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Medioambiente

El volcán submarino Tagoro trastoca la pesca tradicional en La Restinga

Una herramienta diseñada por IEO orienta a los pescadores sobre qué especies aprovechar

El muelle pesquero de La Restinga | | E.D

La aparición del volcán submarino Tagoro trastocó la vida de los herreños y de los ecosistemas marinos del Mar de Las Calmas. Tras el volcán, estos pescadores tuvieron que afrontar un súbito parón de actividad en 2011 y la jubilación de algunos miembros del colectivo. A día de hoy, son las nuevas generaciones las que tratan de mantener viva la pesca artesanal. Diez años después, los investigadores quieren entender cómo ese evento afectó a los patrones de trabajo de quienes se dedican a la pesca tradicional en La Restinga.

Para ayudar a conservar el espíritu sostenible de la pesca en la isla, el Instituto Español de Oceanografía (IEO), junto a la Universidad de La Laguna (ULL) y la Dirección General de Pesca, han estudiado distintas fórmulas que permitan mantener al mismo tiempo el ecosistema y la producción pesquera.

Para ello los científicos han creado una herramienta que permite explorar sobre qué especies se puede ejercer una mayor presión pesquera sin generar grandes impactos en el ecosistema; frente a otras que pueden requerir un tiempo mayor de recuperación y necesitan ser pescadas con moderación.

«Esta herramienta contribuye a mejorar la gestión pesquera de las Islas, pues tiene en cuenta todas las relaciones que existen entre las distintas especies que forman el ecosistema marino y con la pesca tradicional canaria, que es distinta a la de otros lugares», reseña José Carlos Mendoza, investigador del IEO y principal autor de un reciente artículo de investigación publicado en la revista Ocean and Coastal Management.

El objetivo de este trabajo fue «explorar y analizar» los distintos escenarios pesqueros que se pueden dar en las aguas de El Hierro, a medio y largo plazo. Para ello se ha utilizado una «novedosa metodología», que pone sobre la mesa datos ecológicos, pesqueros, socioeconómicos e históricos, para establecer las relaciones entre ellos. Se trata de un modelo trófico, que tiene en cuenta –tal y como su nombre indica– toda la cadena trófica y sus interrelaciones, lo que permite realizar simulaciones temporales.

«Queríamos explorar qué estrategias podrían ser las mejores para mantener la sostenibilidad de esta actividad a largo plazo y más aún después de un impacto como el que tuvo el volcán en los pescadores», resalta. En definitiva, el objetivo es contribuir a una «gestión pesquera más sostenible» en una isla donde los pescadores han colaborado activamente en el mantenimiento de las pesquerías locales. En El Hierro es común que los pescadores salgan a faenar con barcos pequeños, por debajo de 12 metros, y que utilicen una combinación de diferentes artes de pesca artesanales, incluida la caña, el anzuelo y el cebo vivo. Sin embargo, tal y como sucede en el conjunto del archipiélago, el sector enfrenta importantes retos a corto y medio plazo, y el apoyo de la investigación científica es vital para poder garantizar su continuidad.

«El sector cambia constantemente, adaptándose a las circunstancias de la economía local», relata el investigador. Determinadas especies pueden ser objeto de mayor o menor presión pesquera en función, entre otros factores, de la demanda, de las mejores (o peores) condiciones de comercialización de determinadas capturas o de sus derechos de pesca, del conocimiento ecológico y los medios tecnológicos necesarios para acceder a unas y otras pesquerías. En definitiva, de un conjunto de factores que hacen de la pesca artesanal o de bajura un sistema enormemente dinámico y diverso.

Teniendo en cuenta estas características, los investigadores han determinado las estrategias en las que un incremento de la presión pesquera tendría una menor repercusión. «La pesca de los túnidos, por ejemplo, presenta resultados satisfactorios con una gestión sostenible», resalta el científico. Por otro lado, esta misma herramienta advierte que, para peces como el alfonsino o la cabrilla negra, es necesario realizar un seguimiento en sus capturas, ya que son más vulnerables y tienen más dificultades para recuperarse.

Esta investigación arrancó cuando se tuvo que afrontar la recuperación socioeconómica y ecológica en la población de La Restinga, considerando su vinculación histórica con la pesca artesanal y siempre teniendo en mente los impactos provocados por el volcán submarino tuvo tanto en la sociedad como en la vida del Mar de Las Calmas. Porque si bien, con su emisión de gases y nutrientes continua, la zona se ha logrado convertir sus alrededores en una verdadera incubadora de vida, la recuperación es aún muy dispar.

«La vieja, por ejemplo, se recuperó muy rápido; y sin embargo los meros no han llegado aún a los niveles de biomasa que tenían antes de que el volcán entrara en erupción», reseña Mendoza. Por el momento la herramienta tiene un carácter orientativo y se encuentra abierta para nuevas actualizaciones Sin embargo, el investigador asegura que ya «puede servir como apoyo para tomar decisiones en las pesquerías».

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