Canarias estudia la trayectoria y la composición de un asteroide peligroso que podría impactar contra la Tierra en 2032

Una roca de 40 metros de diámetro denominada YR4 que podría impactar en 2032 , obliga a la ONU a activar por primera vez el Protocolo de Seguridad Planetaria

Con ese tamaño, el efecto que podría tener al impactar en la Tierra sería local

Representación artística de un asteroide cualquiera.

Representación artística de un asteroide cualquiera. / ESA

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Canarias ha puesto a disposición de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) todos los recursos –humanos y materiales– para observar y medir el comportamiento del asteroide YR4. Una roca espacial de unos 40 metros de diámetro cuya trayectoria le podría llevar a impactar sobre la Tierra en 2032, lo que ha obligado a la ONU a activar por primera vez el Protocolo de Seguridad Planetaria. 

YR4 tiene un 1,5% de posibilidades de impactar sobre la Tierra, lo que a ojos de la ONU es suficiente como para tomar medidas preventivas y vigilarlo muy de cerca. Aunque, como resume el investigador del IAC, Javier Licandro, también supone que tiene un 98,5% de posibilidades de pasar de largo.  

 Sin embargo, el protocolo existente impone que por cualquier objeto que tenga más de 50 metros y una probabilidad superior al 1% de impactar contra la Tierra, se deben poner en marcha una serie de medidas de precaución. 

La primera medida consiste en activar dos grupos de reacción ante asteroides respaldados por la ONU: la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), presidida por la NASA, y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), presidido por la ESA. Canarias, a través del Instituto de Astrofísica y de sus dos observatorios –el del Teide y el del Roque de los Muchachos– realizará un seguimiento astromético. «Esto nos ayudará a refinar las órbitas y estudiar sus propiedades físicas, por ejemplo, cómo rotan, su tamaño, cómo de rápido giran o qué brillante son las órbitas», insiste, por su parte, Julia de León, astrofísica del IAC y contacto en España de la ESA para NEAS y Defensa Planetaria, así como asesora de planificación de protección civil en caso de que uno de estos objetos llegara a impactar sobre la Tierra. 

«Ahora mismo somos un montón de observadores en casi todos los telescopios desde los que se pueda estudiar el objeto», insiste León, que destaca que todos están «aportando medidas y tomando imágenes para refinar cada vez su órbita y precisar mucho más esta posibilidad». 

Colaboración canaria

Los datos del espectro del objeto tomados por el Gran Telescopio de Canarias (GTC) ya han dado las primeras pinceladas sobre su composición. «Sabemos que está formado principalmente por una mezcla de rocas y silicatos», argumenta León, quien, sin embargo, admite que «no lo podemos precisar mucho». 

En el Observatorio del Teide se está tratando de dirimir su órbita. «Tenemos una aproximación, pero tenemos que refinarla porque puede pasar que finalmente este asteroide no choque contra la Tierra», argumenta Licandro. Ya ocurrió a principios de siglo con el asteroide Apofis. En este caso, algunas observaciones indicaban que tenía un 2,7% de colisionar con nuestro planeta en 2029, pero cálculos posteriores rebajaron esa probabilidad. En el caso de YR4 no parece que vayamos a tener tanta suerte. «Estamos añadiendo medidas y parece que esta probabilidad está creciendo», indica León. 

En concreto, la cumbre tinerfeña está utilizando su telescopio robótico de un metro Transient Survey Telescope (TST). Sin embargo, Licandro espera que en poco tiempo se pueda empezar a observarlo a través de l telescopio de la red Atlas que se instaló en el Teide hace dos semanas. «Este objeto se descubrió a través de otro telescopio de esta red ubicado en Chile», explica. 

En el hipotético caso de que una colisión inminente, las Agencias Espaciales ya han probado con éxito una nave que puede desviar asteroides en el espacio, como la misión DART de la NASA. Y los siete años que quedan por delante para que su órbita pase tan cerca de la Tierra son suficientes como para poder desviarlo con éxito. 

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