Sangre canaria por las venas del nuevo soberano luxemburgués
¿Cómo una gran duquesa de origen cubano y raíces canarias conquistó la realeza de Luxemburgo pese al rechazo de su suegra?

Guillermo de Luxemburgo, con un semblante que podría ser la de un joven de Triana, Schamann, la Isleta o Guanarteme / La Provincia
Miguel Rodríguez Díaz de Quintana
Desde el pasado sábado 4 de octubre Luxemburgo cuenta con un nuevo soberano, por lo tanto, es el actual sucesor en la jefatura del Estado de su diminuto y próspero país. Con anterioridad, el nuevo Gran Duque ostentaba los títulos de príncipe de Nassau y de Borbón-Parma, dignidad esta última que le entra por su tatarabuelo de origen español, Félix de Borbón-Parma.
Pero por donde le llegan al nuevo monarca muchos genes isleños es por su madre, la cubana Maria Teresa Mestre Batista, linaje este último de clara y exclusivo origen grancanario.
Al igual que ocurrió con los ancestros maternos de doña Fabiola de Mora y Aragón, reina que fue de Bélgica, la que fue gran duquesa consorte de Luxemburgo y su familia materna se encuentran desde muy antiguo relacionadas con las Islas Canarias. En el árbol genealógico de costado de la cubana, ocho ramas proceden del Archipiélago, y entre ellas se destacan numerosos apellidos autóctonos de las islas, como Bencomo, Béthencourt, Guanche, Arencibia, Umpiérrez y de la Coba. Su segundo apellido, Batista, es, por la peculiar fonética del habla isleña, corrupción de Bautista, advocación derivada de San Juan Bautista, y es una de las estirpes más extendidas en Gran Canaria al fundarse nuestra ciudad en la festividad del precursor de Cristo, el 24 de junio de 1478.
En nuestra isla se guardan aún algunas de las medallas que se repartieron en el bautizo de la madre de la gran duquesa, doña María Teresa Batista Falla. En la ceremonia cantó la laureada profesora canaria, Lola de la Torre, la más famosa musicóloga isleña. Casada la progenitora de la gran duquesa con José Mestre Álvarez, los cónyuges residieron con sus hijos en Miami, en cuya localidad el matrimonio acabó por divorciarse. El consorte separado inició una nueva relación con otra dama cubana vinculada íntimamente con el Archipiélago canario, Georgina Colina Márquez. Poco antes de fallecer el suegro del ex soberano luxemburgués, anunciaba a los primos de la elegida, los Díaz Saavedra de Morales y Ortiz de Lanzagorta, en el Club de Golf de Gran Canaria, su decisión de contraer matrimonio con su actual pareja. Pero la muerte repentina del suegro real malogró el proyecto nupcial.

Los Grandes Duques de Luxemburgo cuando anunciaron en 2024 que le sucederían en el trono el príncipe heredero Guillermo y su esposa la princesa Stéphanie / La Provincia
El señor Mestre había venido a las Islas Canarias comisionado por una empresa norteamericana para estudiar la posibilidad de instalar una compañía de pesca canario-marroquí, con sede en Las Palmas. Sin embargo, los informes que obtuvo no fueron satisfactorios, ya que se le advirtió de la marrullería de los magrebíes en este tipo de negocios.
Conflictos en la corte luxemburguesa
El matrimonio que en su día realizó María Teresa con Enrique, entonces heredero luxemburgués, amargó de por vida a la gran duquesa Josefina Carlota, madre del futuro contrayente, pues impuesta de las obligaciones de los príncipes y de los sacrificios que muchas veces tienen que asumir en contra de su voluntad, no soportó el desigual enlace de su hijo mayor con la “criolla cubana” o “la pequeña cubana”, como la llamó siempre despectivamente.
Y para más escarnio, se había rumoreado falsamente en la corte del Gran Ducado que la elegida para sustituirla en el trono era nieta del dictador Fulgencio Batista Zaldívar, acusado de huir de Cuba con una gran fortuna amasada por sus conexiones con la mafia americana, especialmente con Lucky Luciano, considerado el padre del crimen organizado.
La propia María Teresa confesaba que su relación personal con su suegra no había sido buena desde que fue presentada como la futura esposa del príncipe heredero, debido a su origen cubano y plebeyo. En las apariciones públicas, ambas simulaban ser cordiales para evitar conflictos y divisiones familiares ante la opinión luxemburguesa.

Los Grandes Duques y sus cinco hijos: Guillermo, Felix, Luis, Alejandra y Sebastián / La Provincia
Incluso, María Teresa le atribuyó a su suegra Josefina Carlota los rumores que circulaban apuntando a que «deseaba volver a Cuba» y que los servicios de seguridad del Gran Ducado «la habían ido a buscar varias veces al aeropuerto». De todo, lo que más le dolía era que le atribuyeran a su esposo presuntas infidelidades.
Cuando en el mes de marzo de 2003 se anunció que Josefina Carlota tenía un tumor pulmonar, y falleció en enero de 2005, su nuera, la “cubana criolla”, subió al trono luxemburgués y demostró ser una excelente soberana, una amante esposa y una magnífica mamá, como suelen ser todas las buenas y sacrificadas madres canarias.
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