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Cacho: «Beber agua no evita un golpe de calor, hay que reponer electrólitos»

Christian Cacho, médico de Urgencias del Negrín y especialista en enfermedades por calor, reclama más información para la ciudadanía

Un hombre se hidrata en un chorro de agua en el barrio de Temisas, en el municipio de Agüimes. ANDRES CRUZ

Evitar la exposición al sol y el calor en las horas centrales del día y mantenerse hidratado son dos claves fundamentales para evitar ser víctimas de un golpe de calor. Pero en el caso de la hidratación, sobre todo si se hace algún tipo de ejercicio físico o actividad al sol, no basta con beber agua. «Hay que mantener un aporte de líquidos y sobre todo de electrólitos. A veces nos equivocamos y solo bebemos agua y los electrólitos son importantes sobre todo si vamos a hacer algún tipo de ejercicio físico que genera mucha intensidad», explica Christian Cacho, médico del servicio de Urgencias del Hospital Universitario Doctor Negrín de Gran Canaria y especialista en enfermedades por calor.

Hidratación

Las bebidas isotónicas cuentan con un gran aporte de electrólitos que son fundamentales para reponer el sodio perdido por el intenso calor y para evitar males mayores. «Hay una descompensación de los electrólitos relacionados a este tipo de exposición al calor que a veces interpretamos con hidratarnos, y no solo es beber agua sino dar un aporte de sodio al organismo para equilibrar esas alteraciones», recalca.

En este sentido, recalca que si bien la población está cada vez mejor informada sobre qué hacer en caso de sufrir un golpe de calor o con la llegada de una ola de calor, hay que reforzar la formación como medida de prevención. «El desconocimiento genera que la gente no esté preparada para afrontarla. Nosotros siempre estamos en alerta cada vez que viene una ola de calor. Se activan dispositivos para estar prevenidos y tener un control sobre cuáles son los casos que se dan», explica.

Tipos de golpe de calor

Aunque hay una gran variedad de síntomas y de efectos del intenso calor en el organismo, Cacho destaca tres principales. Por un lado está el calambre por calor, que viene a ser una de las formas más leves, luego está el agotamiento por calor y finalmente el golpe de calor, más conocido popularmente y el tipo más grave que se puede sufrir. «Básicamente como punto de diferencia está la afectación o no neurológica que ocurre llegando al golpe de calor que es la fase más grave que puede cursar con temperaturas corporales altas, hipertermia, alteración del nivel de conciencia o dolores musculares intensos», detalla.

Durante el pasado mes de julio el Hospital Universitario Doctor Negrín registró cinco casos de golpes de calor que por suerte no terminaron de forma fatídica. 

«No hemos tenido ninguna notificación de fallecimiento de estos casos. Nosotros hacemos un seguimiento de los casos, sí es verdad que alguno ha tenido un mayor compromiso a nivel orgánico y sistémico por que han sufrido alteraciones en la función del riñón que ha determinado el grado de severidad. Los casos más graves terminan ingresados, generalmente los leves son personas ancianas que con estas altas temperaturas no se hidratan correctamente y no pasan de una mera deshidratación leve», apostilla.

En este sentido, recuerda que es necesario seguir las indicaciones y consejos que emiten las autoridades sanitarias cada vez que llega un episodio de calor a las Islas y destaca que los ancianos y la población lactante son los más vulnerables a sufrir un golpe de calor. «Hay que evitar pasar muchas horas al sol, si se hace alguna actividad bajo el sol hay que mantener un aporte de líquidos y sobre todo de electrólitos. Eso es lo más importante, hacer caso a las autoridades cuando se nos da una alerta por calor y ser precavidos», añade.

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