Un tratamiento prometedor para abordar la depresión resistente
La estimulación magnética transcraneal es una técnica no invasiva que permite manejar la enfermedad a través de corrientes eléctricas en el cerebro sin apenas efectos secundarios

El doctor Nelson Naranjo muestra el funcionamiento del dispositivo de estimulación magnética transcraneal. / Andrés Cruz
La estimulación magnética transcraneal (EMT) se ha convertido en un tratamiento prometedor para abordar la depresión resistente. Se trata de una técnica no invasiva que utiliza pulsos magnéticos para activar regiones específicas del cerebro asociadas con el estado de ánimo y la regulación emocional. Tal y como han confirmado a este medio fuentes de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, este recurso no se encuentra disponible dentro de la cartera terapéutica del Servicio Canario de la Salud (SCS). Ahora bien, en las Islas ya hay centros privados que han apostado por utilizarlo en sus consultas.
«Estamos ante una técnica muy innovadora en el ámbito de la salud mental porque nos permite tratar una enfermedad mediante el empleo de la tecnología. Gracias a los conocimientos que tenemos sobre los circuitos del cerebro, somos capaces de acceder a ciertas regiones que sabemos que están alteradas y que están generando problemas a las personas afectadas», valora el doctor Nelson Naranjo, especialista en Psiquiatría en el centro Psiquo de la capital grancanaria, donde aterrizó en febrero este novedoso tratamiento.
Pero, ¿cómo funciona? Tal y como explica el facultativo, la herramienta incorpora un dispositivo que genera campos magnéticos a través de una tecnología muy similar a la de las resonancias. De este modo, mediante una bobina que se coloca en el área que se desea estimular, los campos magnéticos inducen corrientes eléctricas en la corteza cerebral, lo que modula la actividad neuronal.
Protocolo
«Para manejar la depresión resistente, tenemos que entrar por el hemisferio izquierdo, en concreto, por la corteza prefrontal dorsolateral izquierda, que actúa como una ventana de acceso al resto de circuitos. No obstante, existen protocolos alternativos», detalla. Así, es posible regular las respuestas neuronales.
Con base en el protocolo estándar, para completar el tratamiento es necesario recibir un total de 30 sesiones. «Los pacientes tienen que venir de lunes a viernes para recibir una sesión cada día. En función del protocolo que apliquemos, la duración de cada una es variable, pero gracias a las nuevas indicaciones, lo habitual es que ronden entre los tres minutos y la media hora», anota el experto.
También existe la posibilidad de aplicar varias sesiones en un mismo día, pero este criterio clínico está sujeto a una valoración exhaustiva de cada cuadro. «Lo más común es que las personas comiencen a sentir mejorías a partir de las 20 sesiones. Una vez se complete el tratamiento, es fundamental administrar ciclos de recuerdo durante un período de seis meses, que se distribuirán en función de la frecuencia que determine cada especialista», apunta el sanitario.
Ventajas
Una de las grandes ventajas de este procedimiento es que los efectos secundarios que se han descrito son escasos. De hecho, según informa el doctor Naranjo, lo más frecuente es experimentar dolor de cabeza y unas ligeras molestias en el cuero cabelludo.
«Los efectos adversos más graves que recogen los estudios son episodios de crisis convulsivas, si bien el riesgo es inferior al 0,1%. A lo largo de toda la formación que he recibido, no he visto ningún caso y mis compañeros tampoco», asegura el especialista, que además recalca que el proceso es indoloro y que no requiere hospitalización.
Entre los pacientes que están excluidos de acceder a esta terapia, figuran las personas que utilizan prótesis auditivas y aquellas que llevan algún tipo de placa metálica en el cerebro con componentes ferromagnéticos. Sin embargo, el elevado perfil de seguridad que han demostrado las investigaciones hacen que sea apta, incluso, para las mujeres embarazadas.
La EMT puede combinarse con los fármacos prescritos por los psiquiatras y con técnicas como la psicoterapia. Tanto es así, que su eficacia aumenta con la integración de esta última. De momento, Nelson Naranjo ha aplicado el tratamiento en dos pacientes que aún se encuentran en fase de completarlo y los resultados están cumpliendo sus expectativas.
«La técnica tiene un grado de evidencia A -el más alto- para tratar la depresión resistente. Es cierto que se puede utilizar también para abordar el TOC y que la FDA ya tiene un protocolo para ello, pero en Europa aún no se ha aprobado este uso», afirma el doctor, quien confía en que con el paso del tiempo «pueda emplearse para otros fines».
La mala noticia es que el tratamiento no está al alcance de todos los bolsillos, pues las 30 sesiones contemplan un precio de unos 4.000 euros.
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