La odisea de ser joven y emanciparse

Zeneyda Quesada, con 23 años y un contrato de 12 meses de inserción juvenil, dice que le es «imposible» alquilar una vivienda porque, además de los altos precios, le piden más experiencia laboral y un trabajo estable

Zeneyda Quesada.

Zeneyda Quesada. / LP/DLP.

Iván Alejandro Hernández

Iván Alejandro Hernández

A sus 23 años, Zeneyda Quesada consiguió su primer empleo con algo de estabilidad, pero aún ve "imposible" emanciparse de casa de sus padres. Desde diciembre del año pasado trabaja en la Asociación de Discapacitados del Sur de Gran Canaria (Adissur) gracias a las subvenciones de la Dirección General de Juventud del Gobierno regional destinadas a contratar de jóvenes para proyectos de interés público y social. Mientras tanto, confiesa su deseo de independizarse y haber buceado "bastante" en los portales inmobiliarios para alquilar una vivienda con su pareja, sin demasiadas exigencias en cuanto al lugar, pero "te piden tantas cosas... que no da".

Sin siquiera citar el alza de precios de las viviendas, Quesada enumera que para arrendar ve como requisitos contar con una amplia experiencia laboral, un trabajo estable y, en ocasiones, abonar junto a la correspondiente fianza, más de un mes por adelantado. "Aunque pudiese, si lo pago, ¿cómo vivo?", pregunta. Su contrato es de un año de duración, pues las ayudas del Ejecutivo regional están destinadas a impulsar la integración laboral de jóvenes con titulación universitaria o formación profesional a través de convocatorias anuales que pueden solicitar entidades, fundaciones públicas y privadas, asociaciones o federaciones, siempre que no tengan ánimo de lucro.

Pero ni el impulso público para facilitar la contratación juvenil favorece la emancipación. Quesada considera que los obstáculos para alquilar una vivienda para una persona joven son prácticamente insalvables, porque los requisitos que se piden también van aparejados de una cierta discriminación simplemente por su edad. De hecho, tan solo un 20% de la población juvenil en Canarias está emancipada, un dato inflado por la población extranjera residente; además, la mayoría de los que pueden independizarse lo hacen a partir de los 30 años.

Según los últimos datos del Consejo de la Juventud de España, a una persona menor de 30 años que quiera independizarse en solitario no le llega con lo que gana siquiera para poder pagar la totalidad de un alquiler y los gatos de suministros, como el agua y la luz. Tan solo le queda la opción de compartir vivienda y, aun así, los jóvenes se ven abocados a abonar más de su salario neto mensual. En Las Palmas de Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife, supera incluso el 40%.

Además, los requisitos que se exigen para acceder a ayudar que favorecen el alquiler, también excluyen a personas como Quesada. El pasado mes de septiembre, el consejero de Obras PúblicasVivienda y Movilidad del Gobierno de Canarias, Pablo Rodríguez, aseguró que su departamento está desarrollando diferentes medidas como el programa de hipoteca joven, el cohousing o la ayuda a la adquisición de la primera vivienda.

Camino laboral

Por ahora, Quesada ha encontrado su camino laboral como integradora social, sobre todo, trabajando con menores. Hasta diciembre del año pasado, había intercalado algunos trabajos temporales al tiempo que cursaba un ciclo superior de integración social en Santa María de Guía. Recuerda que ejerció a intervalos en el Centro de Internamiento Educativo para Menores Infractores de La Montañeta antes de que le llamaran en Adissur.

Quesada se desplaza cada día desde su casa familiar en Gáldar hasta Vecindario (Santa Lucía de Tirajana) para trabajar en una las sedes de Adissur en el proyecto Capacitando y visibilizando a las personas con diversidad funcional, destinado sobre todo a desarrollar distintas actividades para fomentar la autonomía y la calidad de vida de los usuarios, en su mayoría son menores, y sus familias.

Cartel del proyecto de Adissur: 'Capacitando y visibilizando a las personas con diversidad funcional'.

Cartel del proyecto de Adissur: 'Capacitando y visibilizando a las personas con diversidad funcional'. / LP/DLP

En concreto, el servicio consta de unas cuatro horas de actividades de ocio o de deporte, orientación, apoyo educativo o excursiones. Incluso los sábados llevan a cabo una iniciativa denominada "respiro familiar", que permite a sus allegados poder conciliar con su vida personal. "Al final, hago un poco de todo. Sé que puedo ayudar a la trabajadora social para proyectos o justificaciones porque tengo esa formación para temas de proyectos. Pero también sé que puedo estar con las familias y con los chicos, hacer las actividades y si me tengo que tirar a una colchoneta, sé que lo puedo hacer", relata Quesada.

Aunque reconoce que no tenía muy claro qué tipo de ámbitos quería dedicarse cuando comenzó el ciclo, con sus experiencias pasadas sumadas a la de Adissur, tiene claro que le gustaría seguir formándose en la rama de la atención discapacidad una vez finalice su contrato en diciembre. Lo que destaca, también, es la estabilidad de poder estar un año formándose y trabajando en el ámbito en el que gustaría continuar.

Casi 60 jóvenes con contrato

La Consejería de Bienestar Social del Gobierno de Canarias financió con 1,7 millones de euros a 32 entidades para contratar a 59 jóvenes como Zeneyda Quesada para un total de 33 proyectos dirigidos al ámbito educativo, el emprendimiento, medioambiente, la sensibilización contra la violencia de género o el racismo, entre otros.

Se trata de un contrato en prácticas para personas de entre 18 a 30 años con residencia en las Islas, inscritos en el Servicio Canario de Empleo y en el Sistema Nacional de Garantía Juvenil, que tengan un título universitario o de formación profesional de grado medio o superior. Para este año la convocatoria ha aumentado a 2 millones de euros y la pueden solicitar entidades, fundaciones públicas y privadas, asociaciones o federaciones, siempre que no tengan ánimo de lucro. 

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