Ha pasado un año, y tengo la sensación de que se detuvo el tiempo, querido Masito. Ese que no depende de los marcadores decretados. Hablo de los que tienen el alma como acuse de recibo... continuo. Un año, señor piloto que emprendiste ese vuelo de ternura.

Tu semblanza llegó para quedarse, tan elegante y discretamente con hechos. Actitud positiva que tornabas los complicados momentos en bálsamo, y seguridad con tu templanza. ¡Gracias! Tu perseverancia, sutil entrega que ampliabas como tus trazos... proyectos de reflejos, luz a tu familia, amigos y profresiones.

Mención especial quiero hacer para tu hermana Sarito, que te arrulló hasta el último instante: ¡Hiedra! Ella te habla como si estuvieras aquí. Y conmueve con esa merecida paz. Tú hubieras hecho lo mismo. Te recuerdan en el hospital. Voluntario almado. El Aeroclub, por tierra, mar y aire. Tus trazos se mantienen firmes, delineante. ¡Qué dicha tenerte siempre! Inclúyenos en tu vuelo. Quiero estar en esa hoja de ruta de ternuras pleno. ¡El recuerdo!

Te brindo la paz, tu continuo regalo. Te queremos.