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La luna casi llena y la calima en Canarias 'desdibujan' las Perseidas en sus noches más activas

La cantidad de meteoros que se podrán ver cae de 50 a 10 por hora, aunque aún habrá posibilidad de pedir deseos alguna estrella fugaz en lugares poco iluminados y con cielos más limpios una hora después de la caída del sol

Lluvia de Perseidas vista desde el Observatorio del Roque de los Muchachos, en La Palma.

Lluvia de Perseidas vista desde el Observatorio del Roque de los Muchachos, en La Palma. / Daniel López (IAC)

Verónica Pavés

Verónica Pavés

Santa Cruz de Tenerife

La luna –llena al 85%– y la presencia de calima van a desdibujar la lluvia de estrellas más famosa del verano: las Perseidas. Las noches de su apogeo –hoy y mañana– se verán truncadas por las predicciones meteorológicas y astronómicas que disminuirán de 50 a 10 la cantidad de meteoros que se podrán ver surcando el cielo cada hora. Pese a los obstáculos, aún se podrá tratar de cazar alguna estrella fugaz en un lugar oscuro–como una playa– o incluso retrasando la observación hasta el próximo fin de semana. 

Así lo afirman los científicos del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), que insisten en que, para evitar el resplandor de la luna, se pueden captar los meteoros "una hora después del anochecer". En esa ventana de tiempo, se podrán ver algunos meteoros durante los momentos de más oscuridad previos a que el satélite haga acto de presencia. 

Evitar la distorsión provocada por la calima será más complicado, ya que la observación de las estrellas fugaces requiere también de un cielo "limpio". En este sentido, las predicciones meteorológicas apuntan a que esta capa de aire sahariano se empezará a disipar a finales de semana, por lo que "lo mejor podría ser entonces esperar un poco más para verlas, porque aún el sábado y el domingo se podrán ver unos 10 meteoros a la hora", indica Alejandra Goded, astrofísica y divulgadora del IAC. 

Y es que aunque el máximo apogeo de este espectáculo astronómico ocurrirá entre el 11 y el 14 de agosto, la lluvia de estrellas comenzó a mediados de julio y se extenderá hasta el 24 de agosto. Esto es el tiempo que tarda la Tierra en atravesar la órbita del cometa Swift-Tuttle, un coloso de 26 kilómetros de ancho –mayor que el que aniquiló a los dinosaurios–, que deja a su paso un reguero de gases, polvo y escombros. Son esos vestigios que el cometa dejó hace siglos, los que ahora iluminan el cielo con estelas color verdoso. 

Una ventana al pasado

Este fenómeno astronómico es una verdadera ventana al pasado. No en vano, las pequeñas rocas que este verano surcan los cielos canarios provienen de una nube de material que se desprendió del cometa en 1900 o incluso en 1800. 

Desde la Tierra, somos testigos del final de la vida de esas diminutas rocas –a veces más pequeñas que un grano de arena– que acaban desintegrándose al entrar en la atmósfera terrestre dejando atrás una brillante estela de color verdoso –debido al magnesio que lo recubre–. 

"Por suerte el cometa y la Tierra no pasan a la vez por el mismo lugar", explica Goded, que recuerda que este titán celeste es 3,4 veces más grande que el que destruyó a los dinosaurios y su impacto sería 20 veces más energético. De hecho, Swift-Tuttle se acercará peligrosamente a nuestro planeta en el año 4479.

 "Y aún así solo habrá una posibilidad entre un billón de impacto", recalca la divulgadora. Pese a que el encontronazo no será hasta dentro de 2.000 años, el cometa sí se aproximará lo suficiente como para poder contemplarlo y estudiarlo a través del telescopio en una fecha "cercana": 2126. "Lo hace cada 133 años, la última vez fue en 1992", recalca. 

El efecto Júpiter

Pese a que su estudio directo no es frecuente, los investigadores sí pueden conocer mucho sobre él a través de sus estrellas fugaces. "Cuando tenemos un año muy activo sabemos que es porque la nube de pequeñas rocas se ha comprimido", explica Goded, que insiste en que esto ocurre como consecuencia del tirón gravitacional de Júpiter. 

"Al pasar cerca de este planeta se comprime, es como si estrecharas una tubería", revela. Esto provoca que la cantidad de meteoros que ‘caen’ a la Tierra sea mucho mayor. Se espera que en un par de años, cerca de 2028, nuestro planeta atraviese una de esas estrecheces y, por tanto, sea un verano de muchas estrellas fugaces. 

La más famosa

Aunque existen muchas lluvias de estrellas durante el año, las Perseidas es una de las más icónicas y reconocibles. El hecho de que ocurra en pleno verano, hace de las perseidas la lluvia de meteoros más popular, y la más fácilmente observable, de las que tienen lugar a lo largo del año. Su vinculación con otras fiestas religiosas, como San Lorenzo y la Asunción de la Virgen, han hecho que cada vez más personas decidan aprovechar para programar estos días una escapada nocturna a ver las estrellas. 

Su coincidencia con la festividad de San Lorenzo (10 de agosto) es la que le confiere otro de sus nombres. Y es que a las Perseidas también se las conoce como Lágrimas de San Lorenzo, debido a aquellos que en la Edad Media y el Renacimiento lo asociaron con las lágrimas que vertió San Lorenzo al ser quemado en una parrilla.

¿Qué hacer para ver las perseidas?

El lugar de observación puede ser cualquiera con tal de que proporcione un cielo oscuro. Es preferible observar desde un lugar que tenga pocos obstáculos para la vista (como edificios, árboles o montañas), y no utilizar instrumentos ópticos que nos limiten el campo de visión. Aunque las perseidas parecen venir de la constelación de Perseo (de ahí su nombre), se pueden ver en cualquier parte del cielo. De hecho, conviene no mirar hacia la constelación de Perseo, ya que las estelas más largas se verán justo en la dirección opuesta. 

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