Dormir a más de 20 grados: las noches tropicales 'achicharran' las medianías y las cumbres canarias

El cambio climático está detrás de un aumento progresivo de las temperaturas mínimas, que ha sido más brusco en las latitudes altas del Archipiélago

Un hombre bebe agua para tratar de mitigar el calor de la jornada.

Un hombre bebe agua para tratar de mitigar el calor de la jornada. / María Pisaca

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Las noches en Canarias ya no son tan frescas como las que vivieron nuestros padres y abuelos en su niñez. Con el avance del cambio climático en todo el planeta, los termómetros nocturnos en las Islas se han sobrecalentado y han convertido al bochorno tras el ocaso en una singularidad más del clima canario. Las medianías y las cumbres –que han visto aumentar su temperatura mínima dos veces más rápido que las costas– son las más afectadas por este efecto del calentamiento global y también han sido las primeras en padecer las noches más calurosas, las conocidas como noches infernales.

Así se expone en un reciente estudio del grupo de investigación de la Cátedra de Reducción de Riesgos de Desastres y Ciudades Resilientes de la Universidad de La Laguna (ULL) publicado en la revista Theorical and Apllied Climatology, de la editorial Springer Nature, que evalúa la tendencia del Archipiélago a sufrir noches tropicales (en las que los termómetros no bajan de los 20 grados), ecuatoriales (más de 25 grados) y tórridas o infernales (más de 30 grados). La investigación trata de arrojar luz sobre los cambios que ha vivido (y está viviendo) el clima canario desde la revolución industrial, utilizando para ello datos previos y posteriores a esta fecha, es decir, entre 1950 y hasta 2023. De esta manera, el grupo de investigación ha dado continuación a un trabajo previo en el que ya había constatado que un tercio de las noches isleñas sobrepasaban los 20 grados.

Las noches tropicales que antaño suponían un evento extraordinario limitado a las islas orientales y a algunas zonas de costa, se ha convertido en apenas medio siglo en un fenómeno característico del clima del Archipiélago. «Toda Canarias ha vivido un aumento importante de estos eventos desde 1950», revela el geógrafo de la ULL Jordan Correa, autor principal de este artículo, quien insiste en que los cambios empezaron a ser notables a partir de la década de los 70.

Calima en Gran Canaria

La Provincia

«Ya en los 80 se registran noches inusualmente cálidas en Canarias», revela por su parte, el también geógrafo de la ULL Abel López, coautor del artículo de investigación, que expone que la situación ha empeorado rápidamente en los últimos 20 años. «A las noches tropicales se han unido también las ecuatoriales y las tórridas», añade. 

Tropicalización del clima canario

Desde que se fraguara la revolución industrial en todo el mundo, las noches tropicales en las costas canarias han aumentado casi un 70%, pasando de unas 78 anuales a más de 130 cada año. Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura ahora registran el doble (106% más) de madrugadas en las que los termómetros no bajan de los 20 grados. «Estas zonas parten de temperaturas más altas, por lo que es más sencillo que sufran este tipo de fenómenos», recuerda López.

La peor parte de este abrupto cambio, sin embargo, se la llevan las medianías y las zonas de alta montaña. Las medianías viven hoy en día el triple de noches tropicales que hace medio siglo, pasando de acumular apenas unas ocho anuales a casi una treintena. La cumbre, por su parte, ha pasado de registrar una única noche calurosa al año a registrar una media de 17 en la última década, lo que supone un incremento exponencial.

El problema, como indican los investigadores, no solo está en la frecuencia con la que se están produciendo, sino que son más consecutivas, se distribuyen durante todo el año y son más intensas. «Ahora los episodios de noches tropicales pueden prolongarse durante semanas o incluso un mes», revela Correa. En concreto, los científicos han contabilizado hasta 70 días de noches tropicales consecutivas. Una cifra que asciende a 120 días (más de cuatro meses) en municipios como el de Santa Cruz de Tenerife, San Sebastián de La Gomera, Fuencaliente o Las Palmas.

Estas cálidas noches, además, ya no solo limitan al verano. «Pueden suceder durante casi todo el año», insiste el investigador. 

Pero entre lo que más preocupa está la intensidad que están adquiriendo. «Ya no son noches tropicales de 20 grados, sino que muchas veces superan los 22, 23 o 24 grados», destaca el investigador.

De ese aumento de la intensidad nacen las noches ecuatoriales y las tórridas o infernales, que son menos habituales pero, por lo pronto, tampoco están siguiendo los mismos patrones de aparición que las tropicales. En este caso, son las zonas de medianías y alta montaña las más afectadas por este fenómeno. «Estas noches mucho más cálidas sí que siguen estando vinculadas al verano», indica el autor principal. No en vano, la mayor parte de estos eventos siguen muy vinculados a las olas de calor o a los episodios extraordinarios de altas temperaturas

Vientos de alta montaña

Las zonas más afectadas son las medianías de Gran Canaria, La Palma o Tenerife, que han experimentado un incremento exponencial de este fenómeno, pasando de no registrar ninguna noche de este tipo a hacerlo incluso por decenas. «Estas regiones están afectadas por los vientos catabáticos –los que descienden desde la montaña hacia el mar–, que provocan que aumenten las temperaturas nocturnas», resalta Correa. A esto se añade que, durante las olas de calor en Canarias el viento sopla del sur, causando calima y debilitando la acción del alisio. «Las medianías quedan entonces desprovistas de esta capa húmeda que las protege», revela López. 

Llueve en Fuerteventura en pleno agosto tras el calor y la calima (20/08/24)

La Provincia

Este mismo fenómeno está detrás de las noches infernales, que, sin embargo, solo han vivido algunos puntos muy específicos de las Islas. Los ejemplos no nos quedan lejos. En julio de 2023 –el año más cálido desde que hay registros–, con una intensa ola de calor en ciernes, la mayor parte del Archipiélago registró temperaturas de 20 grados durante varios días consecutivos y algunos, como Tejeda y las zonas altas de San Bartolomé de Tirajana, alcanzaron los 30 grados.

Estas noches tórridas eran prácticamente inexistentes en el Archipiélago hasta la década de los 80. Fue entonces cuando las medianías, especialmente aquellas de alta montaña, empezaron a registrar este fenómeno. Desde 2020 se han llegado a registrar hasta 31 noches tórridas en esta zona, un número que ya supera todas las que se vivieron entre 2010 y 2019. 

Más allá de constatar la modificación de las condiciones climáticas del Archipiélago como consecuencia del calentamiento global, los investigadores han querido poner el foco en las consecuencias que el aumento de las temperaturas nocturnas puede tener tanto en la salud de la población como la del propio medio natural. 

Con calor no hay descanso

Y es que, cuando el bochorno no acaba de disiparse con la caída del sol, el descanso se convierte en un verdadero reto. Las noches en las que las temperaturas no bajan de los 20 grados provocan más problemas de salud que cualquier jornada diurna en el que los termómetros superen los 40. «Cuando sufrimos episodios nocturnos muy cálidos durante varios días se produce un debilitamiento psíquico y físico que puede agravar patologías de base e incluso producir una mortalidad temprana», indica Correa.

¿Cuándo llegará la borrasca Garoé a Canarias?

¿Cuándo llegará la borrasca Garoé a Canarias? / La Provincia

Un estudio publicado en 2021 ya correlacionó el impacto de esas noches de calor infernal sobre la salud y concluyó que la mortalidad por causa respiratoria o cardiovascular se eleva un 16% en España cuando la temperatura nocturna no baja de los 25 grados. 

Pero no es lo único. Las noches en las que no refresca también afectan a la vegetación, que no es capaz de humedecerse tras la caída del sol aprovechando el relente en esos días donde la lluvia ni está ni se la espera. En este sentido, López advierte de la necesidad de abordar este fenómeno también desde el punto de vista del riesgo a fenómenos adversos, pues las medianías son, precisamente, «las zonas en las que se producen más incendios forestales». Y el fenómeno de las noches tropicales, ecuatoriales e infernales –unido a la crónica sequía que sufre el Archipiélago– podría alimentar la voracidad del fuego en el futuro.

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