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Entrevista

Carlos López-Otín: "Entre un 30% y un 40% de los casos de cáncer podrían ser erradicables"

"Los enfermos de cáncer no son héroes ni quieren serlo, son enfermos que desean curarse y nuestra obligación colectiva es contribuir a que ese deseo sea realidad. Es muy desafortunado utilizar el lenguaje bélico"

Carlos López Otín, un referente en la investigación contra el cáncer, en la biblioteca de la Universidad de Oviedo, donde dirige su laboratorio.

Carlos López-Otín (Sabiñánigo, 1958) sigue con su 'Tour del Cáncer', organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), a quienes donará los beneficios obtenidos de su último libro 'Egoístas, inmortales y viajeras. Las claves del cáncer y de sus nuevos tratamientos: conocer para curar' (Paidós, 2021), con la que cierra una trilogía que comenzó hace 3 años, con 'La vida en cuatro letras', cuando atravesaba uno de los momentos más oscuros de su vida.

¿El cáncer perderá la consideración de enfermedad maldita en un futuro?

Esa es la esperanza. Este 'Tour del cáncer' busca contribuir a que esta enfermedad pierda ese estigma que siempre la ha acompañado. El cáncer no es una enfermedad de la que haya que seguir hablando en voz baja o con eufemismos. Sin perder nunca el rigor médico y científico, hay que afrontarla con naturalidad, aprendiendo cuál es su realidad actual y recordando que hoy, más de la mitad de los tumores malignos se curan completamente.

 

Los diagnósticos crecen cada año y, según estimaciones del Global Cancer Observatory, en 2040 habrá 29,5 millones de casos mundiales, un 50% más de los actuales. Esto convive con que hay cada vez una mayor tasa de curación. ¿Es ese el mensaje de esperanza que hay que lanzar?

Estas cifras reflejan tres hechos: nuestra mayor longevidad determina que dispongamos de más tiempo para acumular en nuestro genoma las mutaciones que causan el cáncer; la mejora de la tecnología que permite diagnosticar tumores que antes pasaban desapercibidos, y por último nuestra creciente interferencia biológica, o sea, nuestro insaciable afán de dañarnos a nosotros mismos a través de la exposición voluntaria a todo tipo de agentes tóxicos, o sometiendo al planeta que nos acoge a daños irreparables que se vuelven contra nosotros mismos. Todo esto hace que las cifras del cáncer crezcan sin parar, y ante ello oponemos la investigación y el conocimiento que hace que cada vez se curen más tumores. Sin embargo, todavía es más importante prestar atención a la idea de que prevenir es vivir. Los esfuerzos de la medicina serán inútiles si no aprendemos a ser corresponsables de nuestra salud y la protegemos en la medida de lo posible, pues todos somos vulnerables e imperfectos incluso aquellos a los que les cuesta creerlo y admitirlo.

La paradoja es que el miedo se extiende al propio tratamiento.

El cáncer es la enfermedad que nos hace sentir más vulnerables, genera miedo a lo desconocido, miedo a su origen y miedo al dolor, pero no solo a la propia enfermedad sino como bien dices, miedo a los tratamientos algo que no suele ocurrir con casi ninguna otra patología. Frente a esta realidad, se está progresando de manera extraordinaria en el desarrollo de tratamientos personalizados más específicos y con menos efectos secundarios. 

La enfermedad hay que afrontarla con naturalidad; hoy, más de la mitad de los tumores malignos se curan completamente

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¿Falta comprensión y pedagogía a nivel de calle sobre qué es el cáncer y por qué se origina?

En general, falta pedagogía para explicar las claves de las cuestiones de la salud, pero también se echa de menos más curiosidad e interés por aprender en algunos sectores de la población que deberían dar ejemplo. Es muy emocionante ver cómo en cada etapa del 'Tour del cáncer' las salas se llenan para escucharnos y las preguntas y la firma de los libros se extienden durante horas. Muchos de los que acuden son enfermos o familiares de enfermos, pero también personas que tienen el deseo de aprender más sobre las claves de la salud y de la vida. 

¿Qué alternativa hay a los mensajes que equiparan superar el cáncer con la voluntad del paciente?

Los enfermos de cáncer no son héroes ni quieren serlo, son enfermos que desean curarse y nuestra obligación colectiva es contribuir a que ese deseo sea realidad. Es muy desafortunado utilizar el lenguaje bélico para describir el proceso de tratamiento y curación de la enfermedad. Tampoco ayuda el someter al paciente a la presión de la positividad, o sea, a tener que escuchar a todas horas que hay que ser positivo y que así es como se supera el cáncer. En la vida es más agradable ver las cosas con optimismo, pero no puede ser que un paciente que lo está pasando muy mal por la enfermedad y por el tratamiento, tenga además que asumir que si no se está curando es porque no está siendo tan positivo como los famosos que salen en los medios anunciando que han vencido al cáncer gracias a su talante frente a la enfermedad. Eso, además de ser imprudente, crea mucha frustración en los enfermos y en sus familias.    

Los esfuerzos de la Medicina serán inútiles si no aprendemos a ser corresponsables de nuestra salud y la protegemos en la medida de lo posible

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¿El cáncer tiene también una brecha económica que castiga más a las rentas bajas?

Así es, el cáncer crea desequilibrios sociales importantes por su falta de equidad. Es una enfermedad muy democrática en su desarrollo porque a todos nos alcanza y a todos nos iguala, pero no lo es en las fases posteriores. Es muy duro tener cáncer y carecer de recursos para afrontarlo en todos sus aspectos, más allá de lo que ofrece la asistencia sanitaria pública. Por eso, todos los beneficios de mi libro 'Egoístas, inmortales y viajeras' se están destinando al programa Pobreza y Cáncer de la AECC.

En su último libro presenta el descifrado del genoma del cáncer como uno de los “elixires de salud”. ¿Qué es y qué importancia tiene esta estrategia?

El cáncer surge fundamentalmente de la acumulación de daños en nuestro ADN, ese material genético construido en cada célula por más de tres mil millones de piezas químicas llamadas nucleótidos. Un cambio o mutación en una sola de estas piezas puede ser suficiente para que una célula normal comience a transformarse en una entidad egoísta, inmortal y viajera, hasta llegar a generar un tumor maligno. Hay tantas opciones diferentes para que una célula pueda llegar a transformarse, que al final cada tumor es único en sus características moleculares. No hay dos tumores iguales, de la misma manera que no hay dos copos de nieve iguales. Hoy podemos estudiar con gran detalle el paisaje mutacional de los tumores y determinar cuáles son las alteraciones más importantes en cada tumor de cada paciente y así avanzar hacia una oncología personalizada y de mayor precisión y eficacia.

Defiende que el futuro pasa por tratamientos personalizados como la inmunoterapia o ese descifrado del genoma en cada paciente. ¿Esto podría abrir una puerta a que puedan acceder solo quienes más recursos tengan?

Ese riesgo siempre existe, no se puede ocultar. Sería muy frustrante que todo el inmenso conocimiento generado sobre el cáncer al final sirva para crear nuevas formas de discriminación. Ante eso, habrá que estar muy atentos para que el progreso científico y tecnológico vaya acompañado de un progreso moral y social que garantice la equidad. Solo una sociedad bien educada y bien informada podrá hacer frente a ese dilema que planteas.

No puede ser que un paciente que lo está pasando muy mal por la enfermedad y por el tratamiento, tenga además que asumir que si no se está curando es porque no está siendo tan positivo como los famosos que salen en los medios

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¿Qué límites presentan o con qué barreras se topan estos tratamientos hoy en día?

En el cáncer desconocemos todavía muchas cosas, entre ellas numerosos mecanismos de resistencia a los fármacos. Las células tumorales son incansables en su capacidad de evolucionar y adaptarse a nuevas condiciones, incluyendo las impuestas por los propios fármacos antitumorales. Esta es una barrera todavía muy importante en muchos casos, pero hay otras, por ejemplo, no tenemos todavía fármacos específicos para muchas mutaciones frecuentes en distintos tumores. En cuanto a la inmunoterapia hay tumores malignos como los melanomas o diversos tumores hematológicos en los que distintas formas de inmunoterapia han proporcionado éxitos extraordinarios. En muchos otros casos, todavía hay que progresar para conseguir hacer realidad esta esperanza.  

Desde hace tiempo se plantean estudios clínicos para producir vacunas de ARNm contra el cáncer. ¿Cómo observa esta vía?

Con gran interés porque el éxito científico en las vacunas de ARNm contra el virus del covid ha revitalizado este campo. En todo caso, hay que recordar que el cáncer es una enfermedad de una complejidad clínica y biológica mucho mayor que cualquier infección vírica por lo que es difícil que a corto plazo se consigan resultados con tas vacunas que sean generalizables para muchos tumores.

Habrá que estar muy atentos para que el progreso científico y tecnológico vaya acompañado de un progreso moral y social que garantice la equidad

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Suele incidir en que seguir una nutrición adecuada, llevar una vida activa y minimizar la exposición a tóxicos como el tabaco o el alcohol son fundamentales para prevenir el cáncer. ¿Qué porcentaje del total suponen estos tumores ambientales sobre el total de los diagnósticos?

Hay tres grandes tipos generales de tumores según su origen: hereditarios, ambientales y replicativos. Los primeros provienen ya de nuestros progenitores y son menos del 10% de todos los tumores malignos, muchos pueden evitarse por consejo genético. Los ambientales pueden llegar hasta un 30-40% de los casos de cáncer, y serían erradicables evitando nuestra exposición a los agentes ambientales responsables de su desarrollo. Por último, los tumores replicativos son los más frecuentes, derivan de nuestras imperfecciones biológicas y son los mayoritarios, aunque con medidas preventivas podemos dificultar que el azar nos sea esquivo y se produzca la transformación celular en nuestro interior.

¿Qué relación hay, desde la evidencia científica, entre el estrés y el cáncer?

Es muy improbable que un grave disgusto o un intoxicador humano causen mutaciones que provoquen la transformación celular. Sin embargo, este proceso mutacional va acompañado de numerosos factores adicionales incluyendo los cambios epigenéticos y la creación de un entorno permisivo en el plano celular. Por ello, mi opinión particular es que el estrés emocional puede incrementar el riesgo de cáncer en ciertas circunstancias, por ejemplo aumentando los niveles de cortisol, una hormona que provoca una supresión del sistema inmunitario antitumoral.

¿Qué líneas abiertas tiene actualmente el estudio del cáncer?

Muchas. En el ámbito más básico hay que seguir progresando en el desciframiento de los genomas del cáncer para conocer las mutaciones que causan cada tumor de cada paciente. Esta aproximación ha permitido el desarrollo de la oncología personalizada, pero todavía necesita solventar cuestiones relacionadas con su implementación de manera amplia y equitativa. También extender el empleo de la inmunoterapia, por ahora solo eficaz en ciertos tipos de tumores, o investigar mucho más sobre los mecanismos que provocan la resistencia a la quimioterapia o el desarrollo de metástasis. Tenemos que introducir nuevas metodologías de imagen, aproximaciones nanotecnológicas, modelos de investigación como los basados en los llamados organoides, y nuevos formatos de ensayos clínicos que ayuden a limitar la toxicidad y mejorar la especificidad de muchos de los tratamientos actuales. El cáncer es una enfermedad muy antigua y muy compleja, que forma parte de nuestro legado evolutivo y que necesitará muchas mentes y muchas manos para avanzar en su conocimiento.

Comenzó la trilogía de la vida hablando de 'ikigai' y lo cierra hablando del 'shoganai'. ¿Qué conclusiones saca de este viaje?

El gran poeta Joan Margarit me enseñó que, si te descuidas, una herida es un lugar donde uno puede quedarse a vivir. Evitar esta posibilidad es una tarea muy difícil, y para ello, al menos en mi caso, tras perder mi ikigai o propósito vital, lo primero que tuve que aceptar es que la perversión humana existe a unos niveles que pueden resultar inconcebibles. Después hay que buscar nuevas formas de motivación, en mi caso escribí tres libros en los que reflexioné acerca de las diversas caras de la vulnerabilidad humana y las posibles formas de afrontarla. Por lo demás, seguí trabajando en el laboratorio, formando a mis discípulos y nunca perdí ni una sola hora de clase, ni en los peores momentos. Esto es el shoganai japonés, aceptar la vida tal cual es, una pintura ondulante de Van Gogh, con momentos buenos y otros malos o muy malos, pero lo mejor que tenemos, un auténtico milagro molecular cotidiano. Siempre digo que lo asombroso no es tener cáncer u otra enfermedad, sino estar sano. Esta reflexión me ayuda en las incertidumbres y melancolías que a todos nos surgen en la vida cotidiana.

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