Así es la insignia que vuela: la nueva obsesión tecnológica para los coches de lujo
Un ingeniero malagueño, José María Ortega Hernández, transforma los clásicos emblemas automovilísticos en asistentes voladores que permiten elevar el concepto de coche premium

Lapatente fue presentada en 2024 / Bentley Media

En el mundo del lujo, no basta con tener un coche exclusivo. La verdadera distinción también se esconde en los pequeños detalles, en aquellos que pasan desapercibidos hasta que, de pronto, se elevan y vuelan. Así es como el ingeniero español José María Ortega Hernández con experiencia en Bentley y una mente brillante para la innovación ha diseñado el revolucionario “Flying B”, una insignia que no solo adorna el capó, sino que redefine el concepto de tecnología aplicada a la automoción premium.
Este emblema volador, versión actualizada del icónico símbolo de Bentley, es un dron funcional y autónomo que se despliega desde el capó del coche. Con un peso inferior a los 250 gramos y equipado con cuatro rotores ocultos, este pequeño artefacto ha sido patentado a nivel mundial y marca un antes y un después en la fusión entre diseño, tecnología y funcionalidad.
De simple insignia a asistente aéreo
Lo que hasta ahora era un símbolo decorativo se transforma en un gadget con múltiples utilidades. El “Flying B” puede activarse automáticamente o por control remoto desde el móvil del conductor. Al despegar, es capaz de ejecutar distintas tareas útiles para la conducción o el entorno, como:
- Iluminar desde el aire en caso de accidente nocturno, alertando a otros conductores o facilitando el rescate.
- Guiar al conductor si se encuentra desorientado en entornos poco familiares o con escasa visibilidad.
- Explorar la zona en busca de aparcamiento, adelantándose al vehículo y transmitiendo imágenes en tiempo real.
- Sugerir rutas alternativas, especialmente en caminos rurales o poco transitados.
- Capturar imágenes y vídeos desde perspectivas únicas, ideal para redes sociales, selfies de lujo o incluso funciones promocionales.

Ilustración de la patente / Motorpasión
Diseño elegante, tecnología silenciosa
A nivel estético, el dispositivo no rompe con el diseño del coche. Su apariencia discreta esconde una compleja ingeniería: cuatro rotores retráctiles, luces LED, sensores de navegación y materiales ultraligeros. Ortega ha diseñado el dron en forma de “plinth” (una suerte de pedestal plano) que se oculta por completo en el capó. El resultado es un gadget tan sofisticado como funcional, que despega con un zumbido casi imperceptible.
El sistema está pensado para funcionar en entornos urbanos sin necesidad de licencia especial, ya que cumple con los requisitos de la categoría abierta de vuelo de la normativa europea, al mantenerse por debajo del umbral de los 250 gramos.
¿Cuándo lo veremos en las calles?
Desde Bentley ya se ha mostrado interés en incorporar esta tecnología en modelos futuros. Aunque por ahora no existe una versión comercial, el ingeniero malagueño asegura que el horizonte para su lanzamiento podría estar en 2027. “Lanzarse a patentar algo así conlleva un gran esfuerzo, pero deja claro el compromiso por integrar innovación real en la experiencia del conductor”, afirma Ortega.
La industria del motor, especialmente en el sector de gama alta, ve con buenos ojos esta convergencia entre automoción y aeronáutica. El “Flying B” no solo mejora la experiencia de conducción, también amplía el concepto de lo que puede ser un coche de lujo en la era digital.
Retos legales y uso responsable
Eso sí, volar no es como conducir. El uso de drones en espacios urbanos está sujeto a normativas estrictas. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) recuerda que capturar imágenes en la vía pública debe hacerse respetando los derechos fundamentales: nada de rostros, matrículas o viviendas privadas sin el debido consentimiento. Incluso en el caso de uso personal, el contenido subido a redes sociales debe difuminar la identidad de terceros.
En paralelo, la legislación aeronáutica exige que estos dispositivos cumplan con las limitaciones de altitud, zonas restringidas y protocolos de seguridad aérea.
Una idea global para un mundo premium
Desde su taller en Málaga, Ortega no oculta su ambición: el objetivo es que esta tecnología se implemente no solo en Bentley, sino que inspire a otras marcas de lujo a reimaginar sus diseños funcionales. “Esto no es solo un adorno que vuela. Es un paso hacia una automoción más inteligente, conectada y personalizada”, concluye.
Mientras tanto, el “Flying B” ya es símbolo de una nueva era en la que el lujo no se limita a lo que se ve desde fuera sino también a lo que es capaz de elevarse y tomar el cielo.
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