Los millenials son así: exigen a sus marcas más responsabilidad social que nunca. Su mentalidad es muy distinta a la de los demás consumidores. Su importancia mercadológica hace que muy pocas empresas puedan permitirse ignorar este requerimiento.

El marketing social ya no es una opción: se ha convertido en una necesidad inaplazable para la mayoría de las organizaciones. Nos referimos tanto a multinacionales como a pymes y proyectos de emprendimiento con escasos recursos.

Al extenderse la demanda de RSC, además, su planificación y ejecución se ha complicado. Es evidente que hacer las cosas bien, de acuerdo a la legislación vigente y con criterios humanitarios, sostenibles y solidarios, está al alcance de todos. Pero, asimismo, es preciso destacar y transmitir esta actitud. Con frecuencia, no basta con querer, hay que saber cómo hacerlo.

Cómo crear un buen plan de responsabilidad social corporativa

Si algo tiene el marketing social, como cualquier otro enfoque mercadológico, es que no se puede improvisar. En consecuencia, requiere elaborar un plan de RSC personalizado.

Siempre es necesario analizar la situación, redactar un código de conducta, identificar y definir los objetivos, implantar el plan, medir su aplicación con las KPI oportunas, implicar a todos los profesionales y, anualmente, elaborar una memoria.

¿Podemos hacerlo solos? Depende del talento y la cualificación con los que contamos. Un buen número de empresas se encargan ya de ofrecer formación y conocimientos especializados en esta materia. A través de másteres, cursos presenciales u online y otros sistemas formativos avanzados, como el mentoring, se convierten en un apoyo fundamental para este propósito.

Existen compañías especializadas en implementar RSC, como Yohumanize y muchas consultoras que se desenvuelven en esta actividad. Suelen basar su trabajo en un análisis inicial, a partir del cual se establece un diagnóstico, y una colaboración conjunta para conformar el plan de marketing social e implementarlo. Sus especialistas se convierten, en la práctica, en activos decisivos para el desarrollo de la RSC en sus empresas clientes.

En otro nivel de colaboración, las empresas de comunicación, las agencias de publicidad y la boutiques creativas son capaces de aportar su talento para idear nuevas fórmulas e ideas de actividades socialmente responsables.

Puntualmente, es posible establecer acuerdos con ingenierías, centros de investigación y startups que están trabajando ya en ámbitos relacionados. En ocasiones, el apoyo de una organizadora de eventos o de las empresas centradas en la economía circular y en la integración de personas con discapacidad ofrece, igualmente, grandes posibilidades.

De modo habitual, las empresas que quieren empezar a dar pasos positivos en su RSC confían en fundaciones u ONG de gran prestigio y dilatada trayectoria.

No estamos solos, por lo tanto, en términos de responsabilidad social corporativa. Hay muchas empresas y profesionales que pueden ayudarnos y guiarnos. La tendencia crece: cuanto más importante sea la RSC y más empresas se adhieran, mayor será la oferta de servicios disponibles.

Referencias de la élite

Al pensar en iniciativas de responsabilidad social corporativa nos vienen a la cabeza un buen número de marcas. Son esos referentes a los que todos deseamos parecernos, porque hacen bien las cosas, saben difundirlas y el público lo aprecia. 

  • Johnson & Johnson. Además de haber logrado reducir su impacto ambiental durante décadas, impulsa iniciativas de órbita mundial para facilitar agua potable y potenciar la energía eólica.
  • Google. Su centro de datos gasta la mitad de energía que los de la mayoría. Además, está invirtiendo permanentemente en iniciativas para el desarrollo de las energías renovables.
  • Coca-Cola. Sabedora de lo mucho que contaminaban sus flotas de distribución, ha realizado una sustancial inversión para cambiar sus camiones por otros basados en combustible alternativo. En España es posible encontrar un buen abanico de conductas empresariales ejemplares, en las que podemos inspirarnos para concretar nuestro plan de responsabilidad social corporativa.
  • Eroski. Está centrada en difundir entre los escolares los hábitos de vida más saludables. Alrededor de un millón de niños se han beneficiado ya de sus campañas.
  • Telepizza. Se han convertido en un eficaz canal de comunicación para mensajes de causas justas y solidarias, cedidas a las fundaciones y ONG que las avalan.
  • Damm. Elabora su cerveza con energías 100 % limpias.
  • Bankinter. Impulsa las finanzas sostenibles con todas sus capacidades. De hecho, se ha situado ya entre las 27 entidades bancarias más sostenibles del mundo.
  • Quirónsalud. Ha atendido médicamente en España, de modo solidario, a 150 personas que no podían ser tratadas en África.
  • L’Oréal. Mide y vigila permanentemente el impacto que sus productos cosméticos producen en la Naturaleza y las personas.