Asuntos sociales

José Regidor promueve incluir el término «edadismo» en el diccionario de la RAE

La Real Academia incorpora la palabra que define la discriminación por razón de edad a propuesta del exrector de la ULPGC y la Sociedad Española de Geriatría

José Regidor en la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria.

José Regidor en la playa de Las Canteras, en Las Palmas de Gran Canaria. / José Carlos Guerra

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

La discriminación por razón de edad es la forma de exclusión más extendida y menos reconocida en la sociedad actual, y su nombre es «edadismo», un término que el pasado 20 de diciembre fue incluido en el diccionario de la Real Aacademia Española (RAE) gracias a la iniciativa del exrector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, José Regidor García, autor de la propuesta realizada con el respaldo de la Asociación Española de Geriatría y Gerontología (AEGG) para contribuir a visibilizar un problema «que tuvo su máxima expresión durante la pandemia en las residencias de mayores».

Para Regidor, actualmente presidente de la Asociación Alzheimer Canarias, la defensa de los derechos de los mayores siempre ha sido una constante, a nivel personal y profesional. En la propuesta realizada para introducir el término «edadismo» en el diccionario de la RAE, advierte de que está muy extendido y es una «práctica insidiosa» que tiene efectos nocivos sobre la salud , poniendo como ejemplo la discriminación de los mayores afectados por el covid-19.

Estudio en 145 países

«La pandemia sacó a relucir la peor cara del edadismo: las muertes de los mayores por falta de atención. Según el estudio realizado en 2020 en 145 países, por el Departamento de Salud Pública de la Universidad de Yale sobre el edadismo, la mayor discriminación que tienen los mayores en todo el mundo es la atención sanitaria y el acceso a los servicios sociales. Y el gran número de muertes por covid se produjo en mayores a los que se le denegaba la atención», indicó el catedrático en referencia al proceso de discriminación que sufrieron los mayores institucionalizados principalmente, frente a los jóvenes, ante la saturación sanitaria por la pandemia.

La discriminación por edad alcanza en la Unión Europea el 34,5% frente al sexismo (25%) y al racismo (17%)

En la solicitud enviada por el presidente de la SEGG, José Augusto García como apoyo a la propuesta de José Regidor, se menciona que el término «edadismo» (Ageism) fue acuñado por el psiquiatra y gerontólogo americano, Robert Neil Butler -primer director del National Institute on Aging de Estados Unidos y fundador del International Longevity Centre-, para referirse a la discriminación que padecen las personas mayores en una sociedad envejecida.

Como confirmación del peso específico del «edadismo», Regidor menciona el estudio de la profesora Ayalon donde se pone de manifiesto que, en la mayoría de los países europeos, la discriminación por edad supera ampliamente a otras formas de discriminación, con un 34,5%, seguida de la discriminación por género (sexismo) con un 24,9%, y de la discriminación étnica (racismo) con un 17,3%. «Hay que luchar contra el edadismo como contra cualquier discriminación. Cuando hablamos de defender los derechos y la dignidad de la persona, no estamos hablando ni de sexo, ni de color de la piel, ni de edad, ni de nada. Hablamos derechos humanos, la persona es persona, y punto».

La atención sanitaria y el acceso a los servicios sociales es la principal causa de exclusión a los mayores en todo el mundo

También se hace eco de los llamamientos realizados a la sociedad, por parte de organismos como la OMS o las Naciones Unidas para combatir la discriminación a los mayores. «Introducir como nueva entrada en el diccionario de la RAE el término edadismo contribuiría a que se preste una mayor atención a esta forma de discriminación a la que apenas se dedican esfuerzos para erradicarla, a pesar de su extensión en nuestra sociedad», indicó. Asimismo, en la carta enviada a la RealAcademia por la SEGG, indican que la inclusión de «edadismo» como nueva entrada evitará el uso de términos con una formación ajena a los procedimientos de la lengua (edaísmo, ageísmo) -«que son inaceptables»-, y proporcionará un soporte cultural y moral para los hispanohablantes, que será de enorme valor para los mayores y para la sociedad en general.

«En 1946 una médico inglesa, escribió un artículo donde decía que era sorprendente que la profesión médica haya tardado tanto tiempo en descubrir sus responsabilidades hacia los enfermos crónicos y ancianos, y que el país en general haya aceptado hacer tan poco por este sector. Estamos a las puertas de 2023 y seguimos exactamente igual», concluye José Regidor.

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La aceptación del término edadismo y su inclusión en el diccionario de la RAE está justificada, según indica José Regidor, impulsor de la iniciativa, en cuanto que se espera que la población mundial aumente en 2.000 millones de personas en los próximos 30 años, de 7.700 millones en la actualidad a 9.700 millones en 2050, según el último informe de Naciones Unidas. «La población mundial está envejeciendo y el grupo de edad de 65 años o más es el que crece más rápidamente. Se estima que para 2050, el 16% de la población tendrá más de 65 años, lo que supone casi el doble de las que existían en 2019, una de cada 11 (9%)». Una situación que obedece tanto al aumento de la expectativa de vida como a la disminución de la tasa de natalidad. «La longevidad alcanzada por los seres humanos de manera prácticamente global, nos invita a considerarlo como un gran éxito. Sin embargo, este incremento en las sociedades ‘avanzadas’ se ha ido traduciendo en un rechazo a estos adultos mayores por suponer un ‘costo’ elevado para el sector productivo de la población. Este rechazo inicial se ha ido convirtiendo con el tiempo en una actitud claramente discriminatoria hacia las personas mayores». En este contexto Regidor señala las declaraciones del Fondo Monetario Internacional relativas a que a medida que las poblaciones envejezcan en las próximas décadas, los ancianos consumirán una parte creciente de los recursos, y ponen de manifiesto su preocupación por las implicaciones financieras del «riesgo» de longevidad. «Si todos pretendemos vivir más, no nos pueden definir a los mayores como riesgo financiero, es lamentable», apuntó José Regidor. | M. J. H.

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