Meteorito Canarias

Casualidad meteórica: un bólido como el de Canarias ya golpeó a una persona hace 68 años

Solo le hizo un gran moratón en la cadera, aunque la situación le generó también una gran ansiedad que le acabó pasando factura con los años

Casualidad meteórica: un bólido como el de Canarias ya golpeó a una persona hace 68 años

En la tarde de este miércoles, un meteorito atravesó el cielo de Canarias, cayendo posiblemente en el norte de las islas ye provocó este objeto se notó en toda la isla de Gran Canaria, e incluso en Tenerife, La Gomera y La Palma se notificó la presencia de un rayo de luz de color verde y rojo que surcaba el cielo y, por otro, una estela de humo con dirección a Gran Canaria.

Este fenómeno ocurrió justo 68 años después de que la nica persona que ha recibido un impacto de meteorito. "Casualidades de la vida", afirmó el vulcanólogo del IGN, Stavros Meletlidis, que ha recordado que este anecdótico evento ha coincidido con este singular evento. 

Como ha bromeado "si algunos juntan eso, las señales en Hawaii y lo ocurrido en Gran Canaria y montan una película de conspiraciones que arrasa en los Óscars".

Para esto hay que remontarse a 1954 y su protagonista, Ann Hodges, de Alabama (Estados Unidos) sobrevivió. Esta mujer tuvo la suerte de que el meteorito en cuestión, no aterrizó directamente sobre ella, sino que rebotó en primer lugar sobre un aparato de radio. Todo ello después de atravesar el techo de su casa.

Estaba echándose una siesta

Un bólido como el de Canarias ya golpeó a una persona hace 68 años

Un bólido como el de Canarias ya golpeó a una persona hace 68 años

Ann se encontraba echando la siesta en el sofá de su casa cuando sintió un golpe muy grande en la cadera. Tras despertar dolorida y llamar a su madre, que en ese momento se encontraba en casa, ambas vieron que el techo de la vivienda estaba roto. Además, el aparato de radio se encontraba destrozado. Pronto se percataron de que el origen del impacto era una roca negra, más o menos del tamaño de un melón, que descansaba cerca del lugar en el que ella dormía unos momentos antes.

No buscó ayuda médica, pues solo tenía dolor y un moratón incipiente que acabó convirtiéndose en un hematoma inmenso. Pero sí que puso lo ocurrido en conocimiento de las autoridades. Sus vecinos de la localidad de Sylacauga ya habían alertado de la observación de una bola de fuego roja en el cielo. En plena Guerra Fría, se temió que pudiese ser un ataque soviético, por lo que se confiscó la roca para su inspección. Además, se generó tal revuelo mediático en su casa que terminó acudiendo al hospital, más que por el dolor, por alejarse del gentío.

Miedo a la Unión Soviética

Debido a la existencia de la Guerra Fría, se hicieron cargo de la investigación las autoridades de la Fuerza Aérea Estadounidense. Pronto se descartó la posibilidad de un ataque llevado a cabo por la Unión Soviética. Aun así, se abrió un nuevo dilema. ¿A quién le pertenecía este preciado tesoro? Ann Hodges comenzó una dura batalla para hacerse con él. El problema es que dicha roca cayó en la propiedad de Birdie Guy, ya que Ann Hodges y su marido no eran propietarios de la vivienda.

Solo le hizo un gran moratón en la cadera, aunque la situación le generó también una gran ansiedad que le acabó pasando factura con los años

Solo le hizo un gran moratón en la cadera, aunque la situación le generó también una gran ansiedad que le acabó pasando factura con los años

La señora Guy ganó el juicio, pero el matrimonio protagonista de esta historia adquirió la propiedad de la misma pagando 500 dólares. Tras un par de años sin haber recibido ofertas, el matrimonio decidió donar la pieza al Museo de Historia Natural de Alabama, lugar en el que todavía se exhibe. ¿Quién iba a decir que el meteorito que impactó a una persona y no la mató en el acto iba a terminar con este triste final? Al menso, echando un rápido vistazo a la historia, todo quedó en una anécdota en la que, sin duda alguna, podría salir una película de ahí.

El otro fragmento cayó en la casa del vecino

Ann Hodges

Ann Hodges

Tuvo mejor suerte el vecino de Ann, en cuyo huerto cayó la otra mitad del meteorito, que se había partido en dos tras cruzar la atmósfera terrestre. Mientras tanto, la mujer empezó a tener problemas de ansiedad, en el curso de los cuales se produjo también su divorcio. Murió en 1972, con solo 52 años, por un fallo renal.