Salud

A ritmo de son ante la adversidad

Moise González sufre una enfermedad degenerativa que se llama distrofia muscular tipo cintura, pero él, antes como percusionista y ahora como solista, se aferra a la vida

Moise González en la actualidad y con Parranda de Cantadores hace 20 años. | | LP/DLP

Moise González en la actualidad y con Parranda de Cantadores hace 20 años. | | LP/DLP / Pedro Fumero

El artista tinerfeño fue uno de los participantes en las actividades del proyecto Visibles, organizado por el Cabildo de Tenerife la pasada semana con motivo del Día Internacional de la Discapacidad. Mientras su enfermedad se desarrollaba y cada vez le era más difícil caminar, compartió escenario con decenas de destacados cantantes latinos durante décadas. Hoy pide más ayudas para las personas con discapacidad.

Moise González jugaba de niño al fútbol y al baloncesto en equipos escolares federados en Santa Cruz de Tenerife. Un día, con 14 años, empezó a descubrir que perdía velocidad a la hora de correr. Hacía mucho deporte, pero al final del día notaba una dolencia en los talones y poseía una masa muscular exagerada en los gemelos. «Estos eran tan grandes como mis muslos», relata. Entonces sus padres y él comenzaron a visitar a numerosos médicos de la sanidad pública para saber con exactitud qué le ocurría. Explica que ningún profesional supo exponer entonces qué tenía. Ya con 19 años, en el Hospital Nuestra Señora de La Candelaria le diagnosticaron distrofia muscular «inespecífica», es decir, «sin apellido». Más adelante, comenta, con sus lecturas llegó a la conclusión de que era «tipo cintura, antes de que me lo dijera nadie».

Desde los ocho años empezó a tocar la percusión en diferentes colectivos del carnaval santacrucero, como Chaxiraxi, Caña Dulce o comparsa Los Tabajaras, entre otros muchos. Pero ese entretenimiento lo convirtió en su profesión. Realizó estudios exhaustivos sobre la percusión afrocubana, se especializó y en la década de los noventa fue el percusionista más solicitado del Archipiélago tanto para ofrecer conciertos como músico de estudio. De esta manera intervino en más de un centenar de producciones de discos con artistas locales de la talla de Los Sabandeños, Benito Cabrera, Chago Melián, Luisa Machado, Livam, Mayelín, Manolito Simonet, la Orquesta Caracas, la venezolana Ynarhú Silva, José Manuel Ramos o Parranda de Cantadores, entre otros.

A partir de los 20 años necesitó ayuda para ponerse de pie, subir escaleras o andar en cuestas, pero no para caminar. Por aquella época sentía más presión en la punta del pie que en el talón. «Nunca quise rendirme ni sentarme en una silla», señala. Y eso a pesar de que los médicos le dijeron que no podría caminar más allá de los veinte años.

Entre 1999 y el 2000 crea un proyecto con el que sigue en la actualidad: la Orquesta Son Iyá, que puede traducirse como «Madre del son», en palabras del propio Moise. En las prácticas religiosas o semirreligiosas de la cultura yoruba o de los adoradores de la Santería se utilizan los tambores Batá, el mayor de los cuales se denomina Iyá. Este colectivo también fue elegido para que acompañara a artistas latinoamericanos que viajaban a Canarias, la Península o Europa sin orquesta. Es el caso de Tito Nieves, Jerry Rivera, José Alberto ‘El Canario’, Hansel, Roberto Torres, Luis Enrique, La India, Servando y Florentino, Luisito Carrión, Cheo Feliciano, Ray Sepúlveda o Marvin Santiago, por ejemplo.

Con la evolución de su enfermedad y ante las limitaciones físicas, dejó de tocar los bongós o las congas. Y se centró en el timbal. En el 2010, Moise sufrió un accidente doméstico y se partió la tibia y el peroné de una pierna. Estuvo escayolado seis meses. El artista señala que «fue un tiempo excesivo para una enfermedad como esta; perdí estabilidad y la maña que tenía para caminar». En aquel momento tenía 37 años; es decir, logró andar 17 años más de lo que le dijeron los médicos.

«Seguí soñando con volver a caminar, pero la falta de de recursos, herramientas y dispositivos de la Sanidad Pública me lo ha impedido hasta hoy y que mi patología haya podido ser tratada con la atención que requiere una enfermedad neurológica», comenta Moise.

Uno de sus elementos motivadores es que él no es la única persona «abandonada, desahuciada; me consta como enfermedad rara, pero sigo soñando con que en el futuro haya personal y tiempo para asistir a personas como nosotros, para que las nuevas generaciones no tengan que pasar por la travesía desorientada, desinformada y llorada en que se convirtió mi realidad».

Cosas básicas

«Mi realidad es muy dura porque a nadie le interesa conocerla, al menos una pincelada de lo que es vivir una discapacidad severa y una dependencia, que no puedas cubrir cosas básicas de tu vida, como el aseo personal, una ducha, vestirte o acostarte», afirma Moise González. Estima que, «por todo esto, es vital que nuestras políticas sociales se activen, se dimensionen y se dediquen los recursos necesarios». También resalta la importancia de que los presupuestos destinados en un primer momento a las personas dependientes o con discapacidad «no acaben en otra área, para que cosas tan importantes como la prestación por dependencia pueda ser recibida por los usuarios que les corresponde antes de que fallezcan, pues a muchos les llega tras morir».

Piensa que, a pesar de que no se trata de una prestación contundente, «puede ser algo positivo y un alivio para el entorno más cercano de esa persona dependiente». «Me alegra saber que hay algunos colectivos que tratan de remover o quitar el óxido a nuestras políticas sociales», indica. En esa línea, manifiesta que cree «en las personas, no en colores o partidos, pues mientras los políticos siguen con sus controversias, una parte de la población requiere de su seriedad». «Me acerco y dejo que se me acerquen quienes sienten que esto requiere una solución inmediata, sea cual sea su partido», relata.

Muchas barreras

Dice que su lucha por la inclusión, la normalización y la igualdad de oportunidades es «latente y visible», aunque todavía «nos quedan muchas barreras por superar, más que arquitectónicas, en las mentes de muchas personas que no terminan de entender que vivimos en una sociedad que debe ser equitativa, igualitaria y solidaria, en la que todos debemos poder tener nuestro espacio».

Confía en que cada vez sean más los programadores culturales del Archipiélago que se sumen a la batalla de la integración de profesionales con discapacidad en el mundo de las artes escénicas».

Grabación

Admite que en los últimos meses se ha llevado una alegría desde el punto de vista profesional. Hace poco tuvo oportunidad de grabar un concierto para la Televisión Canaria (RTVC) en el Teatro Leal de La Laguna para su disco Diverso, que estará disponible en las principales plataformas digitales en las próximas semanas. En dicho trabajo discográfico también participan otros dos artistas de nivel, como son la solista Fabiola Socas y el cantante Ruimán.

También valora de forma positiva el haber sido invitado por el Cabildo de Tenerife, de forma concreta por el Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS), para participar en las jornadas Visibles, que se desarrollaron el jueves y el viernes pasado, como un gran encuentro de la discapacidad, en la que se mostró el arte, el talento y el buen hacer de personas dentro de sus diferentes ámbitos.

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