Ciclo de conferencias sobre Economía Azul | Tania Montoto Científica marina en Plocan
Tania Montoto: “Toda actuación en el medio marino debería incluir una parte de restauración”
Doctora en Ciencias del Mar por la ULPGC e investigadora en Plocan, ha abierto el ciclo de conferencias sobre economía azul en la Real Sociedad Económica de Amigos del País con la ponencia titulada 'Soluciones innovadoras para la restauración de los océanos'

Tania Montoto. / Alejandro Quevedo.

¿En qué consiste la restauración de los océanos?
En el reglamento de restauración de la naturaleza, que entró en vigor el año pasado, tenemos una definición fácil, pero también muy amplia. Es el proceso de contribuir activa o pasivamente a la recuperación de un ecosistema. Partiendo de esa definición, en el marco del océano implicaría tener en cuenta el impacto en el medio de cualquier actividad que hagamos en el mar.
¿Qué soluciones innovadoras existen para la restauración de los océanos?
No hay una solución única; hay contribuciones y aportaciones que se están probando o comercializando. Por ejemplo, a la hora de poner una instalación de eólica marina o acuicultura flotante, que el impacto sea positivo, no solo económicamente, sino también para el medio ambiente. Se están probando mediante proyectos como Aquawind, que consiste en colocar bajo el molino flotante infraestructuras que fomenten la biodiversidad. En el caso de la acuicultura, se trata de colocar una especie de jardín flotante bajo las jaulas de peces que aprovechen los nutrientes o desechos, como en tierra, donde se reaprovechen los residuos de una granja para las plantas.
¿Qué ámbitos son más contaminantes en los océanos?
Como grandes oportunidades para aplicar la restauración, tendríamos todas las infraestructuras de acuicultura y de renovables marinas, para que no repercutan negativamente en el medio. Por ejemplo, hay cosas más cotidianas, como la gestión costera. ¿Vamos a seguir ampliando aún más el Puerto de La Luz y de Las Palmas? Vale, pues a la hora de crear un dique, que no perjudiquemos a las comunidades que estén ahí. También las basuras marinas: hay numerosas soluciones que sirven para captar el plástico en las desembocaduras antes de que llegue al mar. Con residuos de la pesca, hay empresas que proponen poner etiquetas a las redes para que, si se pierden, puedan ser localizadas.
¿Qué impacto tienen?
Los efectos son mucho más grandes de lo que podemos imaginar. Quizá nos puede molestar una playa sucia o las aguas residuales, pero no es solo lo que vemos y nos molesta: afecta al agua que bebemos, a las aves marinas… El océano es tan grande y, como siempre ha sido ese gran vertedero, parece que todo se diluye. Pero precisamente al ser tan grande, tiene un efecto mayor sobre nuestra vida en el planeta, desde la climatología hasta las corrientes marinas y la subida del nivel del mar asociada al cambio climático.
¿Qué papel juega la Unión Europea?
El reglamento de la restauración de la naturaleza es europeo, tanto terrestre como marino. Crearon la estrategia Starfish o Estrella de Mar, que incluía cinco misiones a gran escala a las que destinaría muchos fondos e investigación, entre ellas la restauración de los océanos y aguas. Para las investigadoras de Ciencias del Mar ha sido un honor que seamos una de las patas.
En ese marco, ¿cuál es la relevancia de Canarias en la restauración de los océanos?
Canarias tiene mucha presencia en el ámbito europeo a la hora de participar en proyectos de restauración. No solo desde Plocan, también desde las universidades o el Instituto Tecnológico de Canarias. Uno de los principales proyectos en los que estamos involucrados desde Plocan es la Blue Mission Atlantic Arctic, que financia una serie de iniciativas que ayudan a implantar la misión de restaurar los océanos. En concreto, esta impulsa las investigaciones en el Atlántico y el Ártico, pero también hay otras misiones en el Mediterráneo, el Mar del Norte y los ríos.
¿Existe colaboración entre las regiones macaronésicas en este ámbito?
Sí. En Blue Mission colaboramos con el Instituto de Medio Ambiente Portugués, y en Azores con el Fondo Regional de la Ciencia y la Tecnología, que forma parte del gobierno de las islas. A la hora de implantar soluciones, se buscan otras convocatorias. Por ejemplo, dentro del proyecto Faro se harán demostraciones de algunas cuestiones de restauración en Cabo Verde. Hay muchas colaboraciones en la Macaronesia y entre instituciones. Son numerosas las reuniones. Quizá acabamos trabajando en unos cinco proyectos conjuntos, pero intentamos impulsar más de dos docenas.
¿Por qué es importante esa colaboración entre archipiélagos?
Porque Plocan es una infraestructura proveedora de servicios a la investigación. Cada región se especializa en distintos ámbitos: por ejemplo, en Azores son punteros en temas de buceo y alfabetización marina. Es importante colaborar porque estamos unidas por el mismo océano e, incluso, culturalmente. La relación que tenemos con el mar es muy diferente a la que puede haber en la Península, donde pueden estar más centrados en los ríos.
¿Qué tecnologías emergentes tienen mayor potencial para contribuir a la restauración y conservación de los ecosistemas marinos?
Una de las actividades de Blue Mission es desarrollar un catálogo de soluciones para la restauración marina. Se llama Wavelink y está disponible en internet. La plataforma tiene un buscador para buscar soluciones de restauración, por ejemplo, para empresas que quieran implantar su proyecto. En cuanto a soluciones más tecnológicas, por ejemplo, hay un grupo de investigación de Azores que diseñó una especie de robot que puede bajar hasta 1.000 metros de profundidad y grabar. De forma práctica, se arroja desde una barca y va grabando el fondo. También hay una empresa que diseñó para las marinas portuarias una especie de barrera flotante con burbujas para retener la basura ligera, como los plásticos que se quedan flotando en la superficie.
¿Qué investigaciones y actuaciones considera prioritarias en la restauración oceánica?
Creo que es prioritaria la parte más humana, es decir, hacer hincapié en que cualquier actuación en el medio marino incluya una parte de restauración. Más activa o más pasiva, pero que esté. Y que esté es bastante sencillo. Por ejemplo, si una institución quiere hacer un museo submarino, que al menos ponga un sistema de monitorización, como cámaras. Siempre hay que pensar en esa vuelta de tuerca: usar el mar y el espacio que nos da, pero que nosotros también podamos devolverle algo o, como mínimo, monitorizar para estudiar los cambios.
¿Tener más en cuenta la afección al medio ambiente?
Es importante que exista el equilibrio entre lo que hacemos y cómo lo hacemos. Si diseñamos una tecnología, que tengamos en cuenta el medio ambiente o cómo va a afectar culturalmente o incluso a la comunidad. Es un modelo que se llama de las cuatro direcciones, porque tiene la parte mental, la física, la emocional y la espiritual. La mental, que se refiere a la gobernanza y la política, y la física, que hace referencia a la tecnología y la economía, normalmente son las que predominan. No se le da la misma importancia al medio ambiente, la biodiversidad y la cultura. Este modelo, presentado el año pasado en la conferencia de la ONU que se celebró en Barcelona, tiene cada vez más presencia. Lo importante es tener un equilibrio, no solo centrarse en la política y la economía, sino también prestar atención al conocimiento tradicional, la cultura y el medio ambiente.
¿Considera que hay financiación suficiente para desarrollar este ámbito de investigación?
Creo que estamos viviendo una época que tenemos que aprovechar antes de que se nos acabe. Desde que salió la misión de la UE ha sido un lujo poder ser una de las cinco patas de actuación. Es un lujo poder investigar en los océanos y que sea un área prioritaria. Recientemente, se ha abierto una segunda tanda de convocatorias de proyectos. Son muy competitivas, pero al menos hasta 2030 nos van a seguir dando oportunidades para continuar investigando. También tenemos la responsabilidad de hacer evidente la importancia de la restauración de los océanos. Pero creo que ahora mismo somos afortunados.
¿Qué estrategias ve más efectivas para involucrar a la sociedad en la conservación marina?
Creo que debemos tomar como ejemplo a nuestras vecinas, las islas Azores, porque tienen muy integrada la alfabetización oceánica desde las escuelas, algo que también está llegando a Canarias a través de colaboraciones. Por ejemplo, el proyecto de Escuelas Azules, que surgió en Brasil y está muy presente en Azores. Quizá también acercar la ciencia a la ciudadanía con formatos más atractivos, incluso a través del arte, y desterrar el mito de que somos seres aburridos.
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