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Cáncer de vejiga, una enfermedad que requiere más conciencia social

La patología suele debutar con la presencia de sangre en la orina- El consumo de tabaco está implicado en el 50% de los cuadros clínicos que se diagnostican

La doctora Carolina Artiles en su consulta del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria LA PROVINCIA

A pesar de que Europa es uno de los continentes con mayor incidencia de cáncer de vejiga, el conocimiento que tiene la sociedad sobre esta patología es escaso. Así lo desvela una encuesta realizada recientemente por la Asociación Europea de Urología, que demuestra que casi el 60% de los habitantes adultos desconoce lo grave que puede llegar a ser la enfermedad. De hecho, el 55% de los encuestados ignora que un cambio de color en la orina es una de las señales que puede alertar de la presencia de esta neoplasia. «Cuando los pacientes acuden a las consultas médicas suelen llevar varios meses sangrando a través de la orina. Creo que si se ofreciera más información sobre la enfermedad, estos episodios no se repetirían tan a menudo», valora la doctora Carolina Artiles, especialista en Urología en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria

Y es que la hematuria –presencia de sangre en la orina– suele ser el síntoma principal con el que debuta la dolencia. «En el 80% de los casos la hematuria es macroscópica, pero no debemos olvidar que en el 20% restante puede ser microscópica. Además, el sangrado se produce de forma intermitente y puede no ir acompañado de otros síntomas», aclara la facultativa. No obstante, otras de las señales que podrían indicar la presencia de este cáncer son el síndrome irritativo miccional –necesidad urgente de orinar–, la disuria –dolor o molestia al expulsar la orina– o el dolor lumbar

Tipos de neoplasias

Existen dos grandes grupos de cáncer de vejiga: el no músculo invasivo y el músculo invasivo. Entre el 75 y el 80% de los tumores que se diagnostican forma parte del primer grupo. Estos tienen mejor pronóstico y no repercuten en la supervivencia de los aquejados. Los del segundo grupo, en cambio, presentan un elevado índice de mortalidad

El diagnóstico requiere un proceso complejo. En primer lugar, los médicos deben hacer una minuciosa anamnesis y preguntar al paciente si es fumador, ya que el tabaco está implicado en el 50% de los casos. «También es fundamental que sepamos si presenta hematuria, hacer una correcta exploración física, un tacto rectal a los hombres y un tacto vaginal a las mujeres. Esto nos permite descubrir si la patología puede estar afectando a los tejidos perivesicales», señala la especialista. 

La doctora Carolina Artiles cree que es necesario ofrecer más información sobre la dolencia

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Pero el listado de pruebas es más amplio y contempla también una ecografía renal y otra vesical. «Por último, habría que hacer una uretrocistoscopia, que consiste en introducir una cámara por la uretra para llegar a la vejiga y observar con detalle la mucosa vesical. Sin embargo, si sospechamos que el cáncer es músculo invasivo, es imprescindible solicitar un urotac». 

Por lo que concierne a los tratamientos, hay que decir que varían en función del tipo de tumor. Ahora bien, siempre es necesario realizar la resección transuretral del mismo. Se trata de una cirugía que normalmente se lleva a cabo con anestesia epidural o raquídea y requiere una estancia hospitalaria corta –entre 24 y 48 horas–. «Con la ayuda de un aparato endoscópico resecamos el tumor. Posteriormente, lo mandamos a analizar para poder obtener todos los detalles relacionados con su anatomía patológica», detalla la doctora Artiles. 

Gracias a este paso, los especialistas pueden conocer si se trata de un cáncer de vejiga músculo invasivo o de un cáncer de vejiga no músculo invasivo. Si los patólogos determinan que corresponde al segundo grupo, el paciente ya estaría curado, pero los médicos deben estudiar entonces si es preciso administrar quimioterapia intravesical para acabar con las células malignas que puedan estar circulando tras haber resecado el tumor. 

Por el contrario, si se clasifica dentro del primer grupo, el músculo de la vejiga estaría afectado y sería necesario extirpar todo el órgano. «Además, habría que quitar la próstata y las vesículas seminales a los varones, y a las mujeres el útero y la cara anterior de la vagina», anota la experta. «A todo esto hay que sumar una limpieza de todos los ganglios de la pelvis, pues es donde suele diseminarse el cáncer. También hay que hacer una derivación urinaria tipo ureteroileostomía –anastomosar los uréteres a un porción del intestino–, por lo que el paciente tendría que orinar de por vida a través de una bolsa», agrega. 

El perfil de afectados más frecuente es el de un varón fumador, con unos 70 años de media

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Cabe destacar que la quimioterapia neoadyuvante –aquella que se aplica antes de la cirugía– ha demostrado grandes beneficios en pacientes a los que es necesario extirparles la vejiga. Por esta razón, los profesionales del Hospital Insular aplican entre tres y cuatro sesiones para lograr reducir el tamaño del tumor y las complicaciones de la cirugía. 

Dentro del arsenal terapéutico disponible para manejar esta dolencia oncológica también se encuentra la inmunoterapia, estando indicada como tratamiento de segunda línea para los pacientes con cáncer de vejiga músculo invasivo, o bien, para aquellos cuyo estado de salud les impida soportar los efectos propios de la quimioterapia. 

El cáncer de vejiga es el tumor urológico más frecuente en la población femenina y el segundo en la masculina. Pero, ¿cuál es el perfil predominante de los pacientes afectados? Tal y como indica Carolina Artiles, el escenario más común en las consultas lo protagonizan los varones con una edad media de 70 años, que han consumido tabaco durante más de dos décadas, y en los que la afección debuta con hematuria. «Hay que tener claro que el diagnóstico precoz es fundamental, por lo que es imprescindible que la población que experimente sangrado a través de la orina acuda a consulta desde el primer momento en que esto suceda», advierte la sanitaria del complejo de referencia del área sur de Gran Canaria.

Según los datos que maneja el Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, los tumores de vejiga se sitúan entre las diez neoplasias que provocan un mayor número de defunciones en Canarias. De hecho, ocupan la octava posición en la tabla con 158 muertes en 2021, solo diez menos que en 2020.  

Los factores de riesgo más implicados

El cáncer de vejiga causa una lesión exofítica en el órgano que provoca sangrado. Tal y como explica la doctora Carolina Artiles, especialista en Urología en el Hospital Universitario Insular de Gran Canaria, el hábito tabáquico está implicado en el 50% de los casos que se diagnostican. Sin embargo existen otros factores de riesgo que pueden favorecer el desarrollo de esta patología oncológica. Entre estos figura la radioterapia pélvica –que puede causar tumores radioinducidos– y la exposición a materiales como el aluminio, el petróleo o el caucho que exigen ciertos ejercicios profesionales. «Además, los estudios han demostrado que el consumo abusivo de analgésicos también puede dar lugar a la enfermedad», anota la facultativa, que además aclara que no hay evidencias científicas que impliquen a la herencia genética. |Y.M.

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