Entrevista | Laura Concepción Rodríguez CEO de la empresa de software Usabi Team S.L.

Laura Concepción Rodríguez: «Muchas mujeres sufrimos el síndrome del impostor en nuestras profesiones»

La CEO de Usabi Team S.L., da hoy a conocer en la Escuela de Informática de la ULPGC su experiencia profesional en el campo de la Ingeniería de Software

Laura Concepción Rodríguez.

Laura Concepción Rodríguez. / LP/DLP

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

Laura Concepción Rodríguez, ingeniera informática, CEO de Usabi Team S.L., imparte hoy en la Escuela de Ingeniería Informática de la ULPGC, en la que se tituló, el seminario de orientación laboral ‘Quiero ser programadora’, donde dará a conocer su paso por una carrera con poca cuota femenina en los años que estudió, y su experiencia profesional en el campo de la Ingeniería de Software donde ha creado su propia empresa.

¿El seminario ‘Quiero ser programadora’, que imparte hoy en la Escuela de Ingeniería Informática es un llamamiento a ampliar las vocaciones femeninas?

Está bastante enfocado en mi persona, en cuáles han sido los desafíos con los que yo me he encontrado, tanto en el ámbito académico como profesional, cómo afecta el hecho de ser mujer dentro de esta profesión. Espero que pueda servir para que chicos y chicas que están estudiando ingeniería entiendan que esta profesión tiene determinados retos y que al final nos vamos adaptando para ir resolviendo problemas, que es lo que hacemos los ingenieros.

¿Tuvo claro desde pequeña que se iba a dedicar al mundo de la Informática?

Yo soy de un pueblo de La Palma y teniendo en cuenta que siempre fui muy buena estudiante, lo que se esperaba de mi era que estudiara medicina, administración y dirección de empresas o incluso matemáticas, que eran mi pasión, pero a mi lo que me llamaba era ingeniería informática, y eso al principio fue un poco chocante para mi entorno. Aunque tuve el apoyo de mis padres, lo cierto es que les pareció extraño, entre otras cosas porque en el año 2002 apenas estábamos empezando a tener conexión a internet de manera fluida en las casas.

¿Cómo define su experiencia en la Escuela de Informática?

Yo empecé la carrera en 2002 y al principio fue un poco chocante, porque de las 103 personas que habían en mi clase, sólo ocho eran chicas y me costó hacer amistades. Además, comprobé que muchos compañeros ya sabían programar y eso me sorprendió porque yo era muy buena en matemáticas, pero no sabía programar. Entonces, durante unos meses, me planteé si realmente era la carrera adecuada, si había acertado en la elección, porque estaba lejos de mi familia, no tenía amigos y me encontraba sola, y nunca me había costado tanto estudiar algo. Pero no me rendí, y al final, resultó que podía obtener los resultados que me planteaba y acabé teniendo mi grupo de amistades, eso sí, todos chicos. En definitiva, lo que encontré en la ingeniería no era lo que buscaba, pero me gustó muchísimo más.

¿A nivel profesional ha sentido que por ser mujer ha tenido que realizar un mayor esfuerzo para alcanzar sus objetivos?

Yo creé mi empresa en 2011, empecé como autónoma y a los tres años contraté a mi primer empleado. Y en este camino, voy a diferenciar dos tipos de situaciones con las que me he encontrado. Por un lado, está el tema de las ayudas desde la administración que, en mi perfil, no han encajado. Por ejemplo, teniendo un equipo a mi cargo, cuando necesité las ayudas que hay para la baja de maternidad, una de ellas es poder contratar a una persona que te cubra, pero la contratación es, una vez estás dada de baja en maternidad, y yo necesitaba formar a la persona que me sustituyera antes de yo coger la baja. Esto pasó hace siete años, cuando tuve a mi hijo, y me encontré que los modelos de ayuda administrativos no están pensados para que la jefa o la dueña de la empresa sea la mujer, están pensados para que la empleada pueda tener una baja, o para que una autónoma que es peluquera pueda cerrar la peluquería, pero no para una gestora o para una jefa de proyectos. Y con respecto a reuniones profesionales, en algunos momentos me he encontrado que a la hora de presentarnos, si voy con mi jefe de proyectos, por ejemplo, piensan que el CEO es él y yo soy la diseñadora gráfica. Pero yo creo que en este error podemos caer también las mujeres, es una percepción de la sociedad en su conjunto, por eso es tan importante cambiar los referentes sociales, las estadísticas y esas modas.

«Si la sociedad diera más valor a la mujer ingeniera, o a la científica, más niñas optarían por estos estudios»

¿Por qué cuesta tanto a las mujeres decidirse por estudiar una carrera tecnológica?

Pues la verdad es que no lo sé, de hecho no lo entiendo porque realmente para mí es apasionante. Además, las mujeres tenemos una mente muy analítica, tenemos una capacidad extra en la resolución y en la gestión de problemas, de conflictos, de dar soluciones..., y al final eso es la definición de un ingeniero, plantearse un problema y solucionarlo. Quizás tiene que ver muchísimo con la percepción que recibimos en la niñez. Ahora todos los niños quieren ser youtubers y antes querían ser futbolistas, pues al final es a lo que la sociedad da valor. Si a una mujer científica, tecnóloga, ingeniera, la sociedad le diera valor como algo por lo que merece la pena trabajar, habrían más niñas que optaran por estos estudios, pero lo mismo que para que un niño estudie peluquería, por ejemplo.

A día de hoy, ¿sigue siendo el sector de la tecnología un mundo de hombres, o cada vez hay más paridad?

Yo nunca he sentido en mi sector, con mis compañeros, que se discrimina la mujer. De hecho, dentro de las pocas mujeres aún que somos, estamos muy bien valoradas.

¿Se puede decir entonces que dentro de las ingenierías, la informática es la que más ha avanzado en igualdad?

No sé el resto, pero conozco muchísimas empresas en las que uno de los objetivos que tienen es la contratación de mujeres, porque quieren crear equipos paritarios. La verdad es que hay una característica que yo he notado siempre en el sector de la informática, y es que nos encanta innovar, pero no solamente en las tecnología, sino en las relaciones que tiene la empresa para con los trabajadores, y la manera en la que vivimos. Por ejemplo, yo ya implanté hace un año y medio la jornada de cuatro días, y tengo muy claro, que si mi equipo necesita un psicólogo o determinada atención, se lo doy. En general, mimamos mucho a nuestros equipos y eso es lo que he sentido también con el tema de incorporar mujeres, estamos muy preocupados por ser un ejemplo de profesión a la que seguir. Somos un sector que se preocupa muchísimo por las personas, por cómo nuestros trabajadores viven en el día a día. Además, yo pertenezco a una asociación que se llama Adalovedev, presente en toda Canaria, integrada por un grupo de mujeres que trabajan en el sector tecnológico, en profesiones que rodea lo que es el desarrollo de software y nos servimos de soporte para todos los miedos con los que nos vamos encontrando.

¿A qué miedos se refiere?

Al síndrome del impostor que sufrimos muchas mujeres en nuestras profesiones. Es decir, muchas cosas tienen más que ver con las creencias limitantes que nosotros tenemos para con la sociedad, que lo que al final nos ocurre realmente en el día a día. Yo he sufrido y sufro el síndrome de la impostora, cuando alguien me propone un reto pienso, y si no soy tan buena ingeniera, y si mi charla no va a ser tan interesante como la de los demás... Es un síndrome que tenemos en la cabeza muchas mujeres, lo detectas y lo frenas. En la profesión, muchas de nosotras tenemos esa lucha de síndrome del impostor y la lucha contra los estereotipos, que no sé cuanto de guerra personal es nuestra y cuánta de la sociedad.

¿Extendería la celebración del 8M a todo el año?

Las mujeres tenemos muchas cosas todavía con las que lidiar, pero también creo que deberíamos incorporar que los hombres también tienen muchas cosas con las que lidiar. Entonces, yo defendería que cada uno, de manera individual, en su género, pueda exponer libremente las dificultades con las que se encuentra. Ojalá todo el mundo percibiera el feminismo como igualdad, que es lo que realmente es.

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las futuras generaciones de mujeres?

Hay un concepto japonés, ikigai, que puede definirse como la razón de ser, lo que hace que la vida valga la pena ser vivida. Pues esto para mí es fundamental en tu profesión, así que ese es mi consejo, que estudien lo que les apasione, lo que crean que es su vocación, y si al final no lo es, pues no pasa nada, que no tengan miedo a equivocarse.

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