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Uno de cada cuatro jóvenes canarios votará a la derecha autoritaria en las próximas elecciones generales

El Instituto de Investigación Social Opina 360 advierte que hay un sesgo masculino en la intención de voto a estas formaciones políticas, ya que los hombres duplican a las mujeres

Una votante en Santa Cruz de Tenerife durante las últimas elecciones generales.

Una votante en Santa Cruz de Tenerife durante las últimas elecciones generales. / Andrés Gutiérrez

Clara Santamaría

Santa Cruz de Tenerife

Uno de cada cuatro jóvenes canarios votará a la derecha autoritaria en las próximas elecciones. Así lo muestran los datos proporcionados por el Instituto de Investigación Social Opina 360, que basa su informe en la intención de voto declarada en los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La entidad, que asocia la derecha autoritaria a los partidos de Vox y Se Acabó la Fiesta (SALF), define como jóvenes a aquellas personas menores de 29 años. Además, los datos se refieren, concretamente, a las preferencias en las próximas elecciones generales.

Ambas formaciones políticas aparecen entre las respuestas a la pregunta ¿A qué partido votaría en las próximas elecciones? En este sentido, los datos recabados se corresponden con la suma de esas dos opciones. Esta unificación de resultados responde, según indican desde el Instituto, a que los votantes de los partidos tienen un perfil similar. «En caso de que SALF decidiera no participar en las próximas elecciones, entendemos que lo más probable es que voten a Vox. Por eso incluimos a ambas formaciones bajo la denominación de derecha autoritaria», añaden.

Situación generalizada

El sociólogo de la Universidad de La Laguna (ULL), Saturnino Martínez, comenta que no se trata de un fenómeno exclusivo del Archipiélago. Pese a que Canarias se sitúa como la segunda comunidad autónoma con mayor voto joven declarado a la derecha autoritaria, con un 25,8%, la tendencia nacional sigue la misma corriente. Castilla-La Mancha ocupa el puesto número uno, con un 10,6% de diferencia con las Islas. Y en el ránking, la tercera posición es para Asturias. Salvo en País Vasco, donde el voto joven a estos partidos representa solo el 7%, el resto de comunidades autónomas presentan cifras superiores al 10%. Estos datos que respaldan la apreciación del sociólogo.

Martínez achaca esta tendencia a varios factores. Por un lado, considera que los partidos tradicionales ofrecen una continuidad a lo establecido, sin grandes cambios. «Mientras, la derecha radical ofrece un nuevo modelo con distintas reglas», aclara. En este sentido, recuerda que, históricamente, los jóvenes muestran un punto más radical que los adultos. «Que los jóvenes tiren a extremos radicales no es nuevo. Sin embargo, la cuestión que hay que plantear es por qué ese viraje hacia la ultraderecha y no hacia movimientos reformistas de otro tipo», apunta.

Machismo y racismo

Por otro lado, considera que hay dos elementos fundamentales que destacan en los discursos políticos de estos partidos. El primero es el machismo. Una observación que guarda relación con otro aspecto que revela el instituto: la existencia de un sesgo masculino en el voto a estas formaciones políticas. De hecho, uno de cada tres jóvenes canarios votaría a la derecha autoritaria. Es decir, el doble que las mujeres jóvenes –cuya representación es del 17,4%–.

Martínez explica que este hecho tiene que ver con la evolución del feminismo en el sistema educativo. «Se ha producido un efecto boomerang. Las escuelas se han esforzado en educar a la juventud en valores de igualdad y han conseguido justo lo contrario», agrega. Una situación que, a su juicio, no debe sorprender. «Ya observamos con la dictadura franquista como se intentó integrar a los jóvenes en el catolicismo y esos mismos chicos fueron los dirigentes de partidos comunistas y socialistas», detalla. Para él, no se ha tenido en cuenta que cuando una figura de autoridad le dice a la juventud lo que debe hacer, este grupo poblacional interpreta que debe realizar lo contrario.

Contradicciones en las aulas

Además, detalla que hay que tener en cuenta que España es una de las sociedades con instituciones educativas más igualitarias. «En muchos casos, las mujeres están incluso en una mejor posición que los hombres. Por ejemplo, está demostrado que los hombres presentan mayores tasas de fracaso escolar». Asimismo, recuerda que el género femenino suele predominar entre el profesorado. A su juicio, los jóvenes interpretan una contradicción entre el discurso y la realidad que viven en las aulas y consideran que no se les cuenta la verdad. «Este puede ser uno de esos motivos que ha propiciado un aumento de actitudes machistas», matiza.

Por otro lado, el sociólogo señala que el segundo elemento que protagoniza los discursos de la derecha autoritaria es el racismo. «Existe un miedo generalizado a lo desconocido y es importante crear espacios o estructuras para disipar esos miedos», cuenta. Aunque para él, sucede lo contrario. «Estamos viendo como estos partidos reivindican problemas sociales cuando los delitos son dependientes del color de piel».

Nuevos medios

Canarias, por su condición, recibe a poblaciones de distintas partes del mundo. «Hemos visto desde hace años que hay una población alemana aquí que nunca ha hecho el esfuerzo por integrarse», relata. En este sentido, considera que cuando el miedo a la migración depende del color de piel ya no es fobia a lo desconocido, sino racismo «puro».

También sitúa a los nuevos medios de comunicación –las redes sociales– como un factor determinante para estos discursos. «Estos grupos intentan instrumentalizar los medios para fomentar ese odio a lo diferente y asentarse sobre estructuras racistas», recuerda.

Libertad de expresión

Para Martínez, el problema actual es que la libertad de expresión se confunde con una baza para mentir sin que haya consecuencias. «Cuando se exponen mentiras o discursos de odio disfrazados de opinión, que además hacen mucho daño a determinados colectivos, parece que no hay consecuencias», explica. Y pone como ejemplo lo sucedido en el mes de julio en La Isleta, Gran Canaria, cuando un joven marroquí de 20 años fue detenido tras ser acusado de prender fuego a una joven de 17 años –que terminó con quemaduras en el 95% de su cuerpo–.

«Resultó que el chico solo la estaba ayudando y fue a prisión. Hasta que ella no se recuperó y aclaró que el fuego no fue intencionado y que la había rescatado permaneció tiempo en la cárcel», explica. Y agrega que Vox se encargó de realizar manifestaciones que criminalizaban el acto. «Mintieron y propagaron odio y no ha habido consecuencias», concluye.

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