Medioambiente

El tratado de los Océanos impulsa el santuario de biodiversidad marina en Canarias

El acuerdo para la salud de los océanos favorece el proyecto en la Macaronesia al proteger, por primera vez, ecosistemas en aguas internacionales y profundas

Javier Almunia (d) junto al rector de la ULPGC  Lluis Serra y al catedrático Antonio Fernández en el acto celebrado el pasado Día de los Océanos.

Javier Almunia (d) junto al rector de la ULPGC Lluis Serra y al catedrático Antonio Fernández en el acto celebrado el pasado Día de los Océanos. / Efe

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

El Tratado BBNJ (Biodiversity Beyond National Jurisdiction), conocido como el Tratado de los Océanos o de Alta Mar, impulsado por las Naciones Unidas y aprobado el pasado 4 de marzo -tras más de 16 años de negociaciones sin éxito-, supone un espaldarazo al proyecto del santuario de biodiversidad marina en la Macaronesia -Canarias, Azores, Madeira, Cabo Verde- impulsado por Loro Parque Fundación con el apoyo de las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y de La Laguna (ULL) y el Parlamento de Canarias. «Lo fundamental del tratado es que abre la puerta a poder realizar acuerdos de conservación en aguas internacionales con una base jurídica que posibilita limitar o regular usos, y esto afecta fundamentalmente al océano profundo, a los grandes ecosistemas pelágicos y a los fondos oceánicos más profundos», indicó Javier Almunia, director de Loro Parque Fundación.

Almunia recordó que, hasta ahora, las aguas jurisdiccionales y las zonas económicas exclusivas, donde se han realizado las áreas marinas protegidas, son las que están cerca de las costas de los países, en la plataforma continental, una zona menos profunda y más somera. Sin embargo, los ecosistemas del océano profundo no han estado bien representados en estas zonas protegidas. «En el caso de Canarias, donde no tenemos plataforma continental sino edificios volcánicos insulares, hay dentro de la zona económica exclusiva áreas de océano profundo, pero son bastante limitadas, alrededor de Canarias, y el tratado internacional BBNJ da la posibilidad de extenderlas».

La iniciativa que defiende Loro parque Fundación desde los años 80 protege de la pesca industrial o el tráfico marítimo al corredor ecológico al oeste de las Islas

Una oportunidad que da impulso al proyecto en el que Loro Parque Fundación trabaja desde los años 80, para sentar las bases de un acuerdo internacional para proteger la biodiversidad marina de la Macaronesia. «El tratado de los Océanos puede ser una herramienta muy útil porque va a permitir la protección de las aguas internacionales que están al oeste de Canarias y entre Madeira, Azores y Cabo Verde. En ese corredor ecológico hay una enorme riqueza en especies migratorias de cetáceos y de atunes, por ejemplo, elementos que están muy vinculados a la economía de Canarias».

El tráfico marítimo y la minería en el fondo del mar, son otras de las amenazas que pretende esquivar el futuro santuario de biodiversidad marina en la región macaronésica. «El corredor entre África y Canarias está completamente masificado de tráfico marítimo, es una zona con mucho ruido submarino, potenciales derrames de sustancias que llevan los barcos, accidentes, colisiones... Tiene sentido, por lo tanto, proteger la parte oeste de las Islas Canarias, que está todavía poco utilizada desde el punto de vista humano».

Respecto a la minería submarina, Almunia apuntó la necesidad de una moratoria o un plazo de tiempo para investigar y obtener el conocimiento científico sobre cómo funcionan los ecosistemas del océano profundo, para tratar de interferir lo menos posible con ellos en el caso de que se desarrolle este tipo de minería.

Actividades tradicionales

El tratado de los Océanos plantea crear una red mundial de áreas marinas protegidas que cubra el 30% del océano global para el año 2030, que sean representativas de los principales ecosistemas y estén conectadas. Se conciben como santuarios marinos para proteger hábitats y especies, recuperar la biodiversidad y mantener los servicios ecosistémicos.

Una propuesta a la que se adapta como un guante el proyecto del santuario de biodiversidad de la Macaronesia, dado que la figura que contempla la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), preserva las zonas protegidas de cualquier tipo de actividad industrial como la minería submarina o la pesca industrial, pero sin embargo es compatible con las actividades tradicionales, con una flota pesquera más tradicional como la que tiene Canarias, o con actividades de bajo impacto como puede ser el avistamiento de cetáceos bien ejecutado. «Nuestro objetivo no es crear una zona que sea intocable, que no se pueda utilizar o que no se pueda navegar, sino tratar de mantener las actividades tradicionales pero limitar las actividades industriales sobre todo pensando en la minería submarina y en explotaciones futuras del océano», insistió Javier Almunia.

Los expertos instan a que se cree una moratoria para investigar los posibles efectos de la minería submarina en los ecosistemas

Actualmente el proyecto del área marina protegida en la región macaronésica se encuentra en fase de exposición a nivel nacional e internacional en los organismos correspondientes. Recientemente han contactado con el Ministerio de Transición Ecológica, donde dicha iniciativa ha tenido una buena acogida. «Precisamente nos respondieron con cierto interés, de manera positiva, y nos emplazaron específicamente al tratado BBNJ que se estaba discutiendo en ese momento en la ONU».

El próximo paso que ya planifican es una acción en el Parlamento Europeo para poner en valor, desde el punto de vista político, la oportunidad de realizar esta área marina protegida. «En ese camino de crear una red mundial de áreas marinas protegidas que cubra el 30% del océano global para el 2030, hace falta que estén representadas también áreas protegidas del océano profundo en aguas internacionales, lo cual es una oportunidad para llevar a cabo la propuesta en la que llevamos trabajando tantos años», concluyó el director de Loro Parque Fundación.

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La gran diversidad y la abundancia de especies con interés potencial para las operaciones balleneras comerciales fue la razón por la que las poblaciones de cachalotes de la Macaronesia se encontraban bajo una intensa presión ballenera en los 70. Ese fue la razón inicial para promover un santuario para cetáceos en los 80, antes de que la moratoria de la Comisión Ballenera Internacional y la normativa Europea (1997) y Española (2007) prohibieran su caza y comercio, perseguirlos o molestarlos. Hoy, la abundancia y diversidad de cetáceos en estas aguas las ha convertido en lugares privilegiados para el turismo de avistamiento, y ha florecido una industria, que a priori parecía sostenible y de bajo impacto pero, desde principios del siglo XXI, la ciencia evidencia efectos negativos del avistamiento de cetáceos sobre las poblaciones salvajes. Canarias es uno de los puntos calientes de biodiversidad de cetáceos del mundo, con 30 especies descritas hasta el momento; y la región macaronésica, en su conjunto, alberga el 84% de las especies que habitan en el Atlántico Norte. | M. J. H.

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