Conectar colegios y universidades con laboratorios reales disponibles en otros lugares del planeta, de forma que el alumnado pueda desarrollar prácticas en asignaturas tecnológicas o científicas en su aula, sin necesidad de instalar ninguna infraestructura, sólo con conexión a internet. Este es el objetivo de los laboratorios remotos, una iniciativa de innovación educativa que ha crecido de forma exponencial tras la pandemia por covid-19, tanto en la educación superior como en primaria, secundaria y bachillerato. Así lo afirmó Unai Hernández, profesor de Ingeniería de la Universidad de Deusto, en Bilbao, durante su intervención en la V Semana de la Innovación Educativa, que organiza la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria a través del grupo de Innovación Educativa Aplicaciones Tecnológicas para la Enseñanza de las TIC (Atetic), en colaboración con el Vicerrectorado de Profesorado, Ordenación Académica e Innovación Educativa, en la Escuela de Ingeniería de Telecomunicación y Electrónica (EITE) de la ULPGC.
Hernández Jayo impartió la ponencia Laboratorios Remotos. La transformación digital de escenarios docentes STEM, donde expuso la iniciativa LabsLand, una spin-off creada en 2015, fruto del trabajo realizado por su grupo de investigación desde 2004, y que oferta a los centros educativos la posibilidad de conectar laboratorios reales disponibles en otro lugar en internet, desde un robot con arduino en Europa, un laboratorio de cinemática en Brasil o un laboratorio de radioactividad en Australia. Son laboratorios reales, no simulaciones, que existen físicamente en España, Costa Rica, Estados Unidos, Asia, Sudáfrica, Australia..., y los estudiantes de los colegios y universidades que lo demanden acceden a ellos a través de internet.
«Llevamos casi 15 años desarrollando y usando laboratorios remotos. Surgió de la necesidad que tenemos los profesores, porque muchas veces los laboratorios no están abiertos o disponibles, son caros de mantener, de gestionar, y ante esta situación, empezamos trabajando en un conjunto de tecnologías para que los chavales desde casa pudieran hacer prácticas, igual que si estuviesen en un laboratorio en la universidad, solamente que en vez de tocar o ver a través de sus ojos, ven o tocan a través de internet. Con cualquier navegador o dispositivo conectado a la red -ordenador, móvil, tablet...-, pueden hacer prácticas de cualquier tipo de disciplinas científicas o tecnológicas».
Los laboratorios remotos reducen el coste de las prácticas académicas y eleva la capacidad de acceso a las mismas en cualquier disciplina
La diferencia con respecto a un simulador o a un entorno virtual, según apuntó el director de proyectos delInstituto Tecnológico de Deusto (DeustoTech), es que detrás de éstos hay un modelo matemático que da siempre la misma respuesta; mientras que en los laboratorios remotos responden en base al trabajo de configuración que se realice en el aula. «No hay una ecuación matemática o un algoritmo por detrás que dice cuál va a ser la respuesta del experimento, sino que depende de lo que el alumno o el profesor haga».
Esta herramienta reduce considerablemente el coste de un laboratorio presencial, siempre funciona y está activa, y además despierta el interés del alumnado por las prácticas. «Hemos visto que a los chavales les atrapa mucho, acceden después de clase, los fines de semana, y también pueden enseñarle a sus padres lo que están haciendo en las asignaturas del ámbito STEM». Y por parte del docente, los laboratorios remotos les permite saber lo que el alumno ha hecho en el experimento, cuando se ha conectado, qué actividades ha hecho, si las ha hecho mejor o peor... «Es un entorno en el que el docente también se siente muy a gusto, porque puede adaptar cada experiencia a los diferentes ritmos de aprendizaje de los alumnos».
Otra de las ventajas que oferta el servicio creado por LabsLand es que tienen laboratorios físicos repartidos por todas partes del mundo, y de cada uno disponen de tres instancias distintas, para cubrir toda la demanda, jugando con las diferencias horarias en los distintos continentes. «Al tener tres instancias del mismo laboratorio desplegadas por el planeta, contamos con un sistema que en función a la ocupación, el usuario, accede a uno u otro. Por ejemplo, un alumno en un aula de Navarra se conecta y ve que su experimento también se está ejecutando en Washington y el de al lado en Sudáfrica, y el experimento es el mismo».
Actualmente ofertan en torno a 40 laboratorios, de todos los ámbitos -Física, Química, Biología, Ingeniería y Electrónica...-. «Se están proponiendo muchos, por ejemplo, experimentar con la ley de boyle, que suelen ser experimentos muy sencillos y muy rápidos de hacer, pero que mover a 30 alumnos a un laboratorio físico para diez minutos es complicado. Aquí tienes los mismos recursos y la experiencia es la misma, pero a través de un laboratorio remoto que es web, se hacen muchos experimentos y miles de accesos. Además de que es un entorno que permite adaptar a los diferentes ritmos de aprendizaje», concluyó Unai Hernández.
44 grupos de innovación educativa en la ULPGC
La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria ha hecho una apuesta importante por la generación de proyectos de innovación educativa para mejorar la calidad docente. El pasado curso académico se publicaron dos convocatorias que se tradujo en la financiación de 40 proyectos de innovación educativa, con una dotación de 80.000 euros de los fondos europeos Next Generation, según avanzó Eduardo Quevedo, director de Innovación Educativa y Formación del Profesorado de la ULPGC. Dicha apuesta ha contribuido a que en los últimos años haya crecido el número de grupos de investigación en el ámbito de la innovación educativa, pasando de 32 a los 44 actuales. Así, se trabaja en diferentes proyectos, desde relacionados con el impulso del aprendizaje de idiomas; otros que se generan en centros como la Escuela de Ingeniería Industriales y Civiles para dar soporte a prácticas innovadoras; o los que se centran en mejorar la enseñanza y el aprendizaje en determinadas asignaturas, como las matemáticas, incluso entre niveles distintos de enseñanza. | M. J. H.
