La falta de descanso

Fracaso escolar, bajo estado de ánimo y problemas de salud: las consecuencias de que tu hijo adolescente no duerma lo suficiente

Los jóvenes acuden al instituto sin haber descansado por la noche, una epidemia que tiene explicación biológica pero que se agrava por el abuso de las pantallas y que tiene severas secuelas en el aprendizaje

Una adolescente se entretiene con una pantalla antes de dormir, en su casa de Madrid.

Una adolescente se entretiene con una pantalla antes de dormir, en su casa de Madrid. / José Luis Roca

Olga Pereda

Si dormir es fundamental para cualquier ser vivo, para un adolescente lo es todavía más dado que su cerebro está ‘en construcción’. Aunque cada persona tiene un ritmo propio, los chavales y las chavalas de entre 14 y 17 años deberían descansar profundamente unas 8 o 10 horas. En muchos hogares españoles, si no en todos, estas cifras son una quimera.

Niños y niñas que se duermen a las dos de la mañana y que se levantan a las siete con un sonoro despertador para entrar una hora más tarde en el instituto. ¿Se puede funcionar bien durmiendo 5 horas? No. Bien lo sabe la comunidad educativa y la comunidad médica. Los docentes ven que muchos de sus alumnos y alumnas están espesos y medio dormidos en clase. Algunos acuden a la enfermería pidiendo fármacos para el dolor de cabeza. Los médicos, mientras, alertan a las familias: dormir poco y mal tiene severas consecuencias no solo en el aprendizaje y el rendimiento académico de los jóvenes, sino en su estado de ánimo. También en su salud, a medio y largo plazo.

Los padres y madres de adolescentes se desesperan porque su hijo nunca ve el momento de irse a la cama. Cualquier excusa es buena para retrasar el sueño. No lo hacen por rebeldía sino que su comportamiento tiene una explicación biológica. “Cuando llega la adolescencia, el ritmo circadiano -que marca el sueño- se retrasa unas dos horas”, explica David Bueno, doctor en Biología y autor de ‘El cerebro del adolescente’.

“Cuando llega la adolescencia, el ritmo circadiano, que marca el sueño, se retrasa unas dos horas”

David Bueno

— Doctor en Biología

La producción de melatonina (la hormona del sueño) desciende con la pubertad, añade el catedrático de Fisiología Juan Antonio Madrid, autor de 'Cronobiología' (Plataforma editorial) y director del laboratorio de Cronobiología y Sueño de la Universidad de Murcia. “Aun así, los adolescentes siguen produciendo más melatonina que un adulto”, matiza.

El móvil

A las explicaciones científicas se le suma otra de carácter social: la necesidad que tienen los chavales de estar interactuando con sus amigos hasta bien entrada la noche. Aquí aparece en escena, cómo no, el móvil.

“El cerebro del adolescente busca socializar con sus iguales. Es lo que les genera oxitocina, una neurohormona que aumenta el bienestar”, subraya Bueno. Sin embargo, el estímulo de la luz brillante de las pantallas inhibe la melatonina. Y no solo eso sino que el cerebro se activa por la interacción social a través de las redes.

"Hay chavales que duermen tres o cuatro horas al día, pero no son conscientes del trastorno de salud que sufren porque todos sus amigos están igual"

Óscar Sans

— Coordinador de la Unidad de Sueño del Hospital Sant Joan de Déu

El doctor Óscar Sans, coordinador de la Unidad de Sueño del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona), explica que a su consulta llegan muchos adolescentes, arrastrados por sus padres. “Son chavales que duermen tres o cuatro horas al día. Pero no son conscientes del trastorno de salud que sufren porque todos sus amigos están igual que él o ella”, explica el doctor, coordinador del grupo de trabajo de Pediatría de la Sociedad Española de Sueño, que insiste en que el abuso de la tecnología es un serio problema. “Muchos piensan que todo se soluciona recuperando el sueño el fin de semana. Pero es mentira. El sueño no se recupera, es imposible”, añade.

Especialista en neuroeducación, el profesor Bueno añade que los horarios marcados por la sociedad no ayudan en absoluto. “Los jóvenes se levantan temprano y no tienen ganas de nada, ni siquiera de desayunar. Están medio dormidos. Cuando termina el instituto y llegan a casa, hacia las tres y media de la tarde, se comen un plato gigante de macarrones. Y después, muchos practican deporte a última hora de la tarde y se vuelven a activar, justo lo contrario de lo que deberían hacer. Por no hablar de las cenas tardías. Este modelo no tiene sentido”, critica.

El sueño repara

El doctor Sans sentencia que “es imposible” que un menor funcione bien durmiendo tres o cuatro horas al día. El sueño -en cantidad y en calidad- cumple funciones vitales: se aprende lo aprendido, se fija la memoria y la atención y mejora el estado de ánimo.

“Cuando dormimos -destaca el catedrático Madrid- reparamos nuestro cuerpo, restauramos la memoria y acumulamos la energía que necesitamos”. El investigador especifica que solo uno de cada cuatro millones de personas tiene una alteración genética que le permite estar bien durmiendo cinco horas o menos.

Dormir poco y mal está asociado con peores resultados académicos en todas las asignaturas. Como consecuencia de no estar lo suficientemente descansados, hay alumnos y alumnas que faltan a clase por encontrarse mal o por un problema de disciplina.

“La falta de sueño aumenta la irritabilidad y disminuye la empatía y la creatividad”

Juan Antonio Madrid

— Autor de 'Cronobiología'

“La falta de sueño -destaca Madrid- aumenta la irritabilidad y disminuye la empatía y la creatividad”. A largo plazo, también afecta a la memoria porque no dormir es perjudicial para el cerebro dado que se dañan las neuronas al acumularse depósitos tóxicos. El sueño no solo mejora la retención de lo que se ha estudiado durante el día sino que también prepara el cerebro para una mejor asimilación de lo que sucederá durante la nueva jornada.

Matthew Walker, autor de 'Por qué dormimos’, una biblia científica del sueño editada en España por Capitán Swing, sentencia que dormir es el pilar fundamental del bienestar humano, junto con la alimentación saludable y la actividad física. No dormir mata (literalmente). “No hacerlo las suficientes horas afecta a todos los órganos: destroza el sistema inmunitario, altera los niveles de azúcar en sangre, bloquea las arterias coronarias y daña la concentración”, explica el científico.

El doctor Sans, efectivamente, corrobora que los jóvenes con cierta predisposición genética a sufrir un problema coronario, multiplican las posibilidades de desarrollarlo si duermen poco y mal. “No descansar lo suficiente tiene consecuencias. No hay que fiarse de nadie, ya sea médico o arquitecto, que te dice que funciona bien durmiendo 5 horas”, concluye el especialista.