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Ciencia | Día Internacional contra el Cambio Climático

La gradual tropicalización de las Islas pondrá en riesgo el turismo del futuro

El 90% de los turistas acuden a las Islas atraídos por unas condiciones climáticas que el calentamiento global amenaza con alterar en apenas cinco décadas

La playa de las Teresitas, en Santa Cruz de Tenerife, abarrotada de turistas. | | CARSTEN W. LAURITSEN

El cambio climático va a poner en jaque el sistema económico de Canarias. La gallina de los huevos de oro del Archipiélago, el turismo, depende –casi en su totalidad– de que los turistas se encuentren con unas condiciones climáticas agradables. Pero el aumento de temperaturas en todo el mundo debido a las emisiones de gases de efecto invernadero, amenazan con «tropicalizar» Canarias y convertirla en un destino mucho menos apetecible para el mercado nacional e internacional.

Así lo destaca el investigador de la Cátedra de Reducción de Riesgos de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna, Jordan Correa, quien ha aprovechado el Día Internacional contra el Cambio Climático para alertar sobre los riesgos a los que se enfrenta el Archipiélago. Entre otras cosas, porque el cambio climático que va a vivir Canarias es muy distinto al que sufrirán otros territorios. «El 90% de los visitantes que eligen las Islas como destino turístico lo hacen por el clima», reflexiona Correa, quien insiste en que si estas condiciones favorables cambian, es posible que «muchos decidan viajar a otro lugar».

Canarias sufre una media de 25 noches tropicales al año, pero esta cifra aumentará

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Los científicos tienen una forma de contabilizarlo a través de lo que denominan «confort climático. Con el estudio de varios índices, los investigadores miden el bienestar de la población con respecto a las condiciones ambientales. En un escenario donde el cambio climático altere los climas preestablecidos en el mundo, «es posible que otros destinos europeos pasen a tener condiciones más atractivas», recalca Correa. Por ejemplo, si en Alemania ya no hace tanto frío en invierno, cabe la posibilidad de que muchos prefieran quedarse en el país en lugar de viajar a una zona más agradable.

Canarias sufrirá una tropicalización. Esto quiere decir que sus condiciones climáticas se asemejarán más a la que ostenta su archipiélago vecino: Cabo Verde. En este futuro cada vez más cercano, el Archipiélago tendrá una temperatura de entre 1,3 y 2,5 grados superior –dependiendo del escenario de emisiones en el que nos encontremos– en 2100. «Se notará sobre todo en las noches que tenderán a ser más tropicales», explica Correa. Una noche tropical es aquella en la que la temperatura se sitúa, como mínimo, por encima de los 20 grados centígrados y si supera los 25 grados, se habla de noche ecuatorial. Pero ninguna de ellas «han sido, tradicionalmente, excesivamente frecuentes en Canarias».

Según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología, entre 1981 y 2010, en Canarias se han producido una media de 25 noches tropicales. Las zonas más afectadas son el sur de Gran Canaria, la zona metropolitana de Tenerife y La Palma. Pero en los últimos años, además, se han percibido fenómenos que hasta hace unas décadas eran impensables. «Por ejemplo en la estación de Izaña hasta 1979 no se había registrado ninguna, y hoy en día es un fenómeno recurrente», explica el investigador, que insiste que esta reducción de días y noches frescas –especialmente estas últimas– tendrán consecuencias directas en la salud.

Hasta ahora se creía que el calor nocturno solo era una molestia, sin embargo, con el tiempo y atendiendo a ciertos indicios, la ciencia ha podido constatar que sus efectos van más allá. El calor es el principal motivo de dormir mal. El cuerpo necesita descanso y para ello requiere que el pulso disminuya entre un 20 y un 30% con respecto al estado de reposo. Sin embargo, cuando una presión externa como el calor hace su aparición, el organismo se ve obligado a trabajar para poder termorregularse a través de la sudoración y la vasodilatación. Esto conlleva un déficit de descanso cuyas consecuencias van desde la falta de concentración hasta la muerte. De hecho, ya a día de hoy, las noches cálidas han aumentado un 16% la mortalidad en España, según un estudio publicado en la revista Epidemiology el año pasado.

La temperatura no es lo único que cambiará en ese futuro cada vez menos utópico. También crecerá la humedad relativa, a un ritmo creciente de un 1% por década, y de la evapotranspiración, en cuestión de 18 milímetros por década. Esto último supone que la superficie perderá mucho más humedad, por lo que se incrementará la desertificación y habrá muchos más problemas para obtener recursos hídricos. Más aún en un territorio tan dependiente de los acuíferos como las Islas. Ambas circunstancias también tendrán un papel decisivo en la evolución de los incendios. Se espera que sean mucho más feroces al encontrar condiciones más favorables para expandirse.

Si con todo esto no fuera suficiente, el cambio climático también provocará una alteración de las precipitaciones. Sin embargo, este indicador no es tan fácil de predecir, dado que aún no se ve una tendencia clara que permita conocer exactamente en qué medida le afectará el calentamiento global. De hecho, «la cantidad total de precipitaciones no se ha reducido tan drásticamente», como resalta Correa. Lo que sí ponen de relieve los modelos climáticos es que la zona de Canarias va a sufrir precipitaciones más intensas, una situación que conducirá a que se produzcan episodios de inundación de forma más recurrente. «Además, vemos que el régimen de lluvias está cambiando: se están incrementado los episodios de precipitación estival», destaca.

Las noches cálidas han aumentado un 16% la mortalidad en España, según ‘Epidemiology’

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El huracán Hermine, que llegó a Canarias como ciclón extratropical debilitado, ha batido un récord de precipitaciones jamás visto en la historia de las Islas. «Tan solo en el sur de Tenerife en este septiembre ha llovido más que en los últimos 40 meses de septiembre», resalta Correa. Hermine también ha demostrado que el cambio climático está debilitando el «escudo de protección» que desde hace años ha evitado los ciclones tropicales y huracanes. «Si Hermine se hubiera situado tan solo a 100 kilómetros más al norte, el resultado de aquellas jornadas hubiera sido muy distinto», explica el físico atmosférico Juan Jesús Alemán, que desarrolla su trabajo en la Aemet.

El escudo se debilita

Aunque Hermine nunca alcanzó Canarias con dicha intensidad, «había múltiples escenarios que lo acercaban a las Islas. Por tanto, «podría haber ocurrido y no lo hizo por casualidad», reflexiona Alemán. Este hecho, aunque aislado, muestra otra de las repercusiones del cambio climático en Canarias: el mayor riesgo de sufrir la llegada de ciclones tropicales. «En los últimos años, observamos que los ciclones con carácter tropical son cada vez más frecuentes en nuestras cercanías», relata el investigador. Este incremento se ha acrecentado especialmente en los últimos 15 y 20 años. La duda ahora está en si el culpable directo de estas alteraciones es el cambio climático. «En principio sí, es nuestra principal hipótesis, dado que sabemos que el calentamiento global aumenta la frecuencia de estos eventos», relata el científico, quien, sin embargo, recuerda que para establecerlo haría falta hacer un «estudio de atribución» más completo.

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