Tabú

"Hablar del suicidio tiene un efecto protector"

Expertos en salud mental analizan para Levante-EMV las cifras récord de suicidios que han hecho saltar las alarmas

"Hablar del suicidio tiene un efecto protector".

"Hablar del suicidio tiene un efecto protector".

J.M. Bort

Vivimos una ‘epidemia’ de suicidios. Una peste macabra que mata silenciosamente a jóvenes, adultos y mayores, pero que seguimos escondiendo debajo de la alfombra. Continuamos sin hablar de ello, pese a que los expertos han enterrado el tabú de que hablar del suicidio tiene un efecto mimético. No lo hacemos pese a que sigue sumando cifras récord de sufrimiento extremo: 228 valencianos se quitaron la vida en los primeros seis meses de 2022, la misma tendencia que en 2019 y 2020, los dos peores de la historia desde 1906, el primero del que se tienen registros en España. El año de la prepandemia fue el de más suicidios en la historia de la Comunitat Valenciana: 450 personas eligieron la muerte a la vida por su pesadumbre, su hastío y su desesperanza. Más de una persona al día (ocho en España). Una cada 17 horas. Si atendemos a los datos nacionales, 2020 superó al anterior. "La pandemia ha influido, pero los datos nos dicen que es una tendencia al alza desde hace 20 años", asegura Rafael Tabares, psiquiatra y comisionado de la Presidencia de la Generalitat en Salud Mental de la Comunitat Valenciana.

Desde 2008, el suicidio es la primera causa de muerte no natural entre los jóvenes (15 a 29 años) valencianos, después de sobrepasar a los accidentes de tráfico. El grupo de edad más afectado es el de personas de mediana edad (40 a 59 años) que residen en grandes ciudades y capitales de provincia. Es una realidad que también golpea con dureza a los jóvenes y a los ancianos. En la tercera edad se da las mayores incidencias de suicidio consumado: 1.235 personas de entre 65 años a 95 años o más se quitaron la vida el año pasado en España. En los adolescentes, las cifras siguen multiplicándose. Ahí está el mayor drama. El patrón que no cambia es que tres de cada cuatro suicidas son hombres.

¿Por qué nos suicidamos? ¿Cuál es el motivo por el que cada vez hay más gente que prefiere no seguir viviendo? «El patrón es escurridizo, porque hay varios factores. Entre los adultos, hay muchos determinantes socioeconómicos y venimos de varias crisis. La pérdida del trabajo y la crítica situación financiera aumenta los casos. En los jóvenes, los traumas por abusos o acosos, las rupturas sentimentales y las adicciones son causas habituales», explica Tabares. «En las personas mayores, la causa del suicidio tiene mucho que ver con la aparición de enfermedades graves», añade. La depresión mayor, en todos los grupos de edad, es un factor generalizado.

El presidente del Teléfono de la Esperanza (717 003 717) en València y psicólogo, José Ortiz, explica con una metáfora lo que no es el suicidio: «No es la voluntad de morir, sino la de evitar el sufrimiento. Es como una persona que está en el piso 100 de un rascacielos en llamas. Salta por la ventana para no quemarse, no para matarse». Sólo han pasado unas horas desde que ha atendido a un potencial suicida. «Se había quedado sin trabajo y se le hacía un mundo. Hablamos tres cuartos de hora y se quedó más tranquilo. Le dio importancia a la gente de su entorno», explica.

El Teléfono de la Esperanza lleva 50 años salvando vidas. El de València registró 452 llamadas con intención suicida en el 2022. En 2016 sólo llamaron 120 personas. "Si uno llama muy desesperado, tratamos de calmarle y al mismo tiempo llamamos al 112 para que lo localice. Así se salvan muchas vidas y se evitan muchos traumas familiares", añade Ortiz. Según datos de esta ONG, las peticiones de ayuda de menores de 25 años ha subido de las 47 de 2020 a las 86 de 2022. Casi el doble de jóvenes buscaron ayuda en un momento de desesperación el año pasado. Todo coincide: cada vez hay más gente que se quita la vida o tiene intención de hacerlo.

Está el tabú del efecto contagio y también el de ‘si uno se quiere suicidar, no pide ayuda. Lo hace y punto’. "Eso no es cierto. Hay señales. El que lo hace, normalmente ya lo ha intentado. Suele haber una historia de antecedentes previos. Si sospechamos, si le acompañamos, si le ayudamos, todo puede cambiar. El silencio o mirar hacia otro lado puede ser visto como un rechazo y precipitarlo", puntualiza el doctor Tabares.

Si uno googlea frases como "’¿Cuál es forma más rápida de quitarse la vida?’ o ‘¿Cuántos somníferos se necesitan para morir?’", el buscador nos muestra el Teléfono de la Esperanza y el 024, el número creado por el Ministerio de Sanidad en junio pasado como herramienta pública para quien esté desesperado. Pero los expertos en salud mental coinciden en que la lucha contra esta pandemia sólo ha hecho que empezar. Que falta mucho. Que hay muy pocas herramientras, principalmente, porque evitamos hablar de esta palabra de ocho letras. España se encuentra, a estas alturas, sin un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, que el Gobierno prometió hace un año.

"La pregunta es: ¿Hasta cuántas muertes por suicidio tolerar? Cuando los accidentes de tráfico eran la primera causa de muerte, salieron campañas y se redujeron rápidamente. Hay que hacer lo mismo con el suicidio. Faltan medidas de prevención. Nosotros (la Comunitat Valenciana) fuimos pioneros en crear protocolos antisuicidio, pero falta una estrategia nacional. Hay que mejorar la atención en aquellos grupos vulnerables, como la gente con depresión o los jóvenes con problemas", puntualiza el psiquiatra, que reclama más naturalidad sobre este tema. "Se ha demostrado que hablar del suicidio de forma adecuada tiene un efecto protector. No hay que abordarlo solo desde una perspectiva médica, sino multifactorial", explica.

El apoyo social y familiar, aseguran todos los expertos,es uno de los principales escudos de protección frente al suicidio. Un dato contundente: En su primer medio año de funcionamiento, el 024 recibió 50.000 llamadas, unas 330 al día, y permitió frenar unos 800 suicidios en curso, según datos del Ministerio de Sanidad.

Línea de atención a la conducta suicida: 024 Teléfono de la Esperanza

717 003 717

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