Así es la isla de Canarias que sólo pueden visitar 700 privilegiados

En Canarias, existe un pequeño paraíso llamado Isla de Lobos, un lugar que solo pueden visitar 700 personas al día, y donde la estancia máxima permitida es de cuatro horas. Esta medida no es casual, sino una estrategia para proteger este enclave natural de origen volcánico, situado a solo dos kilómetros de Fuerteventura.

La Isla de Lobos, que apenas ocupa 4,7 kilómetros cuadrados, es accesible únicamente por mar. Para llegar, los visitantes deben tomar un ferry desde el puerto de Corralejo, en Fuerteventura. El trayecto dura unos 15 minutos, y el costo para los adultos no residentes es de 17 euros. Aunque el viaje es breve, la experiencia que ofrece la isla es inigualable.

El acceso a la Isla de Lobos está estrictamente regulado. Solo se permite la entrada a 700 personas al día, y cada visitante puede permanecer en la isla un máximo de cuatro horas. Este control estricto se debe a la necesidad de preservar su frágil ecosistema, que incluye playas de aguas cristalinas, perfectas para el buceo y el snorkel.

De origen volcánico, como todas las Islas Canarias, Lobos debe su nombre a las focas monje, también conocidas como lobos marinos, que habitaban sus costas en el pasado. Aunque estos animales ya no residen en la isla, su legado sigue vivo en el nombre de este lugar mágico.

Uno de los mayores atractivos de la Isla de Lobos son sus tranquilas playas, casi desiertas, como La Calera y La Concha. La playa de La Concha, en particular, recibe su nombre debido a su forma, que recuerda a una concha marina. Rodeadas de aguas transparentes, estas playas ofrecen un entorno ideal para quienes buscan relajarse y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro.

Regulaciones y permisos para visitar la isla

Al igual que en otros paraísos protegidos de España, como las Islas Cíes en Galicia, para visitar la Isla de Lobos es necesario solicitar un permiso con antelación. Este requisito es indispensable para embarcar y garantiza que el número de visitantes se mantenga dentro de los límites establecidos para proteger el entorno natural.

Los visitantes deben ser conscientes de la importancia de seguir estas regulaciones. El acceso controlado no solo ayuda a preservar la belleza de la isla, sino que también asegura que futuras generaciones puedan disfrutar de este rincón único de Canarias.

Hallan en la Isla de Lobos dos huevos fósiles de pardela de 2.000 años de antigüedad

Qué hacer en Lobos

A pesar del tiempo limitado que los visitantes pueden pasar en la Isla de Lobos, hay varias actividades que se pueden disfrutar. El buceo y el snorkel son dos de las principales atracciones, gracias a las aguas cristalinas que rodean la isla. Estas aguas albergan una rica biodiversidad marina, lo que hace que la experiencia submarina sea inolvidable.

Además, la isla cuenta con senderos que permiten a los visitantes explorar su paisaje volcánico. Uno de los senderos más populares lleva al faro de Martiño, desde donde se pueden disfrutar de vistas panorámicas impresionantes. Otra ruta recomendada es la que conduce a la montaña de La Caldera, un antiguo volcán que ofrece una perspectiva única de la isla y sus alrededores.

Un paraíso con restricciones necesarias

La Isla de Lobos es un ejemplo de cómo la gestión responsable del turismo puede coexistir con la conservación del medio ambiente. Las restricciones de acceso y tiempo de estancia están diseñadas para minimizar el impacto humano en la isla, asegurando que su ecosistema frágil permanezca intacto.

Para aquellos que buscan una experiencia única y exclusiva en el Archipiélago, Lobos ofrece una oportunidad inigualable de conectarse con la naturaleza en su forma más pura. Sin embargo, es fundamental respetar las regulaciones y contribuir a la preservación de este paraíso.