Un estudio impulsado por la Universidad de Oxford y publicado recientemente en la revista The Lancet Psychiatry desvela que el riesgo de padecer algunas dolencias neurológicas y psiquiátricas como trastornos psicóticos, demencia, niebla mental o epilepsia continúa siendo mayor entre las personas que han pasado la infección por SARS-CoV-2, incluso dos años después del contagio. Ahora bien, la investigación, realizada a partir del análisis de los casos de 1.284.437 pacientes que padecieron el Covid-19, concluye que las posibilidades de sufrir ansiedad o depresión dentro de los dos meses posteriores al diagnóstico no son mayores que las que pueden tener los aquejados de otras infecciones respiratorias. «Estamos ante un estudio muy completo, y a la vez complejo, que constata lo que ya llevamos viendo desde hace un tiempo. Efectivamente, el riesgo de aparición de ciertas enfermedades neurológicas y psiquiátricas puede incrementar después de haber pasado el coronavirus», valora el doctor Nelson Naranjo, especialista en Psiquiatría en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria.
Pero, ¿han apreciado los facultativos del centro sanitario capitalino un aumento de los cuadros de ansiedad y depresión entre las personas que han contraído el virus? Según el doctor Naranjo, sí. «La práctica clínica de los psiquiatras en general es bastante consonante con lo que comentan los estudios, pero a esto se agregan otros casos llamativos como episodios maniacos», anota el experto, que además aclara que los propios efectos derivados de la crisis sanitaria han contribuido también a disparar los cuadros de ansiedad, depresión y trastorno obsesivo compulsivo –TOC–.
Los aquejados no son más propensos a padecer ansiedad o depresión al transcurrir dos meses
Aún hay que despejar muchos interrogantes relacionados con el impacto que puede causar el patógeno por sí mismo en la salud de las personas y el tiempo que pueden perdurar las secuelas. Teniendo en cuenta esto, y con el fin de mitigar aquellas que afectan directamente a la salud mental, el profesional pone de relieve la necesidad de incrementar los recursos del sistema sanitario. «No sabemos si lo peor ya ha pasado o no, pero, independientemente de esto, es evidente que necesitamos contar con más medios, especialmente en Atención Primaria». ¿El objetivo? Poder dar una respuesta rápida a los trastornos mentales comunes.
Con el propósito de llevar a cabo un abordaje precoz, el psiquiatra recuerda la necesidad de acudir a las consultas de los especialistas ante cualquier síntoma que pueda indicar la presencia de un trastorno. «En muchos momentos de nuestra vida surgen circunstancias que nos desbordan, pero cuando lo que sucede afecta a nivel familiar, social o laboral, o bien, nos limita de algún modo, hay que pedir ayuda», advierte.
En este sentido, el especialista del complejo de referencia del área sur de Gran Canaria pone de relieve los peligros de automedicarse. «El uso abusivo de benzodiacepinas e hipnóticos es uno de los grandes problemas que tenemos en Canarias y que intentamos atajar. La población tiene que tener claro que es imprescindible consultar siempre con un médico, pues muchas veces en aras de intentar encontrar una solución rápida a los problemas nos podemos meter en un conflicto mucho mayor», asevera el sanitario.
Y es que estos medicamentos pueden causar efectos negativos en la salud a largo plazo. «Las benzodiacepinas, por ejemplo, generan adicción y tolerancia, por lo que en muchas ocasiones las personas tienen que incrementar la dosis de forma progresiva para que puedan conseguir los mismos efectos que en un principio. En la práctica, nos hemos encontrado con casos muy graves en los que parece que los pacientes no tienen límites», insiste Nelson Naranjo.
Un análisis complejo
El estudio impulsado por la Universidad de Oxford es el primero que aúna un conjunto de factores que permiten comparar y evaluar los riesgos que puede causar el covid-19 hasta dos años después de la infección, tras analizar una amplia nómina de resultados neurológicos y psiquiátricos. "El aumento persistente del riesgo de déficit cognitivo, demencia, trastornos psicóticos y epilepsia o convulsiones pos-covid, dos años después de la infección índice, exige una mejor prestación de servicios para diagnosticar y manejar estas secuelas e investigación para comprender los mecanismos», advierten los investigadores. | Y.M.
