Ni italiano ni japonés: el nombre canario de la princesa que pasó una prueba a vida o muerte para demostrar su linaje
La sospecha sobre su origen fue tal que tuvo que someterse a la prueba del humo, de la que salió indemne para demostrar su legitimidad

Ico saliendo de la cueva tras superar la prueba del humo / IA
En Canarias, muchos de los nombres que hoy siguen sonando con fuerza tienen su origen en tiempos anteriores a la conquista.
Nombres que han estado envueltos en un halo de mito y de historia, asociados a episodios que la memoria popular ha mantenido vivos durante siglos.
Entre ellos destaca el de una princesa lanzaroteña cuya figura se sitúa en la frontera entre lo histórico y lo legendario. Los filólogos han tratado de descifrar su significado y, según Ignacio Reyes, su raíz podría traducirse como “lívida”, un apelativo que encajaría con la imagen de una joven de tez clara a la que muchos consideraron hija ilegítima del marino Martín Ruiz de Avendaño.
La sospecha sobre su origen fue tal que tuvo que someterse a la prueba del humo, de la que salió indemne para demostrar su legitimidad. Su nombre era Ico, un antropónimo que también aparece en Italia como diminutivo de nombres como Domenico o Federico e incluso en Japón, donde existe un nombre femenino fonéticamente similar aunque de raíz distinta (Ikko).
La historia
El nombre de Ico entra en la tradición escrita a través de la Historia de la conquista de las siete islas de Canaria atribuida a Fray Juan de Abreu Galindo.
En ella se cuenta que a finales del siglo XIV, cuando las aguas del Atlántico empezaban a ser surcadas con más frecuencia por naves castellanas, una expedición al mando de Martín Ruiz de Avendaño recaló en Lanzarote.
Los habitantes de la isla recibieron con recelo a aquellos marineros, temiendo que sus intenciones fueran de conquista. Sin embargo, los forasteros ofrecieron víveres y presentes y el propio Zonzamas, rey de la isla, les abrió las puertas de su corte, brindándoles alimento y descanso.
Pasado un tiempo, los barcos partieron rumbo a otras tierras, pero la huella de su visita no tardaría en hacerse evidente. Nueve meses después, la reina Fayna, esposa de Zonzamas, dio a luz a una niña de cabellos rubios, piel clara (de ahí el supuesto significado de "lividez" propuesto por Reyes) y ojos azules.
Se la llamó Ico, y desde su nacimiento los rumores corrieron por toda la isla: muchos señalaban al capitán Avendaño como verdadero padre de la criatura.
Prueba del fuego
Los años transcurrieron y, tras la muerte de Zonzamas y Fayna, el poder recayó en Timanfaya, hermano de Ico. Su reinado, sin embargo, fue breve: una incursión esclavista castellana lo capturó junto a otros habitantes de la isla, dejando un vacío de poder.
La tradición imponía que el trono pasara a Guanarame, noble con el que Ico había contraído matrimonio. Pero la sombra de la duda sobre su origen seguía presente, y los nobles de Lanzarote exigieron una prueba que determinara su legitimidad.
Aquella prueba fue cruel y simbólica: encerrar a Ico junto a otras tres mujeres en una cueva, sellar la entrada con ramas encendidas y dejar que el humo las envolviera. Solo si sobrevivía podría ser reconocida como hija de Zonzamas y, por tanto, digna de reinar.
Antes de entrar, una anciana llamada Uga, que había asistido al parto de Fayna, le entregó una esponja empapada en agua y le susurró que la mordiera para poder respirar.
El humo llenó la cueva y las horas se hicieron eternas. Cuando al fin la abrieron, Ico emergió como la única superviviente. Había resistido donde las demás habían sucumbido. La isla entera interpretó aquello como señal de su verdadero linaje. Desde entonces, fue reconocida como reina y jamás nadie volvió a cuestionar su legitimidad.
¿Qué significa?
La etimología del antropónimo Ico es incierta. A veces se intenta relacionar el nombre con el topónimo Icod (Tenerife) por mera semejanza formal, pero se trata de una conjetura como las demás.
El historiador y filólogo Juan Álvarez Delgado propone que el antropónimo Ico se vincula con la expresión tuareg ach‑ben‑ico, que significaría “la trasquilada”. Esta interpretación se recoge explícitamente en la entrada sobre Ico en Wikipedia y otras fuentes divulgativas.
Por su parte, el filólogo Ignacio Reyes García (en su obra Nombres personales de las Islas Canarias) sugiere que Ico podría derivar de una forma primitiva i‑qqu, que tendría un significado literal de “náusea” y, en sentido figurado, de “lividez” o "palidez", lo que cuadra con las descripción que de ella se hace.
Aunque son interpretaciones interesantes, ambas deben tratarse como hipótesis lingüísticas o simbólicas, no como evidencias directas de la lengua original guanche.
Referente cultural
La historia de Ico condensa temas universales (legitimidad, identidad, mujeres en el poder, contacto cultural) en un escenario insular de fuerte personalidad.
La prueba del humo es, además, una imagen potentísima: una mujer que, rodeada de rumor y sospecha, sobrevive y convierte la adversidad en legitimidad.
Esa fuerza simbólica explica que su nombre perdure en Canarias como referente cultural y recordatorio de una mujer que sobrevivió a las costumbres de su época.
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