Acoso escolar

Intento de suicidio de un estudiante en Barcelona: "Ni el profesor ni nadie me ayudó ante el 'bullying'"

"Si eres gordo y tienes pluma, no vas a tener buena vida", explica un alumno de FP del instituto Joan Brossa en Barcelona

Joel Coves, estudiante del instituto Joan Brossa que denuncia ser víctima de ’bullying’, el pasado seis de marzo en Barcelona.

Joel Coves, estudiante del instituto Joan Brossa que denuncia ser víctima de ’bullying’, el pasado seis de marzo en Barcelona. / ZOWY VOETEN

Elisenda Colell

Fue un grito desgarrador. Una última llamada de emergencia para que alguien le ayudara a escapar del 'bullying'. El pasado 2 de marzo, Joel Coves, un estudiante del grado superior de Márqueting y Publicidad del Instituto Joan Brossa de Barcelona, decidió quitarse la vida. Se tomó una caja de benzodiacepinas en los pasillos del instituto. "Iba a quedarme fuera, en un rincón del patio. Quería que mi cuerpo quedara sobre las conciencias de mis compañeros y profesores: no me importaba morir", cuenta abiertamente, una vez recuperado. Los Mossos fueron a por él, lo trasladaron al Hospital de Mollet y se salvó. Ha decidido contar su historia a EL PERIÓDICO para que haya cambios en el sistema educativo.

Las heridas de Coves no se ven, pero duelen demasiado. Este chaval de 21 años no ha tenido una vida fácil. A los 16 años su padre falleció. "Y después nos desahuciaron a mi madre y a mí porque nos quedamos sin la ayuda de invalidez de mi padre", cuenta este chico, crecido en Parets del Vallès (Vallès Oriental). En esa época dejó los estudios y entró en una depresión que aún dura cuatro años después. Se tuvo que trasladar a vivir al piso de sus abuelos. Ahí duerme en un colchón en el comedor.

Señalado desde pequeño

En este contexto se ha criado Coves. Dice que apenas tiene amigos y que siempre se ha sentido señalado en la escuela. "Si eres gordo y tienes pluma... no vas a tener buena vida. Siempre me ha pasado, eso de estar solo, de que te elijan el último en el patio, de que se rían de ti...", recuerda.

Pero cuando se sacó el grado medio de FP (con una nota media de 9) y consiguió una beca, pensó que había llegado su momento. "Nunca había salido de mi pueblo, y pensé que en Barcelona, una ciudad más abierta, podría ser yo mismo. Por eso vine aquí a estudiar", explica.

Joel Cobes, alumno del instituto Joan Brossa, este marzo en Barcelona.

Joel Cobes, alumno del instituto Joan Brossa, este marzo en Barcelona.

Este pasado septiembre, empezó el grado superior de Márketing y Publicidad en el Instituto Joan Brossa de Barcelona, en el barrio del Guinardó. "Hoy me arrepiento muchísimo", asegura. "Todo empezó bien, hasta que un día, delante de toda la clase, yo respondí una pregunta del profesor y un chico me dijo 'cállate maricón de mierda'". "Lo que más me duele es que ni el profesor, ni nadie, respondió ni me defendió. Todo el mundo hizo como si no hubiera pasado", denuncia.

Ignorancia y soledad

"En los siguientes días estaba apagado: no hablaba, decidí cerrar la boca. El tutor me preguntó si me pasaba algo y le recordé que me habían insultado. Él me dijo que 'tenía la piel muy fina', que ya tenía una edad... me cabreé mucho y me fui de clase", apunta.

Semanas después, el docente organizó una charla para hablar de lo ocurrido y de los problemas de Joel, con el resto de alumnos de la clase, justo cuando Joel no estaba en el instituto, según la versión del estudiante. "Empecé a recibir mensajes de whatsapp de mis compañeros diciendo que me pegarían, de que qué hago yo acusándoles de 'bullying'...", cuenta Joel.

A día de hoy, los malos tratos no han parado, pero son muy sutiles. "Cuando llego a clase nadie me saluda, me tratan como si fuera invisible. Limpian la silla cuando me levanto, oigo las risitas siempre detrás mío... y nadie quiere hacer trabajos conmigo", lamenta el joven. "Las únicas que me ayudan son las trabajadoras de la limpieza", agradece.

La gota que colmó el vaso

En la clase de inglés, dice, la profesora hace los trabajos con él. "Pero los otros profesores no quieren que haga los trabajos solo", cuenta. Esa fue la gota que colmó el vaso, y que le llevó al intento de suicidio. "El profesor me dijo que ya tenía la asignatura suspendida si no hacía los trabajos en grupo", explica desolado.

Coves, que ya estaba siendo atendido en el Centro de Salud Mental de Adultos (CSMA) de Granollers, llamó a este servicio como urgencia. Pero esa vez no pudieron cogerle el teléfono.Entonces se tomó una caja entera de Ribotril, una medicación que ya tomaba por la depresión. Luego, salió de clase y se compró una botella entera de vino. "Pensé que así me haría efecto".

El caso de Sallent

Después se fue para casa en autobús. Dice que no recuerda nada más, hasta que los Mossos llegaron a su casa y le llevaron hasta el Hospital de Mollet, donde comprobaron que había ingerido las pastillas. Lo trasladaron entonces a la unidad psiquiátrica del Hospital Granollers, donde recibió el alta.

Mientras estaba en la cama del hospital, leyó en EL PERIÓDICO la historia de las dos gemelas de Sallent, una de ellas, víctima de 'bullying', fallecida tras lanzarse por el balcón junto a su hermana. "Por eso quiero contar mi historia. Aquí hay un problema tanto de protocolo, como del profesorado, que no hace nada. Necesito que cambien las cosas, que pase algo", insiste.

Este diario ha tratado de ponerse en contacto con el centro, pero responden que tienen "prohibido" hablar con la prensa. Joel también ha informado de su caso a la Conselleria d'Educació. Desde el pasado 3 de marzo los profesionales de la Unidad de Atención de las Violencias al Alumnado (Usav) se han puesto en contacto con él. El chico explica que este mismo viernes le han recomendado cambiar de centro el curso que viene. "Se siguieron los pasos y coordinaciones establecidos en la 'guía del suicidio' y se acordó un seguimiento individualizado", puntalizan desde el 'departament'.

El Observatori Contra la Homofobia trató de mediar hace meses en este caso. Joel les contó su caso en diciembre, y la entidad se puso en contacto con la escuela para atajar el acoso y trabajar conjuntamente. "Aún esperamos respuesta del centro", reconocen desde el Observatori tres meses después.

Los Mossos de la comisaría de Horta-Guinardó se pusieron en contacto con Joel el lunes 20 de marzo. "Me preguntaron si quería denunciar el 'bullying', ya que, como consta en los informes médicos de Granollers, les llegó el aviso. Pero es que a mí no me han pegado... no creo que sirva de nada", reflexiona el chico.

No estás solo, no estás sola

Si tú o una persona que conoces está pasando por un mal momento, hay profesionales dispuestos a ayudarte. En el teléfono del 112, las personas que trabajan en la Sala de Emergencias podrán atenderte por teléfono las 24 horas y todos los días del año. También puedes acudir a un centro de salud u hospitalario en busca de ayuda. Hay otras asociaciones, como el Teléfono de la Esperanza, que también prestan su ayuda. Puedes llamar al 717 003 717.

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