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Causó psicosis en Gran Canaria

Miguel Ángel M. R. es con toda probabilidad el mayor violador en serie que se ha conocido en la historia de España. Desató una psicosis sin parangón en Gran Canaria y, aunque a su furgoneta blanca se la llegó a relacionar con las desapariciones de Sara y de Yeremi, nada ha podido concretarse finalmente. Todo apunta a que el suyo es ya un caso prácticamente cerrado.

Causó psicosis en Gran CanariaANDRÉS CRUZ

A Miguel Ángel M. R. lo detuvo la Policía Nacional el 11 de octubre de 2008 en la calle Donante Altruista de la capital grancanaria. Luego lo condujeron a su domicilio del barrio de La Feria, concretamente en Lomo del Chinche, donde los agentes realizaron un registro exhaustivo que se saldó con la intervención de abundante material pornográfico.

Pero los datos más escabrosos de la historia de este presunto violador en serie llegaron apenas pocos días después, cuando el detenido pasó a disposición judicial y el juez Tomás Martín le imputó siete delitos: agresión sexual, detención ilegal, coacciones, amenazas, contra la integridad moral, robo e intento de homicidio a una de sus víctimas, por lo general mujeres con edades comprendidas entre los 22 y los 40 años.

Y es que los investigadores sospechaban que el imputado, conocido en los círculos policiales como el violador de la furgoneta blanca, pudo cometer más de 50 agresiones sexuales en los últimos años, la mayoría de ellas en Gran Canaria, pero también en Fuerteventura, isla en la que Miguel Ángel vivió durante un año.

Por ello se ordenaron pesquisas para esclarecer violaciones denunciadas hasta seis años atrás, se encargó al Instituto de Medicina Legal el cotejo de centenares de muestras de ADN y una veintena de víctimas identificó a Miguel Ángel en diferentes ruedas de reconocimiento como la persona que las había agredido. Es probable que las identificaciones de las mujeres violadas haya aumentado desde finales de octubre, pues la instrucción de la causa ha continuado prácticamente hasta el día de ayer, cuando, sobre las tres de la tarde, las autoridades encontraron ahorcado en los baños de Salto del Negro al acusado. El juez había decretado su ingreso en prisión tres meses antes.

Los investigadores consideraban a Miguel un tipo violento, que siempre actuaba de una manera similar. Primero reclutaba a sus víctimas en bares de copas y luego las llevaba hasta los descampados del norte de Gran Canaria para cometer las agresiones. Al principio en una furgoneta blanca, que por ese entonces desató la psicosis en varios pueblos de la Isla, y después en un Opel Corsa, pues Miguel cambió de vehículo cuando comenzaron a parecer en los medios de comunicación las noticias sobre el violador de la furgoneta blanca. En el furgón guardada un cuchillo de grandes dimensiones, un destornillador y una barra de hierro con los que amenazaba supuestamente a las mujeres que se le resistían.

Precisamente fue la utilización del Opel Corsa la pista que llevó a la detención de Miguel Ángel, quien también recurría a prostitutas para perpetrar las agresiones. Una de ellas, de origen africano, le robó las llaves del coche y se las entregó a la policía, lo cual sirvió para identificar a su propietario. Ambos pactaron un servicio sexual que su agresor decidió no pagar. La mujer logró escapar con las llaves después de ser violada. Por las llaves se localizó al coche.

Esto ocurrió meses antes de la detención, pero la primera denuncia contra Miguel Ángel se remonta a 2005. Entonces abusó de una turista y se elaboró un retrato robot, que a la postre sirvió para identificarle.

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