Medio ambiente

Locos por el litio

Las grandes potencias se han lanzado a explorar sus reservas de este mineral, estratégico en la lucha contra la crisis climática por su importancia para la fabricación de baterías y coches eléctricos

litio

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Heriberto Araújo

En los bosques del corazón de Finlandia, concretamente en el interior de la localidad de Kokkola, situada a orillas del golfo de Botnia, se está llevando cabo un proyecto minero que sirve de ejemplo para entender la actual fiebre por el litio, un elemento estratégico en la composición de baterías y, por lo tanto, clave para la economía ecológica del futuro.

A una treintena de kilómetros del mar que separa Finlandia de Suecia, en una zona poco densa de abetos y vegetación llamada Syväjärvi, la empresa Keliber, participada en un 15 por ciento por el estado finlandés, iniciará este año la construcción de un amplio complejo minero. Se trata, por una parte, de extraer litio en varios yacimientos a cielo abierto y subterráneos y, por otra, refinar el hidróxido de litio.

El proyecto recibió un espaldarazo definitivo hace algunos meses, cuando Keliber obtuvo los permisos medioambientales necesarios. También concluyó una inyección de capital de 588 millones de euros necesaria para cubrir los gastos de construcción del complejo. 

El objetivo, explica la empresa, es “iniciar la producción sostenible de hidróxido de litio para baterías” y, de esta forma, explotar las reservas probadas de la zona, estimadas en 17 millones de toneladas. Para 2025 se prevé que el complejo minero de Keliber haya llegado a una producción anual máxima de 15.000 toneladas.

Transición ecológica

“Keliber pretende ser la primera empresa en Europa en comenzar la producción de hidróxido de litio usando materia prima propia”, explica la compañía, participada por capital internacional, en un reciente comunicado. “El proyecto de Keliber [en Finlandia] es garantizar el acceso europeo al litio, que es un material indispensable para la transición ecológica”.

El litio, así como el cobalto, el níquel y el cobre, se han convertido en elementos estratégicos en la nueva era de la economía verde, sobre todo en un mundo que debe acelerar su electrificación para cumplir la reducción de emisiones de gases con efecto invernadero, de las que son principalmente responsables la quema de combustibles fósiles.

El cobalto, el níquel y el cobre se han convertido en elementos estratégicos en la nueva era de la economía verde

Por eso, Estados Unidos, Europa, China y otras potencias se han lanzado a la caza de los yacimientos de litio, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Tal es la carrera por garantizar el suministro de un elemento fundamental en la fabricación de baterías que algunos analistas opinan que la invasión rusa del este de Ucrania puede estar relacionada, en mayor o menor medida, con el reciente descubrimiento de reservas de litio en esa región.

Baterías para coches

El objetivo de las mayores economías del mundo está claro: garantizar el suministro de un elemento clave del sector automotriz, pues se estima que en los dos próximos años el 84 por ciento de todo el litio producido en el mundo será destinado a la producción de baterías para coches. “Estados Unidos está llevando a cabo una carrera contra competidores como China para dominar el mercado de los vehículos eléctricos, y las cadenas de suministro de materiales como el litio y el cobalto determinarán quién gana y quién pierde”, dijo el año pasado, alto y claro, la secretaria estadounidense de Energía, Jennifer Granholm.

Según datos del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), apenas un puñado de países controlan actualmente la extracción de litio. El mayor productor es Australia, con una cuota de mercado superior al 50 por ciento. Los otros dos grandes extractores son Chile y China, mientras que en la liga de productores medios están Argentina, Brasil y, en menor medida, ZimbabueEstados Unidos y Portugal, el mayor productor europeo.

El problema es que buena parte del litio, aunque no lo extraigan sus empresas, lo controla China, porque es allí donde está la mayor capacidad de procesamiento y refinado de todo el planeta. Para hacernos una idea de nuestra dependencia del gigante asiático, basta decir que China es el productor de nada menos que el 75% de todas las baterías de vehículos eléctricos. Europa, por su parte, tiene una dependencia de las importaciones de litio y derivados cercana al 87 por ciento.

Producción limitada

Esta desventaja estratégica se da en un momento clave de la partida por controlar el futuro del coche eléctrico. El año pasado, las ventas de vehículos eléctricos en el mundo crecieron un 60 por ciento, según el informe BloombergNEF. En España se rompió por primera vez la barrera de los 100.000 vehículos electrificados (100% eléctricos e híbridos) matriculados. Para 2025, según BloombergNEF, entre el 40 y el 50 por ciento de todos los coches que se vendan en Alemania, Francia y Reino Unido serán eléctricos.

Para 2025, según BloombergNEF, entre el 40 y el 50 por ciento de todos los coches que se vendan en Alemania, Francia y Reino Unido serán eléctricos.

Pese al boom en la demanda, lo que indican los estudios más fiables es que el litio no escasea, sino que no hay suficiente producción. “Nuestra capacidad de aumentar la producción está actualmente limitada a unos países con capacidad de producir a escala, pero a largo plazo muchos más países podrían entrar en juego”, opina la científica Hanna Ritchie, directora de investigación del World in Data y académica de la Universidad de Oxford. 

Finlandia, con su proyecto minero de Kokkola, es uno de los países que parece haber apostado por entrar en el exclusivo grupo que quiere extraer litio y participar de la cadena de valor añadido por medio del refinado. Pero no es el único. Portugal también se ha posicionado para explotar sus reservas, localizadas en la región fronteriza con Galicia, y en España ya hay proyectos preliminares de exploración en los suelos graníticos de Castilla y León, Galicia y Extremadura

De esta forma la península Ibérica podría convertirse en una región estratégica en la extracción de litio. Todo ello exigirá, como recuerda un informe de 2022 publicado por la Associação Natureza Portugal y WWF, mucha transparencia y enormes dosis de equilibrismo entre intereses económicos y protección medioambiental, pues la producción de litio tiene una huella notable para la naturaleza. Otro desafío para un mundo que, además de reducir drásticamente la emisión de gases con efecto invernadero, debe hallar soluciones sostenibles de largo alcance.

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