Salud

Solo el 17% de hombres van al médico al primer síntoma: tabús y clichés frenan la detección de enfermedades

La Encuesta Europea de Salud en España del año 2020 indica que, teniendo en cuenta el plazo temporal de un mes, casi un 30% de las mujeres ha asistido a consulta, frente a un 21% de los hombres

Muchas veces los hombres acuden al médico cuando la enfermedad está ya avanzada.

Muchas veces los hombres acuden al médico cuando la enfermedad está ya avanzada. / Shutterstock

Patricia Martín

Podría decirse que ser un macho mata. Los estereotipos masculinos asociados al riesgo, la valentía o la fortaleza siguen lastrando a muchos hombres, como ponen de manifiesto las estadísticas. De entrada, los varones tienen cinco años menos de esperanza de vida. Las causas son diversas, pero influye que van menos al médico que las mujeres y cuando acuden, en muchos casos, la enfermedad está ya avanzada. Además, tienen mayor mortalidad prematura debido a que son ellos los que más fuman, beben o consumen drogas. Y, en las carreteras, cometen las imprudencias más graves y representan el 87% de las víctimas al volante.

Pero… ¿Por qué van menos al médico? “Porque tradicionalmente se les ha dicho que ser hombre es ser autónomo, independiente y no mostrar debilidad e ir al médico supone mostrar vulnerabilidad”, apunta José María Armengol, catedrático de Estudios de Género de la Universidad de Castilla-La Mancha. Además influye que la hombría, históricamente, se ha desvinculado de los cuidados y aunque va a alza el número de varones que se preocupan por su estado de salud y, por ende, sobre todo cuando llega la ‘crisis de la mediana edad’, comienzan a hacer deporte o dietas, esta tendencia aún no se traduce en que vayan al médico tanto como las mujeres.

Retrasar la visita al médico frena la detección del cáncer de próstata, colon o testículos, así como enfermedades sexuales o problemas de fertilidad

Los últimos datos oficiales disponibles, de la Encuesta Europea de Salud en España del año 2020, indican que, teniendo en cuenta el plazo temporal de un mes, casi un 30% de las mujeres ha asistido a consulta, frente a un 21% de los hombres. El porcentaje se ensancha en la juventud, en el grupo de 25 a 34 años, con un 23,7% de mujeres y un 14,5% de hombres. El motivo es que los jóvenes tienen menos enfermedades pero también que “tratan de demostrar independencia y no ir al médico es una forma de rebelarse frente a los dictados que ha marcado la madre”, según interpreta Armengol. En la vejez, los porcentajes tienden a igualarse porque los achaques afectan a los dos sexos.

Las revisiones

De forma más reciente, una encuesta impulsada por la compañía de tecnología Merck titulada ‘Hombres, Cáncer y Tabúes’ abunda en esta cuestión y rebela que aunque siete de cada 10 hombres se preocupan ‘mucho o bastante’ por el cuidado de la salud, solo un 17% acude al médico cuando detecta algún síntoma, la mayoría espera a ver si la enfermedad avanza o se soluciona por sí sola o con fármacos de libre adquisición. Además, se someten a menos controles preventivos: un 43% de media frente a un 61% en el caso de las féminas.

En esta diferencia influye que las mujeres, desde muy jóvenes, están acostumbradas a ir al ginecólogo y someterse a las revisiones rutinarias para detectar cáncer u otras enfermedades, mientras que los cribados para detectar cáncer de próstata están recomendados a partir de los 50, salvo que se forme parte de un grupo de riesgo, cuando se adelantan a entre los 40 y los 50 años. Las campañas de concienciación están dando resultados y cada vez más hombres realizan estos importantes chequeos pero aún “persiste cierta vergüenza o tabú”, dado que se requiere un tacto anal, que no es “agradable ni para el paciente ni para el médico” y va contra los mandatos del “macho ibérico”, según explica Juan Manuel Corral, especialista en Urología y Andrología del Hospital Clínic.

“La masculinidad tradicional se define como lo opuesto a la homosexualidad y que un hombre te inspeccione analmente se ve como algo humillante”, abunda Armengol.

El problema es que este tipo de cáncer no da señales y si no se acude a las revisiones puede que se detecte en estado ya avanzado, "cuando ya solo existen tratamientos paliativos, no curativos”, incide el doctor Juan Manuel Corral. Asimismo, no acudir al urólogo o hacerlo demasiado tarde puede agravar problemas benignos, con el riesgo de que acaben en insuficiencia renal o algún cáncer. “Cualquier infección de orina en el varón u orina acompañada de sangre se debe estudiar en cuanto aparece, no esperar a ver si se repite”, avisa el experto.

"El cáncer de próstata no da señales y si se detecta en estado ya avanzado, solo existen tratamientos paliativos"

Juan Manuel Corral

— Andrólogo en el Clínic

Por último, no visitar el urólogo o andrólogo puede tener repercusión en la infertilidad, problema que las parejas consultan habitualmente en ginecología y no en las especialidades masculinas, pese a que en la mitad de las ocasiones es el hombre el infértil o lo son ambos y convendría buscar solución en los dos miembros de la pareja.

La salud mental

También influye que los hombres acudan menos a consulta en su salud mental. Aunque las mujeres sufren más depresión, ellos se suicidan tres veces más, un hecho que los expertos asocian a que un porcentaje de hombres no es capaz de pedir ayuda o expresar sus emociones y, cuando el malestar se hace profundo y grave, recurren a la solución más radical. Las cifras de suicidios en varones indican que hay mucha depresión o ansiedad no diagnosticada.

Para empezar, “muchos hombres ni siquiera somos capaces de escuchar nuestro mundo interior, de detectar si tenemos un problema y si lo detectamos, no lo compartimos con nuestro entorno, sólo ante las crisis grandes y a veces ni eso, lo que dificulta encontrar una solución”, indica Albert Pons, terapeuta especializado en paternidad de la entidad EntreHomes.

Los hombres se suicidan tres veces más, los expertos asocian esta cifra a que un porcentaje de hombres no es capaz de pedir ayuda o expresar sus emociones

“Las mujeres están acostumbradas a compartir qué les ocurre a ellas o a sus hijos pero los hombres no, sienten que es una muestra de debilidad, sobre todo si no saben como solucionarlo, les da vergüenza contarlo”, añade. Ante ello, muchos hombres, en vez de buscar ayuda en su entorno o los profesionales sanitarios, “encapsulan su malestar, hacen como si no existiera y como vía de escape recurren a las adicciones, la obsesión por el trabajo o la agresividad y la ira”.

En este contexto, la citada encuesta de Merck ha detectado que más de la mitad de los hombres (el 52%) admite que la salud masculina continúa siendo un tema tabú en la sociedad y, en consecuencia, ocho de cada 10 cree necesario realizar campañas de concienciación al respecto.

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