El historiador Ricardo Miralles, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de la Universidad del País Vasco y escritor, falleció el sábado a los 68 años. El hecho ha despertado el más sentido pésame tanto de su comunidad, conocido por contribuir a la revalorización del patrimonio románico de La Rioja como director fundador del Centro del Románico de Treviana, y también de sus allegados de las Islas puesto que, entre sus publicaciones, destacó el compromiso a la hora de investigar y difundir el legado del político y presidente del Gobierno de la II República Juan Negrín López, con el apoyo de la Fundación que lleva su mismo nombre.
El ente emitió un comunicado mostrando sus condolencias por la muerte del historiador. Entre sus obras, cabe destacar El socialismo vasco durante la Segunda República (1988), Equilibrio, hegemonía y reparto. Las relaciones internacionales entre 1870 y 1945 (1996), y el texto que marcaría su trayectoria: Juan Negrín. El hombre necesario (1995). Además, a este lo siguió Textos escogidos de Indalecio Prieto (2000), Juan Negrín. La República en guerra (2003), con prólogo de Paul Preston, y, el último de su carrera, Indalecio Prieto. La nación española y el problema vasco. Textos políticos (2019).
Múltiples fueron las ocasiones que Ricardo Miralles acudió a Las Palmas de Gran Canaria para seguir divulgando la vida y obra de Juan Negrín contra la propaganda franquista que había enterrado su figura y, sobre todo, una etapa tan convulsa y llena de claroscuros en la historia de España.
Entre las contribuciones que realizó acerca del estadista grancanario, Miralles demostró, después de haber consultado la documentación en el Banco de España, que el entonces presidente no fue el único responsable de dar las reservas de oro del Banco a Moscú para cambiarlas por armas. Al contrario, esa decisión fue de todo el Consejo de Ministros. Con motivo de la exposición Juan Negrín. Médico y jefe de Gobierno, la cual lo trajo al Centro de Arte La Regenta en 2007, el investigador expuso que «Negrín era el último dirigente de la II República por individualizar», recogió este periódico.
Entre otras cuestiones, analizó la relación del exiliado con el político socialista Indalecio Prieto, pues ambos perfiles mostraban las dos caras de afrontar un período convulso. Estudios que quedan para la memoria histórica de un país por sanar.
