenes con alguna enfermedad diagnosticada en los que ha empeorado la sintomatología propia de la dolencia; y otro que no figuraba en los listados que maneja el Materno y que ha debutado con un trastorno de la salud mental a raíz de las circunstancias.

Ahora bien, ¿cuáles son los problemas más frecuentes? El escenario ha ido variando. «Lo primero que detectamos fue un aumento de las patologías externalizantes, es decir, aquellas que manifiestan síntomas que puede apreciar cualquier persona. Entre ellas destacan los trastornos de la conducta alimentaria y las alteraciones del comportamiento en forma agresiva. Además, en estos últimos, ha habido un notable incremento de las autolesiones y las conductas suicidas».

Durante los últimos embates del microorganismo, en cambio, el equipo comenzó a ver pacientes con patologías internalizantes. Estas, según González, requieren un abordaje más exhaustivo por parte de los especialistas y tardan más tiempo en dar la cara. «Algunos ejemplos los ponen los trastornos de ansiedad y depresión, las fobias y los trastornos psicóticos», señala la doctora. No obstante, entre medias, los profesionales detectaron un empeoramiento de los trastornos del espectro autista. «Hay que tener en cuenta que hemos tenido que afrontar muchos cambios y asumir restricciones muy duras. Todo esto tiene repercusiones», valora la experta. 

«Hemos tenido que afrontar muchos cambios y asumir restricciones muy duras», dice la doctora González

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Pero lo que más le sorprende es que, ahora mismo, el motivo más frecuente de consulta está vinculado a un perfil de pacientes con rasgos desadaptativos de personalidad, que también manifiestan confusión, ideas de muerte y autolesiones constantes. «Este perfil está acudiendo con asiduidad al servicio de Urgencias y está reclamando mucha atención en nuestras consultas. A nivel nacional está pasando exactamente lo mismo, pero no podemos etiquetar esta conducta porque, para eso, es necesario que el individuo adquiera una mayor madurez», explica la responsable del servicio. «La mayoría de los afectados tiene entre 12 y 13 años, no regula bien sus emociones, se frustra en exceso y no tiene una meta clara en la vida», agrega.

Pero, en general, ¿cómo afectan los cambios bruscos de rutina a la población infantojuvenil? La psiquiatra es contundente al respecto. «Este grupo poblacional es muy vulnerable a los cambios. Al principio, creíamos que era el colectivo que mejor estaba llevando la situación, pero ahora es cuando hemos empezado a ser conscientes del grado de afectación. Además, hemos visto que las características del entorno y el contexto de cada chico o chica han influido a la hora de tener más factores de riesgo para que debuten patologías». 

En este sentido, el comportamiento con el que las familias han encarado la pandemia ha jugado un papel importante. «En estas etapas de la vida, la familia supone un punto de contención y de apoyo para poder hacer frente a las vicisitudes. Así, en función del grado de regulación propia que tengan esos padres o tutores y de su capacidad de diálogo y escucha, los menores tendrán mayores o menores competencias para lidiar con los problemas y, por tanto, para manejar mejor la situación», dice Sabrina González. 

90

Ingresos al año

  • Tanto en 2020 como en 2021, la media anual de ingresos por problemas de salud mental estuvo cifrada en 90. Anteriormente, el dato se situaba en unos 30 cada año.

Por otro lado, hay que señalar que la interrupción de las clases presenciales en la primera ola ha tenido efectos en las habilidades sociales de los menores. «Hemos registrado un incremento de los retrasos madurativos y de los hábitos del desarrollo que tienen que ver con la interacción social, el lenguaje y la expresión. Al no poder relacionarse, esa parte que se aprende por imitación quedó desierta durante un tiempo», apostilla la doctora. 

Consciente de que los recursos con los que cuenta el Materno Infantil no se han equiparado al incremento de la demanda asistencial, González aboga por incrementar la partida que se destina al abordaje de la salud mental. «Hemos crecido, pero no es suficiente. Esto se suma al gran déficit de profesionales que existe, que es otro de los grandes problemas con el que nos estamos encontrando a la hora de intentar contratar», anota la facultativa, quien recuerda que la pandemia no ha acabado y que, en materia de salud mental, «la relación causa y efecto no se produce de forma inmediata»

Reconocimiento al servicio de Psiquiatría

El Servicio de Psiquiatría Infantojuvenil del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil (Chuimi) ha sido premiado por el artículo original Salud Mental y Adolescencia. Experiencia del Servicio de Psiquiatría Infanto Juvenil del Complejo Hospitalario Universitario Insular-Materno Infantil, publicado en la revista Canarias Pediátrica. El estudio, realizado por la jefa del Servicio Infantojuvenil, Sabrina González Santana, las enfermeras especialistas en Salud Mental Inmaculada Herrera Suárez y Alicia Batista Quevedo, el especialista en Psicología Clínica David Moreno Sandoval y la especialista en Psiquiatría Infantojuvenil Encarnación Muñoz Díaz, aborda los trastornos psiquiátricos que pueden aparecer en la adolescencia. La OMS define la adolescencia como una etapa de transición que se da entre los 10 y 19 años y que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y cambio. No obstante, también se trata de un momento de máxima vulnerabilidad para el desarrollo de psicopatología y problemas de salud mental. En el artículo premiado se advierte que en esta etapa de la vida comienzan a aparecer algunos trastornos psiquiátricos que no habían debutado previamente: trastornos afectivos, de la conducta alimentaria, trastornos psicóticos, conducta suicida, rasgos disfuncionales de la personalidad o consumo de sustancias. Los especialistas aseguran que es imprescindible una adecuada intervención. Para ello, en la red sanitaria canaria existen distintos dispositivos de salud mental donde con la atención conveniente se logra abordar la patología y se evita la cronificación. | LP/DLP

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