Debate abierto

La ciencia ya no es lo que era: ¿hay menos descubrimientos 'disruptivos' que hace un siglo?

Un estudio de la revista 'Nature' concluye, tras analizar más de 45 millones de artículos científicos, que los avances rompedores están en declive

Un ratón conectado a unos sensores para un experimento científico.

Un ratón conectado a unos sensores para un experimento científico. / REUTERS

Valentina Raffio

La ciencia ya no es lo que era. Ahora, aunque se investiga mucho más, los descubrimientos son menos disruptivos que antaño. Las patentes sirven, en el mejor de los casos, para consolidar algo que ya existía. Y ya no hay avances que consigan dinamitar el conocimiento previo como ocurrió, por ejemplo, con el descubrimiento de la doble hélice del ADN. Esta es la contundente premisa que defiende, con más de cien años datos en la mano, un análisis publicado este mismo miércoles en la revista científica 'Nature'. Con la publicación de este artículo, el debate está servido. ¿Se inventa ahora menos que antes?

El estudio analiza los datos de 45 millones de estos estudios científicos y casi cuatro millones de patentes de los últimos sesenta años. A partir de ahí, se analizó el "índice disruptivo" de estas publicaciones. Es decir, la tendencia a citar estos documentos en estudios posteriores para ver si, efectivamente, habían logrado llevar la investigación hacia nuevos caminos. ¿La conclusión? Que ahora se investiga más que nunca pero, paradójicamente, los avances científicos ya no son tan rompedores como antes.

"La naturaleza misma de la investigación está cambiando", explica Rusell Funk, profesor de la Universidad de Minessota y primer autor de este análisis. "Estamos cada vez más acostumbrados a ver innovaciones incrementales que no avances que impulsen a la ciencia de forma drástica", añade el investigador. En este sentido, el análisis sostiene que los avances científicos actuales van más en la línea de ayudar a mejorar el 'status quo' de los conocimientos científicos ya existentes pero ya no consiguen dar el volantazo que haría falta para llevar la ciencia y la tecnología hacia nuevas direcciones.

Los datos aportados por el análisis son claros. Entre 1945 y 2010, el "índice de disrupción" de los artículos científicos ha caído un 91% en las ciencias sociales y un 100% en las ciencias físicas. En el caso de las patentes, entre 1980 y 2010 este indicador ha bajado un 78,7% en las ciencias computacionales y un 91,5% en el ámbito de la medicina y la farmacia. Esta tendencia se observa en todas las disciplinas: desde las ciencias de la vida hasta la biomedicina y la tecnología. ¿Pero a qué se debe este fenómeno? ¿Era la ciencia de antes mejor que la actual? ¿Por qué ya no hay 'giros copernicanos' en la investigación?

¿Ya no hay ciencia rompedora?

El declive de la "ciencia disruptiva", según argumentan los autores de este análisis, no se debe a una bajada de la calidad del trabajo científico en sí. De hecho nunca se había investigado y publicado tanto como ahora. Así que para entender este cambio de paradigma hay que indagar en causas más estructurales. La primera hipótesis plantea que antaño era "más fácil" lograr resultados rompedores porque la ciencia no estaba "tan madura" como ahora. Asimismo, también se podría defender la idea de que los descubrimientos más disruptivos ya se han producido y que, gracias a ellos, la ciencia puede avanzar en un mismo camino.

¿Significa esto que la ciencia ya no puede ser rompedora? "Este artículo plantea un debate muy interesante porque, en el fondo, está preguntándose cómo definimos el impacto de la ciencia. Hablar de disrupción es interesante, pero no es el único criterio a tener en cuenta", explica Mercè Segarra, catedrática de química y vicerrectora de transferencia de conocimiento de la Universitat de Barcelona (UB). "La manera de hacer ciencia ha cambiado radicalmente en las últimas décadas. Ahora todo va mucho más rápido. Los investigadores trabajan en un contexto diferente. Y los objetivos también están cambiando", reflexiona la experta.

Pez que se muerde la cola

La segunda hipótesis para explicar el 'declive de la disrupcción' en ciencia aborda uno de los problemas estructurales de la ciencia actual: el "publica o muere" ("publish or perish") que obliga a los investigadores a publicar continuamente para 'sobrevivir' en la academia. "Los científicos se ven obligados a publicar continuamente porque, en el sistema actual, es la única manera de conseguir fondos para seguir investigando. Antes quizás podías permitirte el 'lujo' de publicar solo cuando tenías algo más revolucionario, pero ahora tienes que publicar cualquier pequeño avance para justificar que tu trabajo va por el buen camino y así conseguir más financiación. Es un pez que se muerde la cola", comenta Segarra.

La tercera hipótesis que plantea el artículo, y que quizás es la más controvertida, argumenta que el hecho de que los científicos estén cada vez más especializados dificulta "pensar fuera de la caja" para conseguir así algo rompedor. Sobre esto también concuerda, en parte, Segarra. "Es cierto que cuanto más te especializas más puedes avanzar en un área muy concreta pero, a la vez, pierdes un poco la perspectiva externa. También es cierto que cada vez más se intentan fomentar líneas de investigación transdisciplinares para unir los conocimientos, los intereses y las miradas de expertos de diferentes áreas", comenta la científica.

El futuro de la investigación científica pasa por abordar todos estos debates y, según explica Segarra, reenfocar sus objetivos. "Cada vez hay más consenso sobre que la ciencia debe ante todo ser útil para solucionar los problemas de la sociedad. Para ello necesitamos abrir un debate sobre cómo reconducir la labor científica para responder a los retos de la actualidad y ayudar a crear un mundo mejor", reflexiona la experta.

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