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Entrevista a Manuel Barrera, jefe de la unidad de trasplante hepático del Hospital de la Candelaria

Manuel Barrera: «En un trasplante no hay nada rutinario, cada cirugía es un desafío»

Manuel Barrera (1965, Santa Cruz de Tenerife), el viernes, en la secretaría de Cirugía de la Candelaria. | | ANDRÉS GUTIÉRREZ

Ha participado en 836 trasplantes y asegura que «no hay ninguno igual». Y es que el doctor Manuel Barrera, jefe del servicio de Cirugía General y de la Unidad de Trasplante Hepático de La Candelaria, asegura que saber medir los tiempos es «fundamental» en este tipo de unidades hospitalarias.

¿Cuál es la realidad de los trasplantes en Canarias?

En los últimos años ha cambiado el perfil del donante. Yo hablo de la parte que mejor domino, que es la referida al trasplante de hígado, y de un escenario que no es el que me encontré cuando empecé –el doctor Barrera ha participado en 836 cirugías– porque, entonces, un elevado porcentaje de los donantes eran personas que se habían visto implicadas en accidentes de tráfico. Las mejoras de automoción y la conciencia que se ha creado a partir de las campañas de tráfico, gracias a dios, han modificado el guion porque en los primeros años los órganos los aportaban ciudadanos bastante jóvenes. Ahora, en cambio, los donantes tienen más de 60 años. En muchos casos estamos hablando de personas añosas, por encima de 70 y de 80 años, y con enfermedades múltiples de riesgo como pueden ser las incidencias cerebrovasculares. Esta nueva realidad implica que algunas de ellas no sean óptimas.

¿Los riesgos son mayores ahora que la edad de los donantes ha subido?

Esa es una influencia que debemos poner entre comillas. Es verdad que hay casos que no son factibles para un trasplante, pero la generalidad apunta a que la funcionalidad por parte del receptor del órgano es buena. Hoy en día tenemos la posibilidad de medir esa idoneidad, además de la visión macroscópica del órgano y lo que se tenga de pruebas previas, a partir de la programación de una biopsia y, a su vez, la interpretación de los valores que nos aportan las máquinas de perfusión hormotérmicas que permiten extraer el órgano [la circulación de sangre es continua] para estudiar unos parámetros que tienen que ver con la tensión, oxigenación y otra serie de analíticas. Esta es una de las mejoras con la que trabajamos en las Islas, que aún no se utiliza en unidades de otras partes de España, pero que en muchos casos nos permitió poner hígados que en el pasado no nos hubieran aportado una seguridad del cien por cien. Estos aparatos son fiables y eso es una garantía a la hora de planificar un trasplante. Además, hay que tener en cuenta que existe una lista de espera y eso implica hilar fino porque un paciente puede morir antes de recibir un órgano.

No está asociado con esa lista de espera, pero sí con el paréntesis abierto por la crisis sanitaria del covid-19. ¿Afectó mucho la pandemia en el día a día de la unidad que usted dirige?

La crisis sanitaria condicionó el día a día de todos los centros hospitalarios, no solo el de la unidad de trasplantes que dirijo... Esa situación de colapso se dio en Canarias, en todo el territorio nacional y en el resto del mundo. A un donante hay que detectarlo y eso requiere de un trabajo intrahospitalario que no se pudo realizar porque las UCI estaban saturadas por las afecciones derivadas del covid. La posibilidad de que haya habido donantes potenciales que no fueran valorados correctamente, en base a los protocolos que se utilizan en este tipo de unidades, es alta porque nos enfrentamos a una situación excepcional que mermó mucho el sistema sanitario. En el caso de Canarias tenemos una lista de espera corta y, a pesar de las limitaciones, sí que hemos podido controlar esos tiempos con relativa facilidad. Si le digo que no se dieron jornadas complicadas no me va a creer, pero esas las resolvimos con agilidad.

¿Fueron días duros?

Fueron días, sobre todo en los peores picos de la pandemia, en los que solo tuvimos la oportunidad de trasplantar (20 cirugías en 2020) lo más urgente porque nos quedamos sin espacio en las unidades de cuidados intensivos.

¿Cómo están los niveles de solidaridad de los canarios a la hora de donar un órgano?

Canarias es una sociedad muy generosa a la hora de donar órganos, siempre ha estado en la zona media-alta del país y su solidaridad fue constante desde los primeros trasplantes. Nos seguimos moviendo en los treinta y pico, casi cuarenta donantes, por un millón de habitantes y esa es una cifra muy buena. Incluso, podemos presumir de tener una conciencia más sólida que en otras comunidad. En ese sentido, no se le puede reprochar nada porque siempre la respuesta fue bastante favorable.

"Canarias es una sociedad muy generosa a la hora de donar órganos, siempre ha estado en la zona media-alta"

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Ahora sí. ¿Esa lista de espera, a la que ha hecho referencia en varias ocasiones, se mueve a una velocidad óptima en las Islas?

Ese es un apartado que en alguna ocasión genera confusión, pero la gestión de una lista de espera es algo que ha evolucionado con el paso de los años. Nosotros seguimos un criterio en el que una urgencia siempre está por delante del tiempo de espera. Atendiendo a esa escala de riesgos [se clasifica a los pacientes por grupos sanguíneos, por la gravedad del caso y, si estamos ante un trasplante hepático, por los datos antropométricos del donante y del receptor] se actúa con la mayor celeridad posible. Antes de entrar en un quirófano hay que coordinar una serie de equilibrios porque no es posible poner un hígado de un donante que pesa 100 kilos en un receptor de 50. En una lista de espera, pues, la gravedad está por delante del tiempo que lleve una persona en ella. Hace unos días tuvimos que atender a dos pacientes hepáticos fulminantes que derivaron de Las Palmas y, por lo tanto, ese tipo de urgencias tienen prioridad sobre cualquier lista de espera... Ambas quedaron resueltas en menos de 48 horas. Cuando generamos una alarma cero todo el territorio nacional está pendiente del órgano con las características que se pide para enviarlo con la mayor brevedad posible al centro hospitalario que lo reclama.

¿Qué papel están jugando los avances tecnológicos en este tipo de cirugías?

Antes hablé de unas máquinas de perfusión hormotérmicas que tuvieron un periodo de prueba y que, poco a poco, ya se están incorporando a las unidades de trasplantes. En cirugía los avances son constantes porque los niveles de seguridad deben ser mayores. Antes, por ejemplo, un trasplante hepático podía alargarse 10 o 12 horas y ahora se puede resolver en tres. Los avances en la instrumentación quirúrgica nos permiten ejecutar una cirugía con menos sangrado y más rápida, manejar otros tiempos en los procesos de anestesia y eso repercute a la hora de eliminar complicaciones y en las tasas de mortalidad. Sí. Las tecnologías son un aliado en la actividad sanitaria.

Al igual que los Da Vinci han entrado de lleno en algunas actividades quirúrgicas, ¿usted cree que estamos cerca de que un robot realice un trasplante?

Ese es un campo que conozco de cerca porque llevo tiempo ligado a la robótica que se hace en La Candelaria y, sinceramente, no creo que pase mucho tiempo antes de que se pueda usar en determinados trasplantes. De hecho, la laparascopia, que es un procedimiento complejo, posibilita realizar trasplantes de donantes vivos: nos permite quitar una porción del hígado o actuar en el riñón. De todas formas, es bastante posible que antes necesitemos dar algún paso más en el campo de la robótica, pero no descarto que en algún momento entre a formar parte de lleno de este proceso.

De vuelta al mundo de los humanos, ¿cuáles son las grandes satisfacciones de este trabajo?

Hay varias [silencio]. En mi caso, que he tenido la fortuna de participar en el desarrollo de la unidad desde sus inicios, he disfrutado mucho por el hecho de ser canario   (1965, Santa Cruz de Tenerife) y ver de cerca la generosidad de los ciudadanos a la hora de donar. Eso, incluso, lo he vivido con personas que tenía relativamente próximas. Salvar una vida es una sensación gratificante, pero también lo es ver cómo los avances tecnológicos te van acompañando a medida que pasan los años. Ser testigo de cómo una persona que tiene una esperanza de vida de menos de un año recibe este regalo [un órgano] y puede tener un futuro más o menos saludable ya es un triunfo del equipo que participa en la ejecución de un trasplante.

"No creo que pase mucho tiempo antes de que la robótica se pueda utilizar en determinados trasplantes"

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¿Con 836 trasplantes en su carrera profesional se atrevería a decir que cada uno de ellos ha sido distinto?

En un trasplante no hay nada rutinario, cada cirugía es un desafío. Con el hígado puede parecer que es más de lo mismo, pero cuando te enfrentas a una anomalía causada por una cirrosis hepática sabes que esta se puede presentar de múltiples problemas. A pesar de que los procedimientos que se siguen no cambian, en el desarrollo de una operación sí que te encuentras con circunstancias que son novedosas. Esos niveles de exigencias son los que al final garantizan que todo salga bien porque la experiencia crece en base a las horas que pasas en un quirófano.

Ya hemos hablado de los donantes y de las nuevas tecnologías, pero existe una parte asociada con los recursos humanos que no podemos dejar fuera. Sobre todo, por el alto nivel médico que existe en los hospitales del Archipiélago.

El prestigio de las unidades que existen en las Islas está muy bien valorado en todo el territorio nacional. En mi caso, trato de estar lo más atento posible en lo que se refiere a los avances que se dan y, a su vez, como vocal de la Sociedad Española de Trasplantes participó en eventos que tienen una gran utilidad a la hora de valorar cómo se hacen las cosas. En España hay 26 grupos de trasplantes y el Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria siempre se ha situado entre los diez primeros en cuanto a resultados, que son valores que están estrechamente vinculados con la movilidad, mortalidad y otra serie de factores que determinan los éxitos de un equipo. Al margen de este reconocimiento, que es algo que motiva a todos los profesiones que nos incluimos en este proyecto, hay un aspecto que me enorgullece tremendamente que está relacionado con el hecho de ser un centro pionero, junto al Clínico de Barcelona, en ser auditados. ¿Eso qué quiere decir? Que cada año analizan todo lo que hacemos con el reto de ir mejorando el servicio que ofrecemos a los pacientes. Ahora mismo, creo, ya son tres las unidades nacionales que se mueven dentro de estas revisiones. Todo lo que sea incrementar la calidad de nuestro trabajo es algo que termina repercutiendo de una forma directa en la sociedad.

¿Cómo son las horas previas de entrar a un quirófano?

Son horas de disponibilidad absoluta porque, entre usted y yo, lo que hago me gusta mucho. Eso es algo que también está presente en los profesionales que conforman este grupo de trabajo. Cuando nos metemos en esta historia las familias se tienen que mentalizar de que aquí no hay horario. Lo mismo te tienes que levantar en medio de la cena de Nochebuena que dejas a la mitad un cumpleaños. Sabemos que el teléfono puede sonar de madrugada, que en minutos nos meternos en un helicóptero y volamos a La Palma para realizar una extracción. Eso forma parte de una profesión en la que nunca puedes dar nada por seguro [hace una pausa]. Vivimos en un mundo que nos apasiona y el cirujano que es capaz de tocar la cirugía de trasplante lo disfruta el doble, o al menos esa es mi impresión, porque son tantas las cosas que maneja que es imposible caer en el aburrimiento.

¿En medio de tanto vértigo es importante no confundir las prisas con las urgencias?

Siempre hay que tener los pies pegados al suelo y actuar desde la serenidad... Eso es algo que recalco en las reuniones clínicas porque es crucial para llegar a entender lo que nos estamos jugando en un quirófano: No le podemos restar valor a una apendicitis porque eso puede hacer que nos relajemos, les repito siendo consciente de que puedo ser algo pesado. Ir un poco «sobrado» (y ponga el entrecomillado, por favor) nos puede crear problemas y, además, cuando hablamos de un trasplante todo se complica un poco más por la cantidad de factores que se dan en una intervención. En serio, esto es tan difícil e influyen tantos detalles que no se puede perder la atención porque eso es algo que condiciona el resultado final y no nos lo podemos permitir... Saber medir los tiempos (antes, durante y después) es algo de lo que no puede prescindir una unidad de trasplante.

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