Investigación

Las algas pardas, depredadoras naturales del dióxido de carbono

Su gran capacidad para absorber este compuesto (hasta 0,55 gigatoneladas al año) las convierten en grandes aliadas en la lucha contra el calentamiento global

Algas y luz solar natural submarina en el océano Atlántico oriental, en Galicia.

Algas y luz solar natural submarina en el océano Atlántico oriental, en Galicia. / Shutterstock

Europa Press

Las algas pardas tienen una gran capacidad de absorber dióxido de carbono del aire, que incluso supera a la de los bosques terrestres, por lo que desempeñan un papel decisivo para la atmósfera y el clima, de modo que puede ser capaces de eliminar de la atmósfera hasta 0,55 gigatoneladas de dióxido de carbono al año, según un estudio publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS).

Investigadores del Instituto Max Planck de Microbiología Marina, en Alemania, informan ahora en la de que las algas pardas pueden eliminar grandes cantidades de dióxido de carbono del ciclo global a largo plazo y contrarrestar así el calentamiento del planeta.

Las algas absorben dióxido de carbono de la atmósfera y lo utilizan para crecer. Liberan hasta un tercio del carbono que absorben en el agua de mar, por ejemplo en forma de excreciones azucaradas. Dependiendo de la estructura de estas excreciones, son rápidamente utilizadas por otros organismos o se hunden en el fondo marino.

"Las excreciones de las algas pardas son muy complejas y, por tanto, increíblemente complicadas de medir --explica el primer autor, Hagen Buck-Wiese, del Instituto Max Planck--. Sin embargo, hemos conseguido desarrollar un método para analizarlas en detalle".

Con este método, los investigadores examinaron un gran número de sustancias diferentes. El llamado fucoidan resultó ser especialmente interesante.

"El fucoidan constituía aproximadamente la mitad de las excreciones de la especie de alga parda que estudiamos, la llamada fucus --explica Buck-Wiese--. Es tan complejo que es muy difícil que otros organismos lo utilicen. A nadie parece gustarle".

Como consecuencia, el carbono del fucoidan no vuelve rápidamente a la atmósfera. "Esto hace que las algas pardas sean especialmente buenas ayudantes para eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera a largo plazo: durante cientos o miles de años", añade.

Las algas pardas son extraordinariamente productivas. Se calcula que absorben del aire alrededor de 1 gigatonelada (mil millones de toneladas) de carbono al año. Según los resultados del presente estudio, esto significaría que las algas pardas secuestran hasta 0,15 gigatoneladas de carbono, equivalentes a 0,55 gigatoneladas de dióxido de carbono, cada año a largo plazo. A modo de comparación: Las emisiones anuales de gases de efecto invernadero de Alemania ascienden actualmente a unas 0,74 gigatoneladas de dióxido de carbono, según la Agencia Federal de Medio Ambiente (estimación para 2020).

"Y aún mejor: El fucoidán no contiene nutrientes como el nitrógeno", resalta además Buck-Wiese. Así, el crecimiento de las algas pardas no se ve afectado por las pérdidas de carbono.

Para el estudio actual, Buck-Wiese y sus colegas del MARUM MPG Bridge Group Marine Glycobiology, que tiene su sede tanto en el Instituto Max Planck de Bremen como en el MARUM - Centro de Ciencias Marinas y Medioambientales de la Universidad de Bremen, realizaron sus experimentos en la Estación Zoológica de Tvärminne, en el sur de Finlandia.

"Ahora queremos estudiar otras especies de algas pardas y otros lugares --anuncia Buck-Wiese--. El gran potencial de las algas pardas para la protección del clima debe seguir investigándose y aprovechándose".