TESTIMONIO
El tránsito de una mujer trans, en primera persona
A punto de cumplir los 57 años, Mar Vázquez decidió iniciar su proceso de tránsito. Ahora, cuando física y legalmente es una mujer, relata su experiencia en un libro para ayudar a otras personas trans.
Ágatha de Santos
Para que Mar Vázquez pudiera presentarse y, lo que es más importante, sentirse ella misma, tuvieron que pasar 57 años –para ser escrupulosamente rigurosos, 56 años y 11 meses, puesto que aún no los había cumplido–. En julio de 2022, esta pontevedresa tomó una decisión que llevaba toda la vida posponiendo: iniciar su proceso de tránsito.
Han sido varias las razones por las que Mar esperó tantos años para iniciar su proceso de tránsito, una de ellas, la falta de información sobre la transexualidad y la orientación sexual. Reconoce que tardó en entender cómo podía sentirse mujer y, al mismo tiempo, que le gustaran las mujeres. Tampoco cree que ahora la información sea mayor. "Hay mucha gente que aún hoy confunde identidad de género con orientación sexual y las personas trans provocamos mucho morbo", se lamenta. La muerte repentina de dos personas cercanas y de su misma edad y el hecho de estar ella misma a punto de morir en dos ocasiones mientras buceaba, la animaron a dar el paso. "No podía negarme por más tiempo ser feliz", afirma.
Para salir del armario, eligió el programa de televisión 'Te ha tocado', a cuyas pruebas de selección se presentó con su identidad masculina y en cuyo prímer día de grabación apareció cestida de mujer. No era, ni de lejos, la primera vez que usaba ropa femenina, ya que en la intimidad era frecuente que lo hiciera, desde niña, pero sí la primera vez que se mostraba al público como Mar.
Ahora, con el fin de ayudar a otras personas como ella, mujeres u hombres, comparte su experiencia en "Toda una vida en el cuerpo de un hombre", libro autoeditado en Círculo Rojo y que en las próximas semanas estará también disponible en la plataforma Amazon, según su autora. No es el primer relato en primera persona de una persona trans, pero tampoco sobran los ejemplos y, menos aún, de una persona que inicia el proceso sobrepasada la quinta década de vida.
"Mucha gente te da la espalda o te dice una cosa a la cara y te critica por detrás"
"Espero que mi relato sirva para que otras personas como yo, ya sean hombres o mujeres, sepan que se puede ser feliz. El camino que he tomado no es nada fácil y en él he perdido amistades y familiares, pero a pesar de todas las dificultades ha merecido la pena porque, por primera vez en mi vida, soy una persona plenamente feliz. Ahora me miro al espejo y me gusto y me reconozco", asegura.
En este relato, Mar repasa su trayectoria vital desde su nacimiento hasta hoy, cuando tiene reconocida su identidad de género en el DNI, y detalla los procedimientos médicos a los que se ha sometido, desde la hormonación (bloqueadores de testosterona) a diferentes operaciones: orquiectomía (extirpación de los testículos) para dejar de hormonarse, tiroplastia de reducción de la nuez de Adán, y mamoplastia de aumento. "Fue la intervención que más feliz me hizo porque desde que tengo uso de razón he soñado con tener pechos", afirma.
Asimismo, recuerda que tuvo que aprender a moverse y a expresarse como una mujer, a modular la voz y la entonación, para lo que entrenó durante horas. La transición le cambió hasta la forma de ser y le descubrió emociones que no pensaba que pudiera tener.
Reconoce, incluso, haberse hormonado por su cuenta y riesgo. "Tomé hormonas sin supervisión médica, algo que cuento para que otras personas no lo hagan porque pones en peligro tu vida", alerta.
Su pareja, pilar fundamental
También agradece públicamente el apoyo incondicional de su actual pareja, Marilya –enviudó de su primera mujer–, que ha sido su gran pilar en todo momento. "No di el paso hasta que no estuve segura de que lo aceptaba porque era algo que le afectaba directamente: yo iba a cambiar radicalmente de físico y de cara a la sociedad, ella pasaría de ser una mujer cisgénero a una mujer lesbiana. Además, sin ella no habría sido capaz de llegar hasta aquí", reconoce.
Mar no edulcora en ningún momento el proceso de tránsito, que no sólo supone hacer frente a unos cambios hormonales brutales y a operaciones y postoperatorios no menos duros, sino un desembolso económico importante y exponerse muchas veces al rechazo social. "Mucha gente te da la espalda o te dice una cosa a la cara y te critica por detrás", asegura Mar, que siempre se ha sentido más apoyada y comprendida por las mujeres que por los hombres.
Tampoco es fácil encontrar trabajo para una mujer trans y Mar lo sabe de primera mano. Desde que comenzó su transición, esta ex guardia civil ha trabajado de recolectora, de profesora de buceo deportivo, de panadera y de repartidora haciendo suplencias.
Mujer deportista –estando en la Guardia Civil quedó en segundo lugar en el campeonato de maratón militar del mundo y en tercero entre los españoles en la maratón de Róterdam, con una marca de dos horas, 22 minutos y 46 segundos–, Mar se prepara para volver en breve a la competición, aunque lo hará en la categoría masculina, para lo que ya tiene la autorización por escrito de la federación de atletismo. "Nunca robaré un podio a una mujer porque sé el sacrificio que supone llegar hasta ahí y, aunque yo ya no tengo testosterona, quien tuvo, retuvo. Por eso no me parece justo competir contra mujeres. Prefiero quedar la última en la categoría masculina que la primera en la femenina", opina.
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