Jorge Soler: «El 70% de los usuarios de nuestro dispositivo han abandonado el cigarrillo»
"La nicotina no es inocua, pero la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar es el humo del cigarrillo cuando se quema", asegura el doctor Jorge Soler, médico y Senior Manager de Scientific Engagement de Philip Morris
¿Qué es exactamente el calentamiento de tabaco y cómo se diferencia de los cigarrillos tradicionales?
Pues mira, para entender bien las diferencias, primero debemos entender qué es lo más dañino de fumar. Existe un consenso generalizado entre la comunidad científica de que lo más dañino de fumar es el humo resultante de la combustión del cigarrillo y no la nicotina. Por ello, la clave de las alternativas sin humo es que no se produce combustión. Cuando se enciende un cigarrillo, se quema y produce un humo, que contiene más de 6.000 sustancias químicas de las cuales alrededor de 100 son nocivas o potencialmente nocivas. Ahora bien, los dispositivos para tabaco calentado, lo que hacen es calentar el tabaco, sin quemarlo, liberando un aerosol que contiene niveles medios de sustancias dañinas significativamente menores en comparación con el humo del cigarrillo. Pero debemos ser claros en que, aunque nuestras alternativas avaladas por la ciencia son una mejor opción que el cigarrillo, no están exentas de riesgo y con su uso se inhala nicotina, que es adictiva. Por eso, están pensadas únicamente para adultos que de otra forma seguirían fumando.
Desde Philip Morris se afirma que este tipo de productos son una alternativa «menos dañina». ¿Qué evidencias científicas respaldan esta afirmación?
En Philip Morris llevamos casi dos décadas invirtiendo fuertemente en ciencia e innovación para desarrollar la tecnología sin humo más puntera. Sumamos ya más de 12.500 millones de dólares y contamos con más de 1.500 científicos y expertos que trabajan en nuestros centros de I+D para hacer realidad nuestro objetivo de un futuro sin humo. Todo ello ha derivado en más de 500 publicaciones científicas que respaldan y demuestran el potencial de nuestros productos sin humo en comparación con seguir fumando. Pero, además, cada vez son más los organismos regulatorios de países como Inglaterra, Holanda, Estados Unidos o Alemania que avalan el potencial de estas alternativas. En sus informes, si bien queda claro que estos productos no son inocuos, se reconoce que los niveles de sustancias tóxicas se reducen significativamente en comparación con el humo del cigarrillo y se reconoce su potencial para reducir los efectos negativos de fumar. Por ponerte un ejemplo más concreto, la agencia estadounidense de los alimentos y medicamentos (la FDA) en 2020 autorizó la comercialización de nuestro dispositivo para tabaco calentado con un mensaje de exposición reducida, señalando que: «los estudios científicos han demostrado que cambiar totalmente de cigarrillos convencionales a este producto reduce significativamente la exposición física a sustancias químicas dañinas o potencialmente dañinas».
La principal oposición a esta y cualquier otra forma de consumo de tabaco es cómo puede incidir en los jóvenes. ¿Qué opina sobre esa preocupación como médico de familia?
Entiendo la preocupación, por supuesto. Y en Philip Morris somos muy claros con este tema: nuestros productos sin humo están pensados y se dirigen únicamente a fumadores adultos que de otra forma seguirían fumando. Por ello, los no fumadores y menores no deberían tocar jamás un producto de tabaco o nicotina. Por eso me parece un acierto prohibir todos los sabores atractivos a menores y asegurarnos de que efectivamente existe un buen control en los canales de venta para evitar el acceso al público no intencionado a estos productos, como el caso de los menores. Compartimos esta máxima, pero la verdadera preocupación está en otro lado. Tal y como se refleja en datos del Eurobarómetro de 2024, el consumo de productos sin humo, como el tabaco calentado, es minoritario en nuestro país. En cuanto a la iniciación, el 86% de los fumadores españoles reconoce haber empezado el hábito con cigarrillos tradicionales; mientras que, según el informe de la Comisión Europea, solo un 1% de los españoles afirma que el primer producto que comenzó a utilizar con regularidad fue el tabaco calentado.
¿Los dispositivos de calentamiento de tabaco pueden impedir que una persona empiece a fumar?
No están diseñados con ese fin. Como comentaba antes, están dirigidos únicamente a adultos que de otra forma seguirían fumando. La mejor decisión que puede tomar una persona es no haber empezado nunca a fumar y si ya lo hace, lo mejor es dejarlo por completo lo antes posible.
¿Estos productos logran que la población deje de fumar?
Mi empeño es que las personas fumadoras dejen el hábito, pero muchas de ellas no lo consiguen o no lo quieren hacer a pesar de conocer los peligros que implica para su salud. Y este es el motivo por el que es tan importante la transformación que estamos impulsando desde Philip Morris, apostando por la sustitución progresiva de los cigarrillos por productos alternativos basados en ciencia que sean capaces de reducir la exposición a sustancias tóxicas en comparación con seguir fumando. Según las últimas encuestas del Ministerio, en España hay más del 22% de fumadores adultos. Las políticas de prevención y de cesación no están siendo suficientes para combatir el tabaquismo y es necesario explorar otras opciones innovadoras. Países como Nueva Zelanda, Suecia o Japón ya aplican con buenos resultados esas estrategias de reconocer los productos de menor toxicidad en sus políticas de salud pública de manera complementaria a las políticas clásicas. Dicho esto, estos productos no están diseñados ni dirigidos para aquellos fumadores adultos que quieran dejar de fumar, consumir tabaco o nicotina, pero sí para sustituir el cigarrillo tradicional por una mejor alternativa si van a continuar fumando o utilizando productos con nicotina. Además, seguimos ampliando nuestra cartera con una mayor gama de productos sin humo basados en la ciencia, para alcanzar nuestro ambicioso objetivo de reemplazar los cigarrillos de una vez por todas.
Hace ya varios años que los dispositivos de tabaco calentado están disponibles en algunos países europeos, ¿qué repercusión están teniendo en la salud de las personas fumadoras?
Es necesario realizar estudios a largo plazo y eso requiere de tiempo. Sin embargo, aunque carezcamos de todas las respuestas, la evidencia sí dice y demuestra que esta categoría tiene el potencial de reducir el riesgo en comparación con el cigarrillo tradicional. Lo que vemos es que los países que más progresan son los que combinan proactivamente la prevención y cesación y el impulso de alternativas para quienes no puedan dejar de fumar, con un diálogo transparente entre los diferentes actores y la ciencia como eje de las decisiones.
"Las políticas de prevención y de cesación no están siendo suficientes para combatir el tabaquismo. Hay que explorar otras opciones"
El Ministerio de Sanidad de Grecia, por ejemplo, aprobó un proyecto de ley en 2020 que reconocía la reducción del daño como el cuarto pilar de su plan de acción contra el tabaquismo, junto con la prevención, la cesación y la protección frente al tabaquismo pasivo. Esta nueva ley permite la comunicación de mensajes científicamente fundamentados a los fumadores adultos bajo ciertas condiciones y tras una evaluación científica, abarcando varios tipos de productos sin combustión, así como todos los tipos de riesgo asociado. Además, en 2023 Grecia se convirtió en el primer país de la UE en aprobar propiedades de salud diferenciadas para nuestro dispositivo de tabaco calentado, en comparación con seguir fumando. Esta medida confirma que las alternativas al cigarrillo libres de humo, como el tabaco calentado, pueden jugar un rol importante dentro de las políticas de tabaquismo y generar avances en términos de salud pública. Hay que apostar por estas políticas.
¿Estos productos tienen aún margen de mejora para evitar la exposición total a sustancias nocivas?
La única forma de tener un impacto cero en la salud pasa por no consumir tabaco ni nicotina. Y aunque estemos desarrollando alternativas al cigarrillo que demuestran ser una mejor opción, somos muy claros y siempre advertimos que estos productos no son inocuos. Por tanto, repito: lo mejor que cualquier persona puede hacer es no empezar a fumar nunca y, si ya lo hace, lo mejor es que lo deje por completo.
En determinados aspectos, el Ministerio de Sanidad le ha dado a este tipo de productos la misma consideración que el de otros productos de tabaco. ¿Cree que son adecuadas estas regulaciones?
No, creo que la regulación en sí es necesaria. Como decía antes, estos productos no son inocuos y, por tanto, deben regularse. Pero esta regulación debe tener en cuenta que no todos los productos son iguales y el perfil de riesgo de cada uno en base a la evidencia científica. Si sabemos que la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar está en el humo del cigarrillo provocado al quemarse, la regulación debe penalizar en mayor medida estos productos de combustión. Y, por otro lado, si gracias a la ciencia tenemos productos alternativos sin combustión ni humo que demuestran ser una mejor opción que seguir consumiendo cigarrillos, debemos tratarlos de manera diferenciada. Si tratamos a todos los productos por igual, lo más fácil es que el fumador adulto siga fumando su cigarrillo de toda la vida y no consigamos reducir la tasa de tabaquismo. Estamos convencidos de que los productos libres de combustión van a jugar un papel fundamental en el cambio de paradigma hacia el fin del humo de los cigarrillos. Pero esto no lo podemos hacer solos, es un trabajo conjunto entre autoridades públicas, sociedades médicas y científicas, y por supuesto, la industria y la sociedad. Necesitamos que los reguladores tengan en cuenta la diferencia de estos nuevos productos; y también que los fumadores tengan acceso a información rigurosa sobre la ciencia que los avala para que puedan tomar decisiones informadas.
Algunos expertos aseveran que estos productos podrían ser un método de perpetuar la adicción a la nicotina, ¿Qué dicen las investigaciones que se han desarrollado desde Philip Morris?
Las investigaciones que hacemos desde la compañía se centran en estudiar la reducción del daño asociado al hábito de fumar. Es decir, centramos nuestros esfuerzos en acabar con la combustión, que es lo más dañino y no la nicotina. Alrededor del hábito de fumar existe aún mucha desinformación, como por ejemplo la de pensar que la nicotina es lo más perjudicial. Es una sustancia adictiva, es cierto, y no es inocua, pero la principal causa de enfermedades relacionadas con fumar es el humo del cigarrillo cuando se quema. Es más, la nicotina juega un papel fundamental en las alternativas sin humo, ya que facilita el cambio definitivo a estas alternativas, para que el fumador adulto deje por completo el cigarrillo, que es lo más nocivo.
¿Qué impacto cree que tienen los productos de tabaco calentado en la reducción del tabaquismo a nivel global?
Los datos de los que disponemos en la actualidad desvelan que el cigarrillo electrónico no es capaz de convertir al 100% al fumador y se produce un uso dual combinado con el cigarrillo de combustión. Nosotros lo que buscamos es una reducción de la toxicidad y, en el caso de nuestro dispositivo de tabaco calentado, el 70% de los usuarios lo usan en exclusiva y han abandonado totalmente el cigarrillo convencional. Los datos en ese sentido son muy claros en otros países, pues potenciando las alternativas a los cigarrillos se está consiguiendo que el porcentaje de fumadores baje rápidamente. Tenemos un dispositivo tecnológico de tabaco calentado y evidencia científica que lo avala, ¿por qué no vamos a ofrecerlo a los miles de fumadores adultos que no dejan el hábito?
¿Cuál es el compromiso de Philip Morris respecto a un futuro libre de humo?
Partiendo de una premisa muy sencilla, la de acabar con el cigarrillo, llevamos casi dos décadas reinventándonos para poder ofrecer un futuro libre de humo. Colocamos la innovación y la ciencia como pilares del cambio hacia este futuro sin cigarrillos y estamos viviendo una transformación sin precedentes, cambiando los hábitos de millones de fumadores adultos, que están pasando de quemar el tabaco a solo calentarlo. Y lo hemos hecho porque creemos que es lo correcto. Hemos pasado de ser una compañía manufacturera de cigarrillos a ser una compañía eminentemente tecnológica, con más de 1.500 científicos, más de 3.000 patentes y un 99% de nuestra inversión en I+D, destinada a las alternativas libres de humo. Estamos muy satisfechos de cómo estamos liderando esta transformación en una industria tradicional como es la nuestra. Dejar de vender cigarrillos mañana de manera unilateral no cambiaría nada, pues no estaríamos eliminando la demanda y otros simplemente la cubrirían. Por eso, nuestra transformación tiene mucho sentido, porque en lo que estamos trabajando es en reducir la demanda de cigarrillos a largo plazo. A día de hoy, hemos invertido más de 12.500 millones de dólares en investigación, desarrollo y comercialización de alternativas sin humo, y sumamos ya un 38% de nuestros ingresos netos totales provenientes de nuestro negocio sin humo, lo que nos coloca un paso más cerca de convertirnos en una compañía mayoritariamente libre de humo. Pero, por supuesto, aún nos queda camino por recorrer.
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