CaixaBank y la Fundación La Caja de Canarias lanzaron ayer la Convocatoria de Medioambiente 2022 con el objetivo de apoyar con 30.000 euros proyectos de entidades que trabajan en las Islas para mejorar el patrimonio natural, a través de la protección de la biodiversidad, la innovación ambiental y la lucha contra la despoblación del entorno.

La convocatoria está abierta hasta el próximo 29 de septiembre y a ella se pueden presentar entidades sin ánimo de lucro y con una antigüedad mínima de un año cuya actividad esté relacionada con la protección de la naturaleza y el medioambiente o el desarrollo rural. Asimismo, la sede ha de estar ubicada en las islas Canarias.

Las solicitudes podrán realizarse de forma online en la web de CaixaBank, así como en la web de la Fundación La Caja de Canarias y está previsto que las entidades seleccionadas, cuyos proyectos serán respaldados con una dotación económica de entre 5.000 y 20.000 euros, se conozcan en diciembre. El importe de las ayudas no podrá superar el 80% del coste total del proyecto.

«Animamos a las entidades y asociaciones locales a presentar sus proyectos a la Convocatoria de Medioambiente, que refuerza el compromiso que en CaixaBank tenemos en la lucha contra la emergencia climática y en la mejora del medioambiente en el Archipiélago», subrayó el director territorial de CaixaBank en Canarias, Juan Ramón Fuertes. «Juntos queremos construir una sociedad más sostenible», recalcó.

El presidente de la Fundación La Caja de Canarias, Manuel Sánchez, destacó que «la importancia de esta convocatoria de medioambiente es cada año mayor, pues la necesidad tanto del cuidado y conservación de nuestro entorno como de impulso a un crecimiento sostenible y amable con él, se hacen patentes día a día a nuestros ojos».

Los proyectos presentados deberán enmarcarse en alguna de las siguientes tipologías enmarcadas en la convocatoria: en primer lugar, biodiversidad, aquellos proyectos que fomenten la conservación, el restablecimiento y el uso sostenible de los ecosistemas (terrestres, marinos y de agua dulce), así como la puesta en valor de los servicios que proporcionan, en particular, proyectos que fomenten la conservación de los bosques, los humedales, las montañas, los suelos, o la fauna amenazada o en peligro; también, economía circular, con proyectos que ayuden a reducir y reciclar residuos, con mención especial a los plásticos; además, innovación ambiental, con planes que propongan innovación tecnológica (procedimientos, técnicas, sistemas o productos nuevos o modificados que resultan útiles para reducir o evitar el daño ambiental); y, finalmente, de reto demográfico vinculado al impacto ambiental, que impliquen lucha contra la despoblación, el desarrollo rural y que, al mismo tiempo, tengan un componente de protección ambiental o de impacto ambiental positivo.