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Delitos

Pornografía y machismo se codean

"La pornografía actual es casi en su totalidad violenta, misógina y representa a las mujeres como objetos sexuales, las escenifica como sumisas y normaliza y hasta erotiza la violencia hacia ellas". Lo avisan expertos consultados por el Gobierno en un momento en que hay niños de 11 años que acceden a esos contenidos.

Una campaña contra la violencia machista en Chile.

Una campaña contra la violencia machista en Chile. / Claudio Reyes / Efe

Carmen Villar

La pornografía va más allá de un entretenimiento audiovisual, como se deduce del dictamen para crear entornos seguros elaborado por medio centenar de expertos para el Gobierno, en el que se advierte que su visionado a edades tempranas "conlleva graves consecuencias", entre ellas, un "aumento del sexismo y de la violencia sexual contra las niñas y adolescentes debido a la normalización del sexo violento hacia ellas". Un estudio realizado por investigadores gallegos y recogido por una revista de referencia internacional confirma el «impacto» emocional y sobre la conducta que puede tener su consumo en la adolescencia. "La pornografía es una máquina devastadora de modificación de conducta. Los adolescentes que consumen de manera regular este tipo de contenidos claramente tienen actitudes machistas y se debería intentar equilibrar la balanza, en estos momentos claramente desequilibrada, haciendo una buena educación afectivo sexual".

Un consumo habitual

Así lo sostiene Antonio Rial Boubeta, profesor de la Universidade de Santiago y experto en adicciones, con y sin sustancia, entre los jóvenes. Es uno de los autores de la investigación "Online pornography consumption, risky behaviors and sexist attitudes in adolescence", publicada en Archives of Sexual Behavior, que recoge los resultados de una encuesta realizada entre 664 estudiantes de 12 a 17 años de ESO, Bachillerato y FP de la provincia de Ourense.

Según el trabajo, casi la mitad de los adolescentes, menores de edad, admite el consumo de pornografía alguna vez en su vida y uno de cada cinco, en el último mes, un dato que revela un «consumo regular», señala Rial Boubeta, y que escala entre chicos y a más edad. ¿Y qué pornografía? El artículo recuerda que, cuando en la pornografía «mainstream», la más consumida, aparecen conductas violentas, la víctima es una mujer en el 97% de los casos y su respuesta a la agresión es "neutral o positiva, rara vez negativa".

Relación entre pornografía y conductas de riesgo

La investigadora viguesa Sandra Sanmartín Feijóo, que desarrolla su labor en la Universidad de Burgos, otra de las autoras del trabajo, resalta este aspecto para matizar que, si bien el estudio ha encontrado "una relación" entre las conductas de riesgo dentro y fuera de internet y conductas sexistas y la pornografía, "tampoco" pueden afirmar que «sea el consumo de pornografía el que está causando esto". "Pero sí podemos decir que existe una relación y aunque no esté causando las actitudes sexistas o las conductas de riesgo, sí forma parte del panorama y del desarrollo de la gente joven y se ha relacionado con cuestiones preocupantes".

Entre ellas, el artículo revela mayor implicación en conductas de riesgo online —desde sexting, activo y pasivo, hasta sufrir chantaje para enviar ese tipo de mensajes y ser amenazado con su difusión, pasando por contactos con extraños, incluso en persona— y fuera de las redes —la no utilización de preservativos, relaciones sexuales en grupo, de las que se arrepienten o sin pleno consentimiento, entre otras— entre los consumidores de porno.

Un modelo cuestionable

"A veces, es la primera experiencia sexual que tiene una persona joven", señala Sandra Sanmartín. De hecho, a ella lo que "más" le preocupa es que "la gente joven pueda estar formando sus primeras impresiones" sobre relaciones sexuales y relaciones personales "a través de la pornografía" ya que, insiste, no solo se trata de un producto con un guion o un maquillaje, como cualquier película de Hollywood, sino que muestra relaciones "descontextualizadas» y «estereotipadas" que no reflejan cuestiones como el «consentimiento». "No necesitas ser quien consume pornografía para ser afectada por ello. Si una pareja sexual la consume, puede impactar al otro en sus expectativas", avisa.

"Tengo cierta preocupación de que no estemos educando lo suficiente y de que sea el porno el que lo está haciendo en nuestro lugar", insiste, preocupación que comparte Rial Boubeta, quien censura que una niña de 14 años "tenga que asumir, no solo como normal, sino como deseable, que le tienen que gustar ciertas prácticas vejatorias y degradantes".

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