Teléfono de la Esperanza: La importancia de ser escuchados

El teléfono de atención a mayores está disponible las 24 horas los 365 días del año

Silvia Florido, psicóloga y técnica del Proyecto de Mayores del Teléfono de la Esperanza de Canarias.

Silvia Florido, psicóloga y técnica del Proyecto de Mayores del Teléfono de la Esperanza de Canarias. / José Carlos Guerra

Desde 2016 el Teléfono de la Esperanza desarrolla el proyecto ‘Escuchando a las personas mayores’, en colaboración con la Consejería de DerechosSociales, Igualdad, Diversidad y Juventud del Gobierno de Canarias, destinado a las personas mayores de Canarias para paliar la soledad no deseada y el aislamiento que sufren. Una iniciativa que se vio interrumpida durante la pandemia y que ha regresado con fuerza. 

Teléfono de la Esperanza: La importancia de ser escuchados. Cualquier día del año a cualquier hora siempre habrá alguien dispuesto a escuchar detrás del teléfono para mayores puesto en marcha por el Teléfono de la Esperanza junto con la Consejería de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud del Gobierno de Canarias. Una herramienta que busca ir más allá de la simple escucha y acompañar a los mayores de las Islas promoviendo su socialización. 

«El tema de la soledad es algo que nos viene preocupando desde hace bastante tiempo. No solamente escuchamos y atendemos a las personas que necesitan hablar, sino que es la puerta de acceso a toda una serie de recursos que acompañan esto. Hay una técnica del proyecto en cada sede que está en contacto con muchos recursos sociales y de participación. La estrategia que persigue este proyecto es conectar a gente que está aislada con posibilidades de participación en su propia localidad y en caso de que no esté disponible con otros recursos de voluntariado y demás», explica José Cabrera Pérez, psicólogo clínico y director técnico del Teléfono de la Esperanza de Canarias.

Problemas más frecuentes

De hecho, entre las problemáticas que más tratan entre los mayores está la soledad no deseada y el aislamiento, junto con las ansias por ser escuchados y sentir que alguien está atento a ellos y a sus problemas.

«El trabajo de estas compañeras es estar en contacto con centros de día para mayores, con asociaciones, centros deportivos y actividades culturales para que cuando alguien nos llame poder ofertarle este tipo de cuestiones. No solamente es decirle dónde están los recursos, si podemos acompañamos a esa persona y también estamos en una estrategia de formación de voluntariado de acogida en los propios centros de participación», añade.

La entidad cuenta con 28 orientadores, cuatro psicólogos y siete coordinadores de grupo en las Islas

Así que en paralelo han desarrollado un programa de voluntariado entre usuarios de estos centros de mayores que ejercen de anfitriones cuando llega un nuevo componente derivado por la entidad. «Viene muy bien que haya una persona mayor en ese sitio, otro usuario o usuaria que, por ejemplo, cuando vayamos con una persona mayor les enseñe el sitio, les presente al resto de usuarios y le ayude a integrarse estando pendiente de ellos los primeros días», agrega.

Perfil de usuario

En cuanto al perfil del usuario de este servicio, que califican de éxito rotundo, predominan más las mujeres frente a los hombres. Una distribución que cambió tras la pandemia de la Covid-19, una crisis sanitaria que lo empapó todo. Antes la mayoría de usuarios del proyecto eran hombres, recién jubilados que se veían desconectados socialmente al contar únicamente con amistades en su entorno laboral. Además, son en su mayoría solteros y de hasta 70 años, lo que incidía en esa soledad no deseada. Tras la pandemia la situación cambió con un aumento de llamadas de mujeres. Este panorama se ha mantenido en los últimos años. 

El teléfono triplicó el número de llamadas de una semana para otra por el confinamiento

La principal motivación del por qué llaman es para desahogarse con alguien. Ser escuchado. «Muchas veces la solución práctica la encuentran pero no tienen a nadie que les haga sentirse comprendidos. Nuestra labor a veces es sostener a alguien que está emocionalmente en una situación delicada. Unos primeros auxilios psicológicos», apostilla.

La psicóloga Silvia Florido es una de las técnicas responsable del teléfono de mayores. Lleva diez años en la entidad y en su labor diaria está el sostener, acompañar y escuchar a los mayores. Forma parte del equipo de 28 orientadores, cuatro psicólogos y siete coordinadores de grupo de las Islas. 

Confinamiento

Un trabajo que se vio incrementado durante el confinamiento cuando el aislamiento impuesto dejó a muchos mayores de las Islas desconectados del mundo exterior. Una situación que se vio paliada gracias al voluntariado que se puso en marcha de forma urgente y que conectó a más de 1.000 mayores con otros tantos voluntarios en sus barrios para facilitarles su día a día, haciéndoles la compra en el supermercado o recogiendo sus medicamentos. El teléfono triplicó el número de llamadas de una semana para otra por el confinamiento. Una labor que se pudo desarrollar gracias al desarrollo de una aplicación que les conectó con el mundo exterior.

«Todo este voluntariado de vecindad surgió espontáneamente. Fue una acción para atender esa emergencia social. A medida que hemos podido hemos retomado la atención presencial y la apertura de los centros de día. Fue muy duro para mucha gente perder esa red de participación social», rememora Cabrera.

Ahora poco a poco han vuelto a la normalidad con un aumento de las actividades presenciales, los talleres, cursos e incluso la atención psicológica presencial en sus sedes. Una vuelta a la normalidad sin olvidar lo vivido.

Teléfono de la Esperanza: Si llama desde Gran Canaria hágalo al 928.33.40.50 y si es desde Tenerife al 922.33.40.50

Atención a mayores: 900.707.020

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