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Los edulcorantes pueden provocar efectos negativos en la flora intestinal

Un ensayo sugiere que estas sustancias son capaces de alterar la microbiota y los niveles de azúcar en sangre - Los expertos recomiendan evitar el consumo

Un hombre consume sacarina para endulzar un té. LP/DLP

Los edulcorantes no nutritivos pueden tener efectos negativos en la microbiota intestinal y son capaces de alterar los niveles de azúcar en sangre. Así lo sugiere un ensayo publicado recientemente en la revista Cell. En la investigación participaron 120 adultos sanos que los científicos dividieron en seis grupos: dos de control y otros cuatro a los que les administraron sobres de sacarina, sucralosa, estevia y aspartamo, durante 14 días, en cantidades inferiores a la ingesta diaria admisible. Uno de los grupos de control no recibió nada, mientras que el otro ingirió sobres de glucosa en dosis mínimas. Los resultados evidenciaron que los cuatro edulcorantes probados provocaron cambios notables en la flora intestinal de algunos sujetos. Además, la sacarina y la sucralosa influyeron en la respuesta glucémica.

«Al parecer, estas sustancias no son tan inertes como pensábamos. Por eso, el hecho de que se añadan a muchos productos tendrá repercusiones negativas a largo plazo», valora el doctor Julián Tamayo, especialista en Endocrinología y Nutrición en el Hospital Perpetuo Socorro de la capital grancanaria. En este sentido, el facultativo hace referencia al estudio científico Anibes realizado en 2020, que permitió comprobar que estos edulcorantes están presentes en el 26,5% de las compras que se realizan en los hogares españoles. «Tras analizar 1.164 productos, se descubrió que el 100% de las bebidas carbonatadas light o bajas en calorías contiene edulcorantes, al igual que el 89% de los caramelos o chicles sin azúcar, el 45% de las bebidas con soja y el 18% de los yogures», agrega. 

Cambios

Y es que el afán por evitar el consumo de azúcar ha derivado en el empleo de otras estrategias para endulzar las bebidas y alimentos que, hasta hace unos pocos años, se consideraban inertes. «Los efectos de los edulcorantes no son metabólicamente neutros, por lo que es mejor no tomarlos. Estamos rodeados de productos que considerábamos inocuos, pero en la actualidad sabemos que pueden potenciar la aparición de bacterias perjudiciales y que tienen también consecuencias en el control de los niveles de azúcar», recalca el sanitario. 

Precisamente, la alteración de estos niveles puede provocar hiperglucemia, a pesar de que se trate de sustancias acalóricas. «Son capaces de causar un efecto químico que modifica la forma en la que el cuerpo se compenetra con el azúcar. Esto se puede traducir en un mayor riesgo de desarrollar diabetes y obesidad», afirma el experto.

«El exceso de fructosa química se relaciona con la obesidad», señala el facultativo

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Asimismo, el especialista hace hincapié en la necesidad de desmitificar la afirmación que sostiene que es necesario consumir  un mínimo de azúcar blanco o moreno. «Los azúcares se pueden obtener a través de las frutas, las verduras, las hortalizas y las pastas, por ejemplo. Cuando consumimos azúcar para que nuestro organismo la absorba rápidamente, lo que estamos provocando es que el páncreas trabaje más de lo necesario, y esto es algo que está muy ligado a las alteraciones cardiometabólicas», advierte el doctor Tamayo.

Además, cuando se consume azúcar en cantidades ingentes, el organismo la almacena en forma de depósitos de grasa. «En realidad, es el exceso de fructosa química el que más se relaciona con la obesidad», apunta. 

Por esta razón, es preferible consumir entre tres y cuatro piezas de fruta cada día. Ahora bien, siempre enteras, nunca en zumos o batidos. «Al hacer batidos se rompe la fibra que aporta el alimento. Si por el contrario apostamos por zumos, hay que tener en cuenta que estaremos aumentando la cantidad de fruta en un espacio muy pequeño, lo que va de la mano de un incremento de la carga glucémica», apostilla el endocrino del Perpetuo Socorro.

Otros peligros

«El uso abusivo de los edulcorantes puede reducir la percepción de los sabores dulces naturales que ya aportan las frutas y los productos que consumimos, por lo que a la hora de tomar un postre, ni siquiera nos daremos cuenta de la cantidad adicional de azúcar que estamos consumiendo», informa el doctor Julián Tamayo, especialista en Endocrinología y Nutrición en el Hospital Perpetuo Socorro. «El aspartamo, por ejemplo, es 200 veces más dulce que el azúcar en cantidad. Esto también puede crear adicción a esta clase de sabores», agrega el facultativo del citado centro capitalino. | Y.M. 

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