Canarias, además de contar con un clima envidiable y una geografía llena de parajes únicos, cuenta con un amplio abanico de leyendas y hechos insólitos, que a lo largo de la historia se ha fusionado con el folklore popular. Muchas de ellas se encuentran las de los aborígenes de Canarias que, al no conocer la escritura, mucha de sus tradiciones acabaron en el olvido y lo poco que se conserva fue rescatada, en un principio, por diferentes cronistas de forma oral. Entre todas esta, destaca entre la rica cultura de los antiguos pobladores del archipiélago: la del Tibicenas.

La creencia más extendida sobre estos seres mitológicos recoge que un día el diablo, conocido como Guayota para los aborígenes tinerfeños, raptó al dios del sol, Magec, y lo llevó hasta el interior del Teide, conocido como Echeyde. En ese momento, el mundo entró en oscuridad hasta que el dios del cielo, Achamán, lo rescató. Mientras tanto, en ese periodo momento, nacieron los tibicenas, que como seres nacidos de la oscuridad huyeron de Guayota una vez este fue liberado y se escondieron en cuevas, bosques y barrancos con poca luminosidad.

Seres infernales

Según rescatan los investigadores, las leyendas aborígenes describían a los Tibicenas como demonios con forma de perros oscuros que aparecieron en las islas aterrorizándolos. Aunque en ocasiones también se manifestaban caracterizados con la apariencia de otro animal, incluso como un ser humano.

Considerados como seres infernales, los antiguos canarios les rendían culto, temerosos ante posibles desgracias que éstos canes podían causarles, y hacían sacrificios ante pequeños ídolos de barro con forma de animales, que han sido encontrados con posterioridad en distintos puntos de las islas como en La Aldea de San Nicolás o el barranco de Guayedra, en Agaete, entre otros.

Las características de esta creencia mitológica la transforma en una leyenda poco conocida en el sector urbano, pero la orografía isleña y la existencia de muchos parajes y barrancos profundos han propiciado, durante muchos años, la aparición de varios testimonios que guardan relación con esta fenomenología de esta especie de yeti canario.

Aunque se han registrado varios testimonios de distintos encuentros con Tibicenas, en ninguno se ha producido ningún tipo de agresión y tan solo se limitan a crear el pánico en la persona que han avistado a estos mitológicos seres.

Orígenes

Según recogen las distintas estudios y crónicas una de las más famosas se dio en los años cuarenta del siglo XX en el municipio grancanario de Mogán. En él, un agricultor del barranco del municipio sureño iba a trabajar sus tierras en el alba, cuando todavía de noche. Durante el trayecto se encontró con un cerdo con un pelaje oscuro. Extrañado por la condición inusual se quedó mirándolo cuando éste le habló y se transfiguró en una mujer conocida que le amenazó con que no contara nada de aquello. Asustado por las amenazas no contó nada hasta años después.

Distintos restos de enormes cráneos de perros desconocido han sido encontrados en yacimientos arqueológicos en Gran Canaria y Tenerife. Esto podría indicar la existencia en el pasado de una desaparecida raza de perro de gran tamaño que complicada el día a día a los antiguos pobladores de Canarias y hubiera servido como base para que estos construyeran una historia a su alrededor hasta, a través de la transmisión oral, se convirtiera en la conocida leyenda del Tibicenas.