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Ciencia
Almudena Alonso Herrero Astrofísica / Investigadora del Consorcio Europeo del Telescopio Espacial James Webb

Almudena Alonso: «Nuestras investigaciones no pueden vivir encerradas en un despacho»

| carsten w. lauritsen

Acaba de participar en la XV Reunión Científica de la Sociedad Española de Astronomía que reunió a más de medio millar de astrofísicos en La Laguna. Investigadora de largo recorrido, Almudena Alonso Herrero ha puesto sus conocimientos al servicio de los telescopios Hubble, Spitzer y CanariCam del Gran Telescopio de Canarias. Ahora trabaja en el área de instrumentación del Telescopio Espacial James Webb.

Durante años trabajó en el departamento de instrumentación Nicmos del Telescopio Espacial Hubble, en medio para el Spitzer y el Gran Telescopio de Canarias, y ahora forma parte del Consorcio Europeo Miri del Telescopio Espacial James Webb, ¿que ya es el presente pero, sobre todo, futuro?

Tanto el Hubble como el James Webb son dos telescopios espaciales complementarios. Es cierto que el segundo está operando desde finales del año pasado, pero los datos que nos están proporcionando los compartimos sin problemas.

¿Sí, pero el primero, corríjame si no es así, está entrando en su pico más alto de actividad?

Yo creo que vamos a seguir luchando para ampliar esos tiempos [la fecha de caída oscila en una horquilla que va de 2030 a 2040] debido a esa capacidad complementaria que le acabo de comentar. Ambos trabajan en distintas zonas del espectro electromagnético y eso es algo que el mundo de la ciencia no puede desaprovechar.

¿Y eso que el Hubble empezó con «mal pie» por una incidencia en su espejo primario?

Sí, pero teniendo en cuenta que es un telescopio que estaba orbitando alrededor de la Tierra y que entonces aún funcionaba el transbordador espacial, esa anomalía se pudo solucionar con cierta agilidad. La ventaja de este tipo de proyectos es que siempre puedes añadir una tecnología más novedoso cuando algo no va bien.

¿Misiones como las que hace tan solo un par de años posibilitaron reemplazar su sistema de computación?

Sé que se han ido sustituyendo cosas, pero ya llevo unos cuantos años fuera del proyecto Hubble y no sabría explicarle con exactitud en qué consistió esa misión de la que me está hablando.

¿Hablando en plata, eso significa que aún le podemos sacar unas cuantas «lascas» que serán útiles a la comunidad científica?

Yo creo que unas cuantas más [ríe]... En el momento en el que se diseña este tipo de instrumentación no se tienen en cuenta el rédito científico que nos puede proporcionar sino en las necesidades que se le transmiten al consorcio que lo está construyendo. Lo otro viene después. Siempre hay nuevos planteamientos asociados a la ciencia que se van añadiendo a la idea original. La óptica del Hubble sigue funcionando de una manera estupenda, pero eso no le resta valor a todo lo que nos ha dado y lo que nos puede seguir ofreciendo. Mi sensación, que también es un deseo, es que aún le queda mucho camino por recorrer en favor de la comunidad científica.

«Travesía» que ya está recorriendo con mucho éxito el James Webb.

El Hubble ya tiene una vida de 30 años y eso, a pesar de la revisión de su sistema operativo, es algo que se nota. El James Webb tiene una óptica más grande y trabaja en una franja del espectro electromagnético diferente. En varias cuestiones se solapan un poquito, pero son distintos. El James Webb es fundamentalmente infrarrojo [Almudena Alonso Herrero es experta en las propiedades infrarrojas y (submilimétricas de galaxias con formación estelar y activas en el Universo], mientras que el Hubble es ultravioleta. Si se está hablando de estirar la «vida» del Hubble hasta 2040, eso es mucho tiempo... Lo que sí tengo claro en 2022 es que a corto plazo nos vamos a encontrar con un número importante de descubrimientos del James Webb en los que tendremos que contar con las observaciones del Hubble. Por eso insisto en el hecho de que aunque sean dos telescopios distintos, ambos tienen unos cuantos puntos de encuentro para el mundo de la astronomía. Un científico es consciente muchas veces de los descubrimientos que puede llegar a realizar, pero hay cuestiones inimaginables que no están en su cabeza hasta que ocurren...

¿Hablando de cuestiones difíciles de imaginar, el verano que está a punto de acabar ha sido especialmente bueno en cuestiones que tienen que ver con los misterios del universo?

Lo que está por venir será fascinante en todos los campos de la investigación teniendo en consideración que las investigaciones del James Webb han empezado a finales de junio. En solo dos meses y medio hemos sido testigos de su gran potencial astronómico.

¿Si me permite una comparación gastronómica, más bien de repostería, esto es como cortar el primer trozo de un pastel?

La expectación entre los miembros de la comunidad científica ha crecido a medida que se han conocido nuevos datos. En ese sentido, hay que decir que había un número importante de registros que ya se pueden consultar sin ningún tipo de filtros. Eso generó la aparición de una cantidad de artículos especializados bastante significativos. Había muchos grupos de investigación que tenían una referencia de los datos que estaban por llegar y por esa razón hemos tenido un verano muy activo. Esto solo es el principio de un ciclo que esperamos nos aporte descubrimientos que en muchos casos aún no hemos pensado.

¿Como experta en instrumentación espacial nos puede confirmar que todo se está desarrollando en base al guion establecido con el James Webb?

En ciencia, y en el mundo de la investigación, los tiempos son relativos pero los plazos están dentro de las previsiones... Tras el lanzamiento, el satélite tuvo que llegar a su órbita, esperar a que se enfriara su instrumentación y calibrar sus sistemas operativos. Ahora mismo estamos en la fase de entender bien los datos que nos proporciona y cómo están funcionando sus equipos, pero las perspectivas a diez años son fantásticas. La productividad que nos puede dar este telescopio espacial crecerá de forma exponencial a medida que los investigadores se familiaricen con su tecnología. Ahora mismo es una ventana abierta a un infinito lleno de novedades.

¿Explicar esas novedades a la sociedad se está integrando cada vez en la vida de un científico?

Los científicos hemos aprendido que una parte importante de la labor que hacemos es comunicarla a la sociedad; que la gente tenga acceso a esos estudios y pueda entender un poco mejor en qué empleamos las horas de trabajo y qué es lo que queremos hacer. Al final nos hemos dado cuenta de que las investigaciones no pueden vivir encerradas en un despacho. Esto es un ciclo y por detrás vienen jóvenes que pueden aprovechar la labor desarrolladas por los que estamos más cerca de la jubilación.

Ya no solo por sus amplios conocimientos astronómicos, sino por la labor desarrollada en Canarias, supongo que es una «fiel defensora» de la alta calidad de los cielos insulares y su sobresaliente repercusión en el mundo de la investigación.

No voy a ser yo la que diga nada malo de los cielos de Canarias porque son maravillosos... Cada vez que se abre un debate sobre los niveles de contaminación lumínica pienso en aquellas personas que jamás han tenido la posibilidad de observar la belleza de la Vía Láctea en las mismas condiciones en las que se contempla en varios puntos estratégicos del Archipiélago. Tenemos que seguir luchando para conservar estos cielos oscuros y disfrutar de las estrellas. Muchos de mis recuerdos de niñez crecieron a partir de unas observaciones nocturnas cuando aún la contaminación lumínica no era un problema. En las Islas esto se cuida mucho este apartado, pero si queremos rentabilizar el conocimiento científico y todas las novedades tecnológicas que se están incorporando al mundo de la astrofísica hay que proteger los entornos naturales.

Una generosa parte de esa lucha es responsabilidad del Instituto de Astrofísica de Canarias.

Su contribución al mundo de la astrofísica está fuera de duda porque es una referencia internacional que siempre genera noticias. El IAC ha sabido adaptarse a las Islas y, a su vez, los canarios han aprendido a quererlo mucho. Ambos han entendido que ir de la mano es bueno para la región y para la comunidad científica. Esa sintonía no es nueva. La sensación que percibo cada vez que vengo a las Islas es que hay unos conocimientos de la astronomía especiales, algo que no se observa en otros lugares pero que aquí forma parte de lo cotidiano.

¿Cuál es su valoración sobre el «pulso» abierto entre La Palma y Hawái por ser sede de un súper telescopio?

Ese es un tema sobre el que llevamos discutiendo ya muchos años y que parece que no se va a resolver a corto plazo.

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